Tras la conclusión del servicio de Musaf la novia camino aferrada al brazo de su padre desde la sección femenina de la sinagoga hacia la masculina y se paró frente al arca sagrada. El arca se abrió y la joven comenzó a recitar los versículos de “Shemá Israel” y “Eshet Jail” (“Mujer Virtuosa”, último capítulo del libro de Proverbios). Tras recitar los versículos el rabino la cubrió con su talit y la bendijo con la bendición de los hijos en su versión especial para Bat Mitzvá: “Aquél que bendijo a nuestras matriarcas Sará, Rivká, Rajel y Leá que bendiga a la joven…hija de… que llegó a la mayoría de edad. Padre celestial, protégela y cuídala, líbrala de cualquier enfermedad o desgracia, que sus padres se regocijen con ella y que halle gracia ante Dios y las personas, y que se cumpla en ella el versículo “la mujer temerosa de Dios será alabada, que disfrute del fruto de su labor y que sea públicamente admirada por sus acciones. Amén, sea esta Su Voluntad“.
No se trata de una boda sino de una ceremonia de Bat Mitzvá en la sinagoga ortodoxa de Florencia-Italia, donde tuve la oportunidad de pasar el Shabat pasado. La ceremonia italiana de Bat Mitzvá es de las más singulares que he presenciado en la diáspora judía. Es rica en significación y además procura integrar a la joven en la vida comunitaria y preceptiva, reforzando así su identidad y cerrando en determinada forma la brecha existente entre las ceremonias de Bar y Bat Mitzvá. Como es sabido, la ceremonia de Bat Mitzvá no existió hasta mediados del siglo XIX y se incorporó a las comunidades judías en general y las italianas en particular en el marco del proceso de emancipación y de búsqueda de reforzamiento educativo de las jóvenes judías. Tal como escribió el Rabino Iejiel Yaakov Weinberg (1884-1966), quien fuera el decano de la escuela de formación rabínica de Berlin y autor del libro de responsa “Sridei Esh” : “La recta razón y el deber pedagógico indican que se debe celebrar también un rito de pasaje para las jóvenes que llegan a la edad de cumplir mitzvot, y la discriminación existente entre varones y mujeres a la hora de celebrar su mayoría de edad afecta negativamente los sentimientos de estas últimas, quienes en otros ámbitos de su vida disfrutan ya de los beneficios de la emancipación” (Sridei Esh III 93).
El testimonio más antiguo de celebración de Bat Mitzvá en Italia se remonta al año 1844 en la ciudad de Verona. El Rabino Itzjak Pardo de Padua (1784-1855) solía también celebrar ceremonias de bat mitzvá, y rapidamente esta práctica se extendió a otras localidades tales como Ancona, Boloña, Milán, Turín, Venecia y Roma. Generalmente, acostumbramos a considerar a la primera ceremonia colectiva de Bat Mitzvá a la realizada en Alemania por el Rabino Yaakov Atlinger (1798-1871, de los líderes de la ortodoxia en Alemania, autor del libro “Aruj Laner” y maestro del Rabino Azriel Hildeshaimer) en Altuna en el año 1867. Sin embargo, aparentemente, esta ceremonia fue llevada a cabo por orden del gobierno danés que regía esa área y tenía por finalidad examinar los conocimientos de las jóvenes que cursaban estudios religiosos judíos. Otros consideran que la ceremonia de Bat Mitzvá tiene su origen en el movimiento reformista del siglo XIX bajo la influencia de las ceremonias de pasaje protestantes. De todas formas, parecería ser que las comunidades judías italianas se anticiparon a las demás en la celebración del Bat Mitzvá, tanto en tiempo como en forma.
La ceremonia original que se celebró en Italia fue colectiva. Unos meses antes de cumplir los doce años, las jóvenes judías italianas comenzaban a estudiar Torá y halajá con el rabino comunitario. En Shavuot o en el primer día posterior a la celebración se reunían las jóvenes en la sinagoga comunitaria vestidas de blanco y con coronas de flores sobre sus cabezas. Marchaban en fila e ingresaban a la sinagoga al son del coro hasta que se formaban frente al arca sagrada abierta. El rabino de la comunidad las examinaba en sus conocimientos judaicos y éstas debían sacar a relucir lo estudiado, amén de recitar. versículos y plegarias en hebreo para de esa forma demostrar su madurez y su compromiso con el judaísmo. Al concluir la ceremonia el rabino bendecía a las jóvenes con la “bendición de las hijas”. Hace cuestión de treinta años en Italia la ceremonia colectiva cedió el paso a la individual. Esto obedeció por una parte al descenso en el número de las jóvenes y por la otra en virtud de críticas que se le formularon a la ceremonia grupal.
En los años en los que fungí como rabino de la ciudad de Turín tuve oportunidad de acompañar a numerosas chicas en su ceremonia individual de Bat Mitzvá. Debo confesar que a pesar de los años que ejercí el Rabinato en diferentes sitios del mundo las ceremonias italianas me resultaron novedosas. Sin embargo, rápidamente aprendí a conocerlas y a disfrutarlas. Sin entrar en el tema de cuál debe ser el rol de la mujer en la sinagoga, el modelo italiano de ceremonia lleva a que las niñas estudien, preparen un discurso sobre temas tradicionales y refuercen así su identidad judía al llegar a la Bat Mitzvá.
Paso a describir brevemente el orden y el contenido de la ceremonia en las distintas comunidades italianas. Esta comienza con el rezo de Shajarit de Shabat. Al igual que en una Bar Mitzvá el padre, los familiares y los amigos de la homenajeada suben a la Torá y cada uno de estos adiciona una bendición especial. Por supuesto que también el padre de “la novia” pasa a la Torá y bendice. Ancianos de las comunidades de Roma y Turín me comentaron que, hasta hace unas décadas, cuando el padre de la Bat Mitzvá era llamada a la Torá su hija bajaba del “ezrat nashim” o sitio de las mujeres y le acompañaba subiendo con él y manteniéndose a su lado cuando este recitaba las bendiciones. Sin embargo, la parte central de la ceremonia de Bat Mitzvá se lleva a cabo después de concluido el servicio de Musaf. Al finalizar el rezo, tras recitarse “Aleini Leshabeaj” el rabino invita a la homenajeada a ingresar a la sinagoga. Esta no hace su ingreso discreta u ocultamente sino que todo el público se pone de pie para recibirla y tanto el cantor litúrgico como el coro entonan la canción “Baruj Habá Beshem HaShem Berajnujem Beshem HaShem” (“Bienvenido en el Nombre de Dios, sé bendito en el Nombre de Dios”). Es difícil de describir la emoción que embargan tanto a la joven como a sus padres cuando esta es invitada a ingresar al centro de la sinagoga.
La muchacha se para en el sitio desde el cual el rabino suele hablar a la comunidad y pronuncia desde allí su discurso de Bat Mitzvá que preparó por sí misma. Una vez concluido el discurso de la homenajeada es turno del rabino de hablar sobre la parashá y vincular su contenido con la alegría que se celebra. A lo largo de los años en que me desempeñé como rabino en Italia solía leer el discurso de la Bat Mitzvá y redactar el mío como respuesta al suyo y de esa forma su discurso pasaba a ser el principal y el mío el secundario.
Al finalizar los discursos el rabino y la Bat Mitzvá se acercan al arca sagrada, su padre y sus tíos son invitados a abrirla para que la joven recite versículos y plegarias que aprendió y preparó para la ocasión. Normalmente recita “Shemá Israel”, a veces lo declama y otras lo lee con la entonación tradicional de la lectura de la Torá, “Ashrei Ioshvei Beiteja” (Salmo 145) y “Eshet Jail” (Último capítulo de Proverbios) y culmina con una plegaria en italiano que suelen recitar tanto los “bnei” como las “bnot” mitzvá junto al arca sagrada y que dice lo siguiente:
“Bendito seas Tu nuestro Dios rey del universo que me has prodigado todo lo bueno, me has dado vida y me trajiste a este momento en el cual acepto públicamente el cumplimiento de Tus preceptos, HaShem, HaShem, Dios misericordioso e indulgente, de gran paciencia, bondad y verdad, he aquí que hoy comienzo a avanzar hacia tu Santuario con temor reverencial para sumarme a tu heredad. Aunque solo soy una joven y carezco de palabras ante Tu solemne trascendencia… ayúdame a transitar por Tus caminos con mi corazón íntegro y mi alma deseosa para actuar con rectitud y generosidad. Dame fuerzas y tenacidad para ser de una de entre Tus siervos que a Ti se apegan, para publicitar en el mundo Tu elevado y maravilloso Nombre, entonces la tierra se colmará de Tu conocimiento y Tu morada será casa de oración para todas las naciones. Bendito seas Tu HaShem, enséñame tus estatutos” (Bendición de la Bat Mitzvá versión Turín).
Sin embargo, la ceremonia aún no concluye, en Italia se acostumbra que el rabino bendice a menudo a la comunidad, sobre todo en eventos familiares y en las fiestas judías. En Pesaj, Shavuot y Sucot se acostumbra que el rabino bendice a todos los niños con “birkat haieladim”. En la ceremonia de la Bat Mitzvá el rabino extiende su talit sobre la homenajeada (según la costumbre italiana se colocan las puntas del talit sobre la cabeza de la joven) y recita la bendición de los hijos. Esta bendición es entonada con una melodía particular que emociona profundamente a todos los presentes. Durante el recitado de esta los padres de la niña se encuentran a su lado y extienden sus manos sobre su cabeza para agregar su propia bendición a la del rabino. En ciertas comunidades se acostumbra a arrojar caramelos sobre la “novia” y cantarle “Mazal Tov”. Una vez finalizada la ceremonia el público es invitado al kidush y a un brindis en honor a la nueva adulta.
En las últimas generaciones se percibe un notorio esfuerzo por parte de las autoridades rabínicas en cuanto a establecer ceremonias y contenidos acordes con la tradición judía que permitan señalar el compromiso que las jóvenes judías asumen de cumplir con los preceptos del judaísmo. En el modelo italiano vemos un interesante intento de incorporar a la joven a la vida sinagogal y comunitaria al tiempo que procura equiparar las ceremonias de los varones y de las mujeres. En mi opinión este tipo de ceremonia no se originó en ninguna corriente feminista revolucionaria ni por influencia del movimiento reformista que nunca tuvo presencia en Italia sino en virtud de una necesidad real de reforzar la identidad y la educación judía de las jóvenes italianas.
Por Rabino Eliahu Birnbaum