Bendiciones a parejas y familiares no judíos

¿Qué debería hacer el rabino de una comunidad de la diáspora en un caso como este?

Al momento de abrirse el Arca Sagrada en una sinagoga sefaradí y al concluir la lectura de la Torá en una ashkenazí se acostumbra a recitar una plegaria por la mejoría de todos los enfermos y enfermas del pueblo de Israel. Según la usanza sefaradí se recita “Dios por favor sánalo, Dios por favor sánalo, Dios por favor sánalo, cúralo, dale fuerzas, robustécelo y devuélvele su anterior vigor, que sea esta Tu voluntad y todos diremos Amén”; y según la ashkenazí: “Quien bendijo a nuestros ancestros Abraham, Itzjak, Yaakov, Moshé, Aharón, David y Shlomó; Sara, Rivka, Rajel y Lea, bendecirá y sanará al enfermo fulano hijo de mengana… le enviará pronto curación completa desde el cielo a sus 248 órganos y 365 tendones y articulaciones junto a los demás enfermos del pueblo de Israel, le concederá salud espiritual y física…”.

En estos momentos, se acercan al Arca Sagrada o a la tarima donde se lee la Torá todos aquellos que tienen un familiar enfermo y piden por su mejoría. El momento en el cual el encargado de la sinagoga (“gabai” o “shames”) anuncia que se habrá de recitar la plegaria por los enfermos (“misheberaj”) es uno de los más emocionantes del servicio ya que es cuando los presentes claman los nombres de sus seres queridos para sumarlos a la oración expresando así el anhelo por su recuperación. En esta plegaria se revelan y manifiestan la preocupación y la responsabilidad que se asume por el prójimo y su bienestar tanto físico como espiritual.

Hete aquí que en una de las sinagogas de la diáspora en las que recé recientemente, me tocó presenciar que uno de los asistentes al rezo pidió una plegaria de pronta mejoría para su novia llamada “María hija de Cristina”. El rabino conocía bien a quien formuló la petición y ésta le sorprendió de sobremanera. Balbuceando le dijo: “pero tu novia no es judía…”, a lo que el muchacho le respondió: “Lo sé, pero tuvo un accidente y siento la necesidad de rezar por su mejoría, no le pido que nos case sino solamente que recite la plegaria para que se recupere, y ¡ella misma me pidió que se lo solicite!”.

¿Cómo se debe actuar en un caso como este? ¿Se puede orar por la mejoría de la novia gentil de un muchacho judío? ¿Se puede rezar por la mejoría de la esposa gentil de un judío? ¿Acaso es la forma correcta de acercar al muchacho judío a la sinagoga y evitar que se aleje de ella?

Este caso, sin duda, expresa las características singulares de la existencia judía en la era postmoderna, acechada por peligros y riesgos al tiempo que plena de posibilidades y desafíos. La vida judía contemporánea no es para nada sencilla y sus componentes no son obvios o naturales tal como lo era en el pasado. Hoy día, la vida judía está basada en la posibilidad de elección del individuo. En muchas de las comunidades de la diáspora judíos casados o ennoviados con mujeres gentiles asisten asiduamente a la sinagoga en Shabat para así, mediante la inmersión en la experiencia del rezo comunitario, mantener el vínculo con la tradición ancestral. Hasta hace algunas décadas esto no ocurría pues cuando un judío desposaba una mujer gentil, de hecho estaba optando por alejarse de la comunidad y del pueblo de Israel. Sin embargo, hoy en día vemos que a ojos de las personas involucradas existe la posibilidad de conciliar ambos mundos. Es posible asimilarse y al mismo tiempo mantener una identidad judía, es posible vivir con una pareja gentil y asistir cada Shabat a la sinagoga e incluso cuidar en la casa las reglas de la kashrut. En el pasado existía una correlación entre la asimilación, o sea, la pérdida de identidad judía y la exogamia o matrimonio con un gentil, empero, en nuestra sociedad post moderna es posible mantener diferentes identidades y abrazar diferentes verdades simultáneamente. Aparentemente, se puede mantener una identidad judía junto a una pareja gentil sin mayores contradicciones (por supuesto que no veo en esta situación algo recomendable o ideal, simplemente describo una realidad frecuente en el  mundo judío).

El Talmud en el Tratado de Guitín (61(A)) nos enseña: “se da limosna a los indigentes gentiles al igual que a los judíos, se visita a los enfermos gentiles al igual que a los judíos, se entierra a los muertos gentiles al igual que a los judíos en aras de mantener una convivencia pacífica” (“mishum darkei shalom”). El Talmud entiende que existe una necesidad de mantener relaciones justas e igualitarias entre judíos y gentiles en todo lo referente a lo asistencial y al bienestar social “en aras de una convivencia pacífica” por lo que se visita al gentil durante su enfermedad.

El Rav Ovadia Iosef fue consultado si se permite a un converso rezar por la salud de su padre que yace agónico, y este respondió:

“Según lo antedicho es claro que si los padres del converso son musulmanes y están enfermos se permite que rece por ellos para su pronta mejoría ya que no son idólatras. Se puede también decir que si sus padres son cristianos, por lo que agregan a la fe en el Dios único, otras figuras, no se los considera idólatras ya que los Ba´alei HaTosafot comentaron en el Tratado de Sanhedrín 63(B) que los hijos de Noaj (las naciones) no fueron advertidos respecto de la prohibición de creer en otras entidades además de en Dios por lo que está permitido orar por ellos… y por lo tanto corresponde orar por él ante HaShem en cuyas manos se encuentran los destinos de todos los seres vivientes, y si el gentil en cuestión no es digno de una pronta mejoría Dios hará lo correcto ante Sus ojos y no se debe prohibir esta plegaria bajo ningún concepto. Menos aún se debe de prohibir si el gentil es quien pide que se ore por su salud ya que ello es una muestra clara de que cree en HaShem y entiende que no hay nada imposible para Él, por lo que se puede rezar por esta persona”. (Responsa Iabía Omer VIII Oraj Jaím 38).

El Rav Ovadia Iosef, tal como es habitual en su filosofía halájica, encuentra un camino digno y apropiado para permitir que se rece por la salud de padres no judíos tanto se trate de musulmanes como de cristianos. Además, él ve un mérito especial en el hecho de que el gentil es quien pide ser bendecido mediante una plegaria judía lo cual manifiesta claramente su fe en el Dios de Israel aunque no pertenezca a nuestro pueblo. De esta respuesta se puede aprender respecto de nuestra pregunta inicial y entender que no hay prohibición de orar por la salud de un familiar no judío, y en mi opinión, hacerlo tiene la ventaja de reforzar el vínculo del judío que ora a su tradición.

Considero que en dilemas de este tipo debemos contemplar la totalidad del panorama que se nos presenta y sopesar posibles beneficios frente a perjuicios así como también tomar en cuenta el sentir del judío que pide una plegaria para su pareja gentil. A pesar de lo complejo y delicado de la situación en la cual un rabino recita una plegaria por la esposa gentil de un judío, no veo en ello una aprobación general de la situación familiar de este ni una conciliación a posteriori con la exogamia. Por otra parte, si no se respeta a la pareja gentil del judío así como también sus sentimientos y pedidos, podemos provocar su alejamiento de su tradición milenaria.

Por Rabino Eliahu Birnbaum