Bulgaria, Sofía

¿En qué país vivió Rabi Yosef Caro durante 20 años en su camino de España y Portugal hacia Tzfat? ¿En qué país de Europa los ciudadanos locales cuidaron a los judíos y por tal razón no hubo allí shoá? ¿En qué ciudad se encuentra el tercer Beit Kneset más grande de Europa? ¿En qué ciudad se encuentran un Beit Kneset, una mezquita y una iglesia situados uno al lado del otro, formando un pequeño triángulo? ¿En qué ciudad fue escrito el libro Pele Ioetz por Rabi Eliezer Papo? ¿Qué ciudad es llamada en Griego con una palabra cuyo significado es sabiduría? ¿En qué país los judíos temen, hasta hoy en día de realizar el brit milá a sus hijos? ¿De qué comunidad realizaron aliá cerca del 95% de la comunidad, en conjunto? ¿Qué comunidad se mantiene en forma milagrosa hasta hoy día? Hay una sola respuesta para todas estas preguntas: la comunidad de los judíos de Bulgaria y su capital, Sofía.

Creo que si juzgáramos en forma natural y con herramientas historiográficas, la comunidad judía de Bulgaria no debería encontrarse en dicha posición geográfica y no debería dar señales de vida. Como ha sucedido con varios pueblos y con distintas comunidades, situaciones históricas y sociales, llevaron varias veces a que la comunidad desaparezca. La comunidad de judíos de Bulgaria está formada por sobrevivientes de la inquisición española y portuguesa, los cuales llegaron a ella como refugiados y pidieron continuar con su vida judía y renovar allí su comunidad. Durante varios años establecieron comunidades, y el judaísmo floreció allí, hasta que vino el exterminador nazi y frenó el desarrollo, luego llegó el gobierno comunista el cual estableció leyes contra los judíos y el judaísmo, hasta que incluso la mitzvá de brit milá desapareció de las casas judías. Luego de esta difícil etapa, los judíos de Bulgaria realizaron aliá en forma conjunta y tan solo unos pocos quedaron en Bulgaria, sin Rabino y líder, sin educación judía. ¿Acaso es posible, luego de todas estas dificultades, comprender de forma lógica la continuidad de la comunidad judía de Bulgaria?

El origen de la comunidad

La historia de la comunidad judía de Bulgaria comienza, por lo visto, antes de la destrucción del segundo templo (año 70). Los judíos se asentaron en la zona de Bulgaria en la época bizantina, pero la comunidad comenzó a florecer en forma significativa luego de la expulsión de España en 1492.

Los primeros judíos aparecieron en la zona Valcánica ya desde el siglo II, luego de la conquista de la zona por los romanos. Dichos judíos eran conocidos como romaniutos y hablaban griego (“los romaniutos” es el sobrenombre de los judíos griegos que se encuentran en Grecia desde la época del primer Templo y los mismos poseen costumbres y tradiciones particulares, estos se expandieron hacia la zona de los Valcanes y de Bulgaria). Testimonios acerca de la llegada de los judíos a Bulgaria, se remontan al siglo III-VI, así como documentación de la situación de la comunidad, la cual se encontró cerca de la ciudad Nicópolis al lado del Río Danubio. Un testimonio adicional acerca del asentamiento judío en época romana se encuentra en el piso de mosaicos del Beit Kneset del siglo II ó III en la ciudad vieja de Plovdiv. Hasta hoy en día, existen judíos en Bulgaria, cuyas familias son descendientes de judíos romaniutos, en particular familias de apellido: Kalo, Kanti, Roditi y Politi.

Muchos judíos han emigrado a Bulgaria de Hungaria, luego de la expulsión en 1376. Refugiados adicionales que llegaron de Bohemia y de Baviera a Bulgaria, debido a las persecuciones de 1470. Dichos judíos húngaros preservaron sus tradiciones y hablaban idish, pero más tarde tomaron las tradiciones locales del resto de los ashkenazim y finalmente todos adoptaron las costumbres sefaradíes y el ladino.

La más grande ola de judíos que llegó a los Balcanes comenzó luego de 1492, cuando fueron expulsados los judíos de España. En este momento, el Sultán Turco permitió a los emigrantes que se asienten en el imperio Otomano y los mismos recibieron un trato tolerante tanto de las autoridades como de la población local.

Los judíos sefaradíes llegaron a Bulgaria, por lo visto, luego de 1494, y se asentaron en las ciudades comerciales donde se encontraban los judíos askenazíes. Llegaron a Bulgaria de Salónica pasando por Macedonia y de Italia mediante Ragosa y Bosnia. Hasta 1640 había en Sofía tres comunidades diferentes – los romaniutos, los ashkenazíes y los sefaradíes, la llegada de los judíos de España, trajo con ella su cultura, idioma, costumbre, las cuales le otorgaron honor e incluso se tornaron más fuertes que las de los judíos romaniutos y ashkenazíes que vivían en el lugar. La llegada de los judíos sefaradíes a Bulgaria les brindó las riendas comunitarias y por lo tanto tomaron el lugar de las comunidades que les antecedieron, las cuales contaban con un número más pequeño de personas y un peso mucho menor.

Es importante resaltar que hasta hoy día sigue existiendo el orgullo sefaradí. La gente aún vive la historia sefaradí y cuando le preguntamos a los ancianos de la comunidad: ¿de dónde son? Ellos contestan con orgullo: ¡de España! Cuándo se les pregunta: ¿hace cuánto tiempo se encuentran aquí? Ellos responden: 400 años… la conciencia de haber sido expulsados de España aún continúa y es tangible en la generación adulta, hasta la edad de 50-60. La generación intermedia y la joven, no sienten este orgullo, y quizás es necesario pensar en formas en que puedan renovarlo, orgullo que de acuerdo a lo que veremos a continuación, cuidó y fortaleció a la comunidad de Bulgaria durante los momentos difíciles.

La tradición sefaradí fue preservada también en el área gastronómica y existen comidas que caracterizan al judaísmo de Bulgaria y que forman parte integral de la identidad judía-búlgara. Entre estas comidas se encuentran la “bumbalika”, una especie de “kneidalaj” pero frito.

Lamentablemente, los últimos eventos hicieron olvidar a los primeros, y por lo tanto muchos se han olvidado de la gloria y el esplendor de la comunidad judía que vivió en la zona, la cual no era parte de las comunidades árabes sefaradíes, sino Sefaradí pura, de España, es decir descendiente de judíos sefaradíes que fueron expulsados o que emigraron y que encontraron en ella un lugar para establecerse.

Entre los exiliados que llegaron a Bulgaria desde España y Portugal, mediante Istanbul, se encuentra Rabi Iosef Caro, escritor del Shulján Aruj, que llegó allí camino a la tierra de Israel. Se asentó allí durante 20 años, en la ciudad de Nikópolis y estableció una Yeshivá y es posible que allí haya escrito allí parte de sus tratados. En el año 5296 decidió ir a Israel y establecerse en Tzfat.

Los judíos de Bulgaria vivieron su judaísmo, sin crisis alguna, hasta mediados del siglo XIX. En el siglo XIX comenzó a aparecer el iluminismo y con él cambios en la educación de los niños judíos del país, entre ellos el ingreso de la “Alliance Israelita Universal”, la cual buscó mezclar la educación y la cultura del momento con la educación judía clásica. El aumento del nacionalismo trajo consigo persecuciones y pogroms y asimismo comenzó a aparecer el sionismo y el nacionalismo judío entre los judíos de Bulgaria.

Así también, la división de los judíos de Bulgaria en pequeñas comunidades y en general lejos de los centros judíos del imperio Otomano, crearon una situación de distancia geográfica y espiritual la cual influenció mucho en el desarrollo de las comunidades.

La shoá en Bulgaria

En Bulgaria no hubo shoá. A diferencia de otros países en Europa, los cuales fueron parte de la máquina nazi de destrucción (excepto Dinamarca y en un determinado sentido Finlandia), Bulgaria logró salvar a la mayoría de los 50.000 judíos que se encontraban en el país, de las garras nazis. Sin embargo, los judíos de Tracia y Macedonia (cerca de 12.000 judíos) si fueron afectados, dichas zonas fueron anexadas a Bulgaria debido a los acuerdos con la Alemania Nazi y no contaban con control completo por parte de Bulgaria (es importante explicar que hay investigadores que creen que esto es sólo una excusa y no la razón del exterminio de aquellos judíos).

En Bulgaría vivían cerca de 50.000 judíos antes de la shoá. Los mismos contaban con igualdad de derechos. El Gran Rabino de la comunidad, era el representante de los judíos frente al estado y fue elegido por el mismo, tal como era común en otras comunidades del imperio Otomano.

En 1493 los alemanes comenzaron a presionar a los aliados búlgaros para que envíen a los judíos a los campos de concentración en Polonia. Más de 10.000 judíos fueron enviados a Auschwitz desde Macedonia y Tracia, zonas que fueron anexadas a Bulgaria tan solo un tiempo atrás. Los judíos de la antigua Bulgaria eran los que seguían pero el rey de Bulgaria ordenó que todos los planes de expulsión de los judíos de Bulgaria sean detenidos y no cedió ante la presión alemana. Pero no logró detener la expulsión de 20.000 judíos de Sofía a la zona rural de la provincia, de allí fueron llevados en barcos al “este”.

Los habitantes de Bulgaria comenzaron con grandes protestas debido al trato de los judíos. En lugar de traer antisemitismo, los judíos expulsados encontraron simpatía entre los habitantes de las zonas rurales. También la iglesia búlgara se opuso a los actos del gobierno contra los judíos. Los judíos de Bulgaria se salvaron gracias a la valentía del rey. A pesar de que es posible decir sin ninguna duda que no hubo shoá alguna en Bulgaria, en el sentido de asesinatos, tampoco es posible desentenderse y decir que durante los años de la guerra no hubo leyes en contra de los judíos, desde limitaciones en el comercio y hasta la obligación de ponerse el Maguen David amarillo cuando salían a las calles. De todas formas, es importante resaltar el hecho único de cuidado y salvación de los judíos, sea por parte de los vecinos no judíos o de la iglesia búlgara.

La comunidad judía sobrevivió la shoá sin ser afectada. En seguida, luego de la guerra, la mitad de la población realizó aliá. Los que se quedaron en Bulgaria encontraron a sus comunidades e instituciones dirigidas por el gobierno comunista y así comenzó una nueva era para ellos.

La era comunista y la influencia en la comunidad

La era comunista dejó sus huellas en los miembros de la comunidad. Desde el comienzo del gobierno “el frente de la patria”, la vida de la comunidad fue manejada por el gobierno comunista y sus aliados. La vida judía fue prohibida y durante muchos años no hubo rabino que pudiera liderar la comunidad a nivel espiritual y cuidar la base religiosa que se necesita para mantener la vida judía y a los judíos. Tan solo hace 15 años retornó el Rabinato a Bulgaria con el Rab Bejor, el cual cuenta con el apoyo del Joint y realiza maravillas para la renovación de la vida judía de la comunidad.

Como sucedió en otros países que se encontraban bajo el gobierno comunista, no se realizaron brit milá, tanto por la prohibición como porque no había mohel. Lamentablemente, dicha prohibición aún influye sobre la comunidad y un gran porcentaje de judíos no ha realizado brit milá a sus hijos.

A pesar de las grandes dificultades, el Beit Kneset central de la comunidad, estuvo abierto durante todos los años en que gobernó el comunismo y se realizarón allí tefilot. Si bien no había un rabino en esa época, había un jazán y los ancianos de la comunidad venían durante la semana y en shabat a las plegarias. Pareciera ser un interesante ejemplo de judíos sefaradíes que sobrevivieron la inquisición y la expulsión de España, triunfaron ante el gobierno comunista y no renunciaron a las tefilot con minián.

El Gran Rabino, Asher Jananel z”l, hizo un gran esfuerzo por mantener el Beit Kneset Sefaradí – Portugués en funcionamiento, pero estó causó enojo entre las autoridades. Fue detenido más de una vez y en 1962 falleció en la cárcel luego de estar allí detenido durante un año por negarse a cerrar el Beit Hakneset. Es interesante que el baal tokea (quien toca el shofar) de Rosh Hashaná es un judío de 60 años quien es baal tokea desde joven y que durante todo el período del gobierno comunista se ocupó de que el shofar sea oído en Sofía, a pesar de todo.

Como consecuencia de vivir bajo el gobierno comunista durante varias generaciones, la vida religiosa comunitaria cayó rotundamente y durante muchos años y hasta hoy día la relación de los judíos de Bulgaria con la tradición a caído enormemente, han aumentado los matrimonios mixtos y muchos judíos sienten su judaísmo mediante la comida de matzot en pesaj y el respetar ciertas costumbres. Es necesario comprender que las generaciones que nacieron entre los años 1945 y 1989 no recibieron educación judía o tradicionalista y así crecieron sin identidad judía.

El éxodo de los judíos de Bulgaria

Los judíos de Bulgaria, identificados con Sión, decidieron realizar aliá. Así, un hecho único en la historia de los judíos de la diáspora tuvo lugar, cuando prácticamente todos los judíos de Bulgaria realizaron aliá en forma conjunta para así fortalecer al Estado de Israel en sus primeros pasos.

El desarrollo intelectual de la comunidad judía de Bulgaria, se vio identificado por el sentimiento de identificación de los ideales nacionales judíos. La judería búlgara se unió al movimiento de renacimiento nacional ya desde los días de Jovevei Sión (año 1882). Tres delegaciones búlgaras participaron en el primer congreso sionista en Basilea en 1897.
Entre Septiembre de 1944 y octubre de 1948, 7000 judíos búlgaros se mudaron a la Palestina de esos días. La emigración masiva continuó entre 1949 y 1951 cuando 44.267 judíos realizaron aliá y tan solo unos poco miles se quedaron en el país. De hecho, solo enfermos o aquellos que no podían dejar a sus seres queridos se quedaron en Bulgaria. El motivo de dicho “éxodo” sionista fue profundos sentimientos sionistas, alienación respecto a la cultura búlgara y la vida política de dicha época. No existe un caso como este en la historia del movimiento sionista, donde un 90% de la comunidad dejó el país que los cuidó durante la shoá y vino a construir el Estado Judío.

El Beit Kneset

Cuando visité Sofía, le pedí al conductor del taxi que me lleve al Beit Kneset, o en la lengua popular a la sinagoga. Después de unos minutos me encontré en la puerta de una gran iglesia y el chofer me dijo que debía bajar. Dado que no hablo búlgaro y el chofer no hablaba inglés, intenté explicarle que yo quiero ir a la sinagoga y que el lugar al que él me trajo no es lo que busco… me indicó que comprendió lo que le decía y luego de unos minutos estaba en la puerta de una mezquita… tan sólo la tercera vez, me trajo al Beit Kneset… y de hecho, los tres lugares de rezo se encuentran en un radio de tan sólo unos metros uno del otro con el objetivo de así preservar la buena relación entre las religiones.

El Beit Kneset de Sofía se encuentra en el centro de la ciudad y es el más grande de todo el sur este de Europa, el tercero más grande de Europa después de la Gran Sinagoga en Budapest, el Beit Kneset más grande de Europa. En el segundo lugar se encuentran varias sinagogas, la sinagoga de Plzen, República Checa, el Beit Kneset Coral en San Petersburgo, Rusia, y la Gran Sinagoga de Florencia, Italia.

El Beit Kneset de Bulgaria fue atacado y parte de él se destruyó durante la Segunda Guerra Mundial, pero fue reconstruido en su mayoría, a pesar de que aún no han finalizado el trabajo. En el año 2009 la comunidad festejó 100 años de su fundación la cual fuera en el año 1909.

En Bulgaria hay hoy día 12 sinagogas, pero las únicas que funcionan son las de Sofía y la de Plodvid.

Bulgaria hoy día

Hoy día viven en Bulgaria cerca de 6000 judíos, 3000 en Sofía, la capital, y otros 3000 en 19 pequeñas comunidades en las cuales se encuentras desde unas decenas hasta unos pocos judíos. Entre los pueblos donde sí hay judíos se encuentran Plodvid, Varna, Bulgas, Yambuj, Shuman y Vidin.

La Gran e impresionante sinagoga, volvió a funcionar plenamente y se realizan allí 3 tefilot diarias durante la semana, shabat y jaguim. Voces de plegaria no dejaron de recitarse nunca en la tierra de Bulgaria y las melodías sefaraditas, las cuales provienen de España de antes de la expulsión, continúan oyéndose con alegría aún luego del gobierno comunista. Dicho gobierno cayó pero las canciones de los judíos de España aún continúan oyéndose en Bulgaria, demostrando así la continuidad histórica y espiritual.

Un shojet llega una vez por mes para realizar shejitot de acuerdo a las necesidades de la comunidad. Así también, cuentan con un restaurante casher el cual se encuentra abierto al público, en el edificio comunitario. Al lado de la Gran Sinagoga hay una mikve, la cual fue construida y refaccionada en los últimos años. En el pasado, las matzot se horneaban en la panadería comunitaria. Las matzot que horneaban en Bulgaria tenían un estilo especial dado que eran muy largas, cerca de un metro. Tan sólo en los últimos años comenzaron a importar matzot y la fábrica de matzot se cerró.

También la ayuda social se encuentra a cargo de la comunidad. La misma sirve todos los días almuerzo para 200 personas y realiza un seder de pesaj para más de mil participantes. Asimismo, la comunidad maneja un geriátrico judío. En estas áreas, es importante resaltar el papel del Joint, el cual apoya hace ya varios años a la comunidad, tanto respecto a los aspectos educativos y rabínicos, como en los aspectos sociales, sin dicha ayuda sería prácticamente imposible para la comunidad sobrevivir.

Todos los años, tiene lugar un campamento para jóvenes. Más de 300 jóvenes de todas las comunidades de Bulgaria participan en el mismo para fortalecer su identidad judía.

La comunidad publica un periódico bisemanal el cual enlaza a todos los judíos de la comunidad. La mayor parte de las actividades judías de Sofía se realizan en la casa del pueblo, en el edificio de la comunidad, y en el mismo se llevan a cabo actividades educativas para todas las edades.

Una de las cosas más increíbles que suceden hoy día en la comunidad de Bulgaria, es el retorno de los jóvenes a la identidad judía y a las actividades sociales y comunitarias. Cuando hablé con los dirigentes de la comunidad, me reconocieron que el gran desafío es “mejorar la vida judía y lograr que los jóvenes ingresen a la comunidad”, luego de años de alejamiento y de comunismo. Y de hecho, existe una organización de jóvenes, y una escuela de madrijim muy activa.

El colegio judío nacional

Uno de los colegios judíos más especiales del mundo, es el colegio judío de Bulgaria. En general, los colegios judíos del mundo son colegios privados y separados del sistema educativo local. Pero en Bulgaria, el estado no permite a las distintas minorías abrir un colegio privado y separado. La razón es que hay cerca de un millón de turcos (musulmanes), los cuales desean abrir colegios turcos, pero el estado se opone. Por tal razón, no es posible permitirle a ninguna minoría abrir escuelas. La solución que se ha encontrado para poder brindar educación judía es abrir un colegio judío estatal, donde hay clases separadas para los judíos. En el colegio estudian cerca de 300 miembros de la comunidad.

La educación judía de Bulgaria pasó por cuatro etapas: la etapa del “meldar” – colegio sefaradí religioso, paralelo al “jeder” ashkenazí, el cual floreció en Bulgaria antes de la independencia del estado. Luego de la esta última, comenzó la época en la que la “Alliance Israelita Universal” contaba con varias escuelas, donde el ideal era combinar estudios laicos con estudios judaicos y ayudar a que los judíos pudieran integrarse en la cultura local y su idioma. Durante la época de la educación moderna nacional, muchos colegios fueron mantenidos por la comunidad para niños judíos, especialmente de las grandes ciudades. Y por último, en la época actual, los niños estudian en el colegio nacional búlgaro, con clases de hebreo y tradición judía.

La cultura del ladino

Tal como explicamos a comienzos del artículo, la mayor parte de los judíos de Bulgaria son descendientes de judíos que fueron expulsados de España, los cuales mantuvieron su lenguaje y su cultura a pesar de ser refugiados. Los judíos de Bulgaria conservaron su lengua, el ladino o el judeo-español, durante cientos de años. La generación adulta de Bulgaria (mayores de 60) aún habla ladino. El mismo no representa tan sólo un idioma sino también una cultura. Existe un club de ancianos de la comunidad, los cuales se reúnen una vez por semana para hablar ladino, una hora hablan en hebreo y una hora en ladino. Entre las costumbres de la comunidad se encuentra cantar “ein ke elo-einu” en shabat, en ladino, y con música sefaradíta.

¡Hasta hoy en día, las mujeres mayores dicen que quien no habla ladino no es judío! El ladino se ha transformado, entre los miembros de la comunidad en un claro símbolo de identidad. Y de hecho, en las casas judías, aún gobierna el ambiente ladino, en el idioma, en las costumbres, no siendo así en la generación intermedia ni en la joven.

En el pasado, Bulgaria era el cruce principal entre Europa Oriental y Occidental. Convoyes de mercaderes pasaban desdeEuropa hacia la capital del imperio, Estambul. De hecho, tanto en su momento como hoy día, Bulgaria es el puente entre el Oriente y el Occidente, y por tal razón, se produce un ambiente muy especial también para los judíos.

La renovación de la judería búlgara

Me parece que el pasado y el futuro de la comunidad judía de Bulgaria, es posible resumirlo mediante la tefilá que fue escrita por uno de los rabinos de la comunidad en el pasado, la cual es recitada cada shabat en el Beit Kneset: “Hashem, fortalece a nuestros hermanos que se encuentran allí, y bríndales valentía a los que buscan la paz mundial y de todo corazón, que se cumpla la visión de nuestros grandes profetas, bendice a nuestra patria, el gobierno de los obreros y los agricultores de Bulgaria y cumple prontamente la gran profecía: “los pueblos no levantaran sus espadas unos contra otros y no habrá más guerras”.

La vida judía se renueva cada vez más en Bulgaria, luego de varias generaciones de debilitación debido a las circunstancias del tiempo y del lugar. Uno de los líderes de la juventud, el cual trabaja para fortalecer la identidad judía del lugar, me dijo: “el desafío de Bulgaria hoy día es renovar la vida judía, debemos enseñar a los jóvenes qué es el judaísmo para que así comprendan que el judaísmo debe ser parte integral de su vida y para que continúen educando dentro del judaísmo a sus hijos”. Creo que no sólo por el cumplimiento de la profecía de Ishaiau por la paz mundial, rezan los judíos de Bulgaria, sino también por el cumplimiento de la profecía de Iejezkel “Así dijo Hashem Elokim a esos huesos, Yo les traeré vida y vivirán y les daré tendones y carne… y les daré vida y vivirán”. Profecía sobre el despertar y renacimiento, la cual se hace realidad en la judería búlgara.

Rabino Eliahu Birnbaum