¿Por qué está prohibido encender fuego en Shabat?
El cumplimiento de la orden bíblica de respetar el Shabat exige abstenerse de todo trabajo. Esta abstención de trabajar en Shabat no tiene por objetivo sólo disponer de tiempo para llevar a cabo otro tipo de actividades, sino que es en sí misma el contenido básico del día.
El shabat es un día en el que no se trabaja. Dios descansó de su tarea de creación durante el Shabat, y el hombre debe descansar con El. Se le ordena al judío que considera que la experiencia del descanso sabátivo posee gran valor educativo. Para respetar el Shabat es necesario evitar conscientemente la ejecución de ciertas actividades, analizando para ello cada actividad, para poder decidir si se trata de un trabajo o no. Este acto de análisis forma parte de la experiencia sabática.
La pregunta que surge en este contexto es la siguiente: ¿acaso puede existir valor en un precepto meramente negativo, en una prohibición? ¿O acaso también un aspecto positivo en esta prohibición de trabajar?
El trabajo es un fin en sí mismo, y sin él habrpian de desintegrarse tanto la personalidad del hombre como la sociedad misma. Sin embargo, no podemos ignorar el hecho de que en ciertas condiciones socio-históricas, el trabajo se convierte en una forma de explotación del hombre, constituyendo por ende la causa de su agotamiento físico y espiritual.
Desde este punto de vista, el descanso sabático no tiene por objetivo único recordar el descanso Divino, sino también devolverle al hombre el sentido de su existencia como ser libre, liberándolo del trabajo agotador. Este es el significado del Shabat en el contexto del éxodo de Egipto.
El concepto básico del Shabat como día de descanso es la abstención de todo trabajo. ¿Qué es “trabajo” de acuerdo con la Torá? Por una parte, puede concebirse el trabajo como una actividad que provoca fatiga. Por otra parte, podemos definir “trabajo” como una actividad por la que se percibe una retribución monetaria. El Talmud, sin embargo, define en forma distinta el concepto del trabajo en Shabat. El trabajo que no se puede llevar a cabo en Shabat no está relacionado con el grado de fatiga que ocasiona ni con el hecho de que sea pago o gratuito. En cambio, está prohibido llevar a cabo todo trabajo que provoque una creación voluntaria en el mundo físico. Así como Dios descansó de Su trabajo de la creación del mundo en Shabat durante ese día el hombre debe evitar todo trabajo creativo en el mundo.
El Talmud elabora un modelo básico de las actividades prohibídas en Shabat, basado en la construcción del Tabernáculo (Mishkán) en el desierto. Las actividades que era necesario llevar a cabo para la construcción del Tabernáculo se denominan “los treinta y nuece Avot Melajá”, treinta y nuece diferentes tipos de trabajo, como por ejemplo, la escritura, la construcción, etc.
Los tipos de trabajo se dividen en tres categorías principales: los trabajos de la tierra, la preparación de la comida y la actividad artística.
Las actividades destinadas a la construcción del Tabernáculo exigían planificación, análisis y creación, sin que necesariamente demandaran gran esfuerzo físico. La Torá prohibió el trabajo que exigiera pensamiento y actividad creativa.
Cuando el hombre, como consecuencia de la investigación científica, aprendió a emplear la energía eléctrica para obtener energía, la Halajá debió enfrentar los nuevos desafíos. ¿Acaso la electricidad es un tipo de “fuego” a la que alude la Torá, y por ende cuando una persona aprieta un botón y enciende una lamparita eléctrica está violando el mandamiento “no encendereis fuego en vuestras moradas en sábado? ¿O quizá este fuego, que no nos presenta el material ardiente ante nuestros ojos, es distinto de aquel que prohibe la Torá en Shabat?
El descanso prescripto en el Shabat se relaciona con el descanso Divino después de completar la creación del mundo. Pero, así como la creación del mundo no consistió en un esfuerzo físico, corporal, sino que se llevó a cabo mediante la palabra, es decir, una actividad creativa, en Shabat está prohibida la creación de un objetivo a partir de la nada, toda actividad que sea fruto del pensamiento, de la inspiración, o sea, una actividad creativa.
Por eso comprendemos que la causa de la prohibición no se relaciona en modo alguno con la fatiga que implique, o con el hecho de que percibamos o no retribución monetaria. La causa de la prohibición es, en cambio, el estilo del descanso Divino luego de la creación.
El pensamiento y la planificación son elementos consitutivos del encendido del fuego, ya sea que se lleve a cabo frotando dos piedras, encendiendo un fósforo o apretando un botón, sin relación con el grado de esfuerzo exigido por cada una de estas actividades. Al presionar un botón plástico, se unen dos cables eléctricos, se produce una chispa que cierra un circuito eléctrico compuesto por un polo positivo y uno negativo, se pone en actividad una fuente de energía, calor y luz, turbinas y fábricas. Se trata aquí de una creatividad sofisticada y, por ello, prohibida en Shabat.
En cambio, si en ciertas circunstancias en Shabat, se deben mover muebles pesados dentro de una misma casa, está permitido hacelo, a pesar del esfuerzo y del sudor que son consecuencia de las mismas. Según la Halajá, esta actividad no demanda pensamiento ni creatividad y por lo tanto está permitida.
En nuestros días se produjeron modificaciones en el concepto de trabajo. Un niño pequeño es capaz de encender fuego empleando dos dedps y, empleando sólo uno de ellos, podrá poner en funcionamiento una complicad maquinaria, que produce elementos sofisticados. ¿Acaso estas actividades no están incluidas dentro del concepto de trabajo por el hecho de no exigir esfuerzo alguno?
El respeto del Shabat, de acuerdo con las leyes y preceptos no es tarea sencilla. Sin embargo, tiene por objeto asegurarnos que el pueblo no habrá de olvidarse de sí mismo, debido a un exceso de trabajo, creatividad, pensamiento y acción. Mediante el exceso de actividad, el hombre puede llegar a un estado en el que esté permanentemente expuesto a un nivel tan alto de estímulos, que llegue a olvidarse de sí mismo, de su familia y de su pueblo. Las numerosas prohibiciones y prescripciones que limitan a su actividad lo ayudan, por ende, a convertir el Shabat en un día de creación espiritual, familiar, cultural y nacional.
Rabino Eliahu Birnbaum