Comentario sobre Parashat Shoftim – ¿Qué se necesita para un gobierno ideal?

Por Rabino Eliahu Birnbaum

Siguiendo la temática de todo el libro de Dvarím, qué es la elaboración de la sociedad ideal en la tierra de Israel, esta parashá se plantea que necesita un grupo de personas para adquirir carácter de sociedad.¿ es suficiente, acaso, hablar del mismo idioma habitar espacios contiguos y servirse de referentes comunes ?

A esta pregunta responde la Torá enumerando los pilares que sostendrán a una sociedad armónica; pilares sobre los que esta se apoyará para crecer y para dirimir sus conflictos, para aplicar la justicia e incluso para compartir y edificar sueños e ideal en común.

“Jueces y policías pondrán para ti en todas las ciudades que el eterno tu Dios asigna a tus tribus (…)”. Una sociedad requiere en primer término y siendo poseedora ya de una ley, de un Poder Judicial. Jueces que discierne entre q entre cumplimiento transgresión, que sean capaces de interpretar la ley, de traducirla a cada coyuntura y de crear jurisprudencia a partir de ella. A lo largo de la historia judía ha habido magníficos tribunales y en otras ocasiones tal como en la época que vivimos el rol de jueces es desempeñado por filósofos, estudiosos y rabinos. Lo constante se mantiene más allá de la forma: sólo puede ejercer justicia para los demás quien dedica mayormente su vida a la sabiduría y la santidad.

En segundo término, los policías, el brazo ejecutor de la ley encargado de trasladar la sentencia del juez desde el plano de la teoría al de la realidad proporcionándole la imprescindible coercitividad.

Paralelo a los jueces y por encima de los policías se encuentra la figura del Rey, persona o institución encargada de dirigir y administrar la aplicación efectiva de la ley. La figura del Rey tiene por cometido procurar que ademas de tener una ley, la comunidad haga uso de ella. También aquí como siempre prima en la Torá el criterio de realidad: un hombre no será considerado bueno por las buenas intenciones que dice tener, sino por las buenas acciones que realiza.

El tercer pilar de la sociedad lo constituye la figura del Cohen, el sacerdote. El representa a la tradición, a las raíces y la historia de una comunidad. Ningún individuo, especialmente en ninguna comunidad, puede vivir armónicamente desarraigada de su pasado; la identidad afirma sus raíces en la profundidad de la memoria. Y es el Cohén quién debe realizar quién debe centralizar la vida espiritual y religiosa del pueblo y garantizar su continuidad.

La proyección común haz el futuro no es menos un precinto imprescindible que la referencia colectiva hacia el pasado para la existencia de una sociedad. Por ello el profeta o “Naví”es una figura encargada de oficiar como antena individual para los sueños y deseos de toda la comunidad. El Naví cuarto y último pilar de la sociedad ideal qué plantea la Torá, es quien anima de esperanza los sueños de los demás, marcando emocionalmente el camino del pueblo de Israel; encendiendo cuando se torna necesario la chispa que transforma la pasión en voluntad.

Los cuatro pilares qué número natural son necesarios para la existencia de una sociedad armónica, tanto como imprescindible para la comunidad, para la familia y para cada individuo que busca desarrollar con dignidad en el camino de Dios. Ni una persona ni una sociedad puede vivir armónicamente si carece de normas éticas y morales así como un marco conceptual de referencia a partir del cual desarrolla su vida y este marco será inútil fin no se lo lleva a la práctica a través de mecanismos que no tornen obligatorio en la realidad.

Finalmente sujetos al tiempo a través del que transcurren nuestras vidas se torna inviable para todo hombre o comunidad crear una identidad y vivir en armonía, si se carece una relación sistemática con las raíces propias que emergen del pasado,o si expectativas de futuro y la energía vital que fermentan en la esperanza y la fe están ausentes de nosotros.