Judío es el hijo de una madre judía: Motivos y razones

Es comúnmente conocido por todos que un judío es el hijo de una madre judía. Este principio halájico es sabido casi que por cualquier judío y es común tanto a la Torá como a la ley del retorno original que promulgara el Estado de Israel en 1950, la cual establece que una persona es considerada judía a los efectos de la aliá y la obtención de la ciudadanía en el Estado de Israel “si ha nacido de una madre judía o se ha convertido al judaísmo  y no profesa otra religión”. Según esta idea la pertenencia al pueblo judío se establece al nacer, de lo cual se desprende que la respuesta a la pregunta “¿quién es judío?” depende del  origen biológico y no precisamente de las creencias o las ideas que detente la persona. Este principio es definido como “el enigma de la identidad judía” y despierta una serie de preguntas respecto de nuestra  existencia que llevaron al Rabino Weinberg a cuestionar: “¿Por qué la judeidad del hijo se determina según la madre? La respuesta no es clara”.

Existen dos formas de pertenecer al colectivo judío: nacer como tal o incorporarse a este mediante la conversión. La halajá establece que judío es aquel que nació de una madre judía y de ello se desprende que el judaísmo es hereditario, es una cuestión de origen. Por otra parte, la halajá también establece que se puede ser judío mediante la conversión y la elección personal  y entonces nos enseña que el judaísmo es una cuestión de creencia y estilo de vida y no algo meramente étnico.

En el mundo judío moderno existen diferentes respuestas a la pregunta “¿quién es judío?”. Estas se desprenden de diferentes enfoques ideológicos que se apoyan en apreciaciones formuladas desde los puntos de vista nacional, jurídico, ciudadano, étnico y cultural. Sin embargo, la postura de la halajá es que un judío es quien nació de una madre judía o se convirtió al judaísmo según la norma tradicional.

En otras religiones no es dable encontrar que la línea materna defina la identidad del niño. La pertenencia religiosa y clánica se establece de acuerdo al padre y en los pueblos de oriente la conexión a la tribu es también por línea paterna. En el cristianismo la pertenencia religiosa no es determinada de modo automático al nacer sino que es el acto del bautismo el que hace ingresar al bautizado a la grey. El Talmud en el Tratado de Ievamot (78) dice que “entre las naciones del mundo la pertenencia se determina por línea paterna”.

¿Por qué en el judaísmo la pertenencia se determina según la madre? ¿Por qué no de acuerdo a ambos padres? Y si se determina de acuerdo a uno solo de los progenitores, ¿por qué la madre y no el padre? Aparentemente, distintos pasajes tanto bíblicos como talmúdicos nos presentan al judaísmo como un credo patriarcal. Muchos de los personajes en la Biblia se refieren genealógicamente a su línea paterna, las leyes de herencia se fijan según el padre así como también la pertenencia tribal, el sacerdocio y el carácter de levita. Lo único que se fija de acuerdo a la madre es el carácter de judío (respecto de la pertenencia a la tribu por línea paterna ver Talmud Babilonio Tratado de Baba Batra 109(B)).

El origen de la norma según la cual el judaísmo se transmite por línea materna lo encontramos en el Talmud Babilonio Tratado de Kidushín (68(B)). Allí, según nuestros sabios de bendita memoria judío es aquel que nace de una madre judía sin importar en lo más mínimo la ascendencia del padre, y por otra parte, quien es hijo de padre judío y madre gentil no tendrá status de judío. En el caso de un matrimonio mixto, si la madre es judía y el padre es gentil este último no es tomado en cuenta como progenitor del niño y solo la madre lo es. Únicamente en caso de que ambos progenitores sean judíos la ascendencia del niño resultante es de acuerdo al padre en algunos temas y a la madre en otros.

El Rabino Iejiel Weinberg en su libro de responsa “Sridei Esh” (sección IV p. 376) propone algunas explicaciones posibles a la ascendencia judía por vía materna. Una es de carácter genético. Según el Rav Weinberg el niño recibe A.D.N. de ambos progenitores pero en su opinión la influencia genética materna en el niño es más importante. Es interesante señalar que investigaciones modernas indican que hay un tipo de A.D.N. materno que se denomina Mt. D.N.A. que se recibe únicamente de la madre.

Una segunda explicación que propone es de carácter educativo, y justifica la ascendencia judía según la madre en el hecho de que el niño suele recibir su formación básica directamente de esta. La tercera explicación es de carácter sociológico y apunta a que la identidad de la madre es innegable mientras que la del padre es a veces dudosa (“mater certa, pater incertus”), y por lo tanto es preferible apoyarse en la ascendencia materna para establecer la judeidad del niño. Estas tres explicaciones ponen énfasis en la influencia decisiva de la madre sobre el niño.

Una cuarta explicación se puede entender de lo escrito por el Rabino Yaakov Yehoshúa Falk (1680-1756) quien en su libro “Pnei Iehoshúa” sobre el Talmud (comentario a Kidushín 68(B)) escribe: “…cuando la Torá fue entregada se innovó la halajá que prohíbe el matrimonio entre judíos y gentiles y se estableció que la judeidad del bebé se determine según la madre…” O sea, la Torá innovó que en caso de casamiento de judíos con gentiles no hay “kidushín” o “consagración matrimonial” y por lo tanto el bebé resultante no desciende del padre y no se lo considera vinculado a él. Por lo tanto es necesario respaldarse en un principio más básico según el cual “el bebé es parte misma de la madre”, esto es, se forma en el cuerpo materno y en este proceso es considerado parte de ella y por lo tanto si ella es judía el bebé también lo es y viceversa.

Muchas veces recibo reclamos de miembros de comunidades judías de la diáspora que me dicen: “no nací de madre judía, ¡pero soy más judío que cualquiera que sí nació!” En el estado de cosas imperante en el mundo judío actual, en el que muchos judíos se casan con judíos pero se asimilan culturalmente y otros se casan con gentiles pero mantienen su identidad se crea una situación por efecto de la cual hay personas con identidad judía que no son judías y otros que sí lo son pero carecen de tal identidad. Por esta razón, en casos como estos no acostumbro a emplear el vocablo “goi” para referirme al hijo de una madre no judía. Si alguien se siente judío, detenta creencias judías, lleva un estilo de vida judío pero no nació de madre judía, ciertamente que no se le puede llamar judío pero tampoco “goi” por lo que prefiero denominarlo “judío no halájico” con todo lo que ello implica y con plena consciencia de la necesidad de que esta persona pase por un proceso de conversión para incorporarse así a la generalidad del pueblo de Israel. Sin embargo “el enigma judío” sigue vigente: ¿qué habrá de preservar mejor el futuro del pueblo judío? ¿La línea biológica o la espiritual? ¿Nacer de una madre judía o adoptar la identidad judía por propia elección?

En nuestra próxima nota nos ocuparemos del status del hijo de un padre judío y una madre gentil.

Por Rabino Eliahu Birnbaum