¿Qué debe hacer quien viaja al extranjero por unos días? ¿Debe recitar la plegaria del viajero una sola vez o cada día del viaje? ¿Y qué debe hacer quien viaja en un mismo día en automóvil, avión, tren y barco? ¿Debe recitar una vez la bendición por todo el periplo o por cada medio de transporte? Quien sale de Israel rumbo a Nueva York en el vuelo de la noche, llega por la mañana y de allí conecta a su próximo destino: ¿bendice una sola vez al partir o debe volver a hacerlo a la mañana siguiente? ¿Y qué deben hacer quienes se embarcan en un crucero por una o dos semanas?
Muchas veces, ocurre durante mis viajes que los días se prolongan y resulta que me encuentro camino a mi destino final durante tres días: noche, día y noche. Recientemente regresé a Israel desde Colombia, salí de ese país antes de la medianoche del domingo, aterricé en Nueva York a las seis de la mañana del lunes, el vuelo a Israel partió a las doce del mediodía y aterrizó en el aeropuerto David Ben Gurión el martes a las seis de la mañana. ¿Acaso la bendición que recité en Colombia el domingo al despegar es suficiente hasta mi regreso a casa el martes por la mañana?
El Shulján Aruj es muy claro en su indicación, pero como veremos la realidad es más compleja, y es necesario analizar diferentes aspectos vinculados a esta cuestión. Como es muy común en el ámbito de la halajá, existen diferentes enfoques que permiten aplicar la norma en un sinnúmero de situaciones diversas.
El Shulján Aruj establece: “No es necesario recitar la plegaria del viajero más que una vez al día, aunque la persona haga una parada para descansar en una ciudad en la mitad de la jornada. Empero, si la persona planeaba quedarse a dormir en esa ciudad y luego cambió de idea decidiendo continuar su viaje o regresar a su casa debe volver a recitar la bendición” (Oraj Jaím 110:5).
Aparentemente, según el Shulján Aruj la parada que realiza un viajero se asemeja a las escalas que hace el pasajero moderno entre un vuelo y otro, parando por un aeropuerto con el único propósito de conectar un vuelo hacia otro lar, por lo que esta parada debe ser considerada como parte misma del viaje y por ello no requiere que se vuelva a recitar la plegaria.
Por lo tanto, el principio rector de esta cuestión es la continuidad de un viaje que toma más de una jornada. Si se realiza una parada significativa a mitad de camino o si se pernocta en esta, al día siguiente se debe volver a recitar la plegaria completando con la bendición final, y si solo se durmió una siesta se recita sin completar. Por ello, considero que si una persona descansa en un asiento del aeropuerto entre un vuelo y otro no necesita volver a recitar la plegaria del viajero. Pero si la persona hace una escala significativa entre vuelo y vuelo durmiendo en un hotel o en un lugar ordenado que no es ni el aeropuerto ni el avión, al levantarse por la mañana debe volver a recitar la plegaria (ver Minjat Shelomó II 60:2).
Un comentarista al Shulján Aruj, el Prí Jadash, difiere con lo que allí está escrito: “Según mi opinión esto no es así, se debe recitar la plegaria una sola vez, al partir, aunque el viaje dure varios días, ya que una sola bendición alcanza”.
Según el Prí Jadash quien viaja por varios días recita la plegaria una sola vez al inicio y aunque se detenga en una o diferentes ciudades durante varias jornadas no vuelve recitarla y se contenta con la que pronunció antes de partir.
En la práctica, resulta que el recitado de la plegaria no depende de la hora del día o de la noche. Por ejemplo, si una persona viaja de Israel a Estambul por la tarde para conectar allí un vuelo a oriente pasada la medianoche no precisa recitar de nuevo la plegaria a menos que su segundo vuelo se haya cancelado y siga viaje recién al día siguiente. En ese caso deberá volver a bendecir, por lo que todo depende de la continuidad del viaje y del tenor de la interrupción (ver Rabino Eliashiv, Kuntres Ubelejtejá Baderej 82).
A los efectos de comprender cabalmente si es necesario recitar la plegaria del viajero una o muchas veces, creo que es menester comprender el significado de esta. Su origen se remonta a un pasaje del Talmud Babilonio en el Tratado de Berajot (29B): “Eliahu le dijo a Rabí Iehudá hermano de Rav Sala Jasid: cuando sales de viaje consulta a tu Creador y luego parte. ¿Qué significa consultar al Creador para luego partir? Dijo Rabí Yaakov en nombre de Rav Jisda, se refiere a la plegaria del viajero”.
Ha habido múltiples opiniones respecto de si la plegaria del viajero fue establecida por los peligros que acechan en un viaje -ya que “todos los caminos son potencialmente riesgosos” (ídem)- por lo que antes de partir pedimos a Dios que nos proteja (Baal Halajot Guedolot, Responsa Minjat Shelomó II 60) o, si por medio de la plegaria pedimos permiso a Dios para salir. Rashí traduce el vocablo “consultar” como pedir permiso y de aquí que según esta opinión antes de viajar es menester asesorarse con el Creador y recibir su bendición.
Para quienes entienden que la plegaria del viajero es un pedido de permiso para viajar alcanza con recitarla una sola vez para toda la travesía hasta su retorno a casa y todos los tramos transitados quedan incluidos en la misma (Bikurei Eretz 4:20). Empero para quienes entienden que la plegaria del viajero busca proteger de los peligros del camino, no alcanza con recitarla una sola vez al emprender el viaje, sino que es necesario volver a repetirla cada día de la travesía ya que el camino presenta todo el tiempo nuevos peligros.
En la práctica, se pueden dividir las situaciones en las cuales se recita la plegaria del viajero en viajes de más de un día en tres categorías:
a) El “Bait Jadash” entiende que cada día es necesario volver a recitar la plegaria pronunciando el Nombre Divino” aunque se trate de una travesía de varios días: “cada día se debe recitar la plegaria del viajero tal como cada día debe rezar el rezo de “Amidá” o “Shemoné Esré” y se trata de algo muy sencillo y la única razón por la que lo escribo es para erradicar el error entre las personas”.
b) El “Prí Jadash” entiende que la plegaria del viajero se recita únicamente al comenzar el viaje y aplica a la totalidad del periplo hasta arribar a destino, empero puede recitarse sin pronunciar el Nombre Divino o incluirla en la decimosexta bendición de la “Amidá”-“Shomea Tefilá” (inciso 105).
c) Según Radbaz todo depende de si hubo o no una interrupción en medio del viaje. Si alguien pernoctó en un hotel y durmió un sueño prolongado, a la mañana siguiente, al retomar el camino debe recitar la plegaria pronunciando el Nombre Divino, pero si la interrupción en el viaje fue breve o simplemente cambió de avión tras haber volado toda la noche no precisa recitarla (Tomo VI respuesta 2:176, de igual manera sentenció la Mishná Berurá 124:26).
Las autoridades rabínicas de nuestros tiempos se refirieron también a estas situaciones:
a) El Rabino Aba Shaul de bendita memoria escribió que si todo el viaje se lleva a cabo en un mismo vuelo se recita la plegaria una sola vez, aunque este lleve varios días (Or Letzión II 7:28).
b) El Yalkut Iosef sentencia que “quien sale de viaje de día o de noche recita la plegaria una sola vez al día sin necesidad de repetir, aunque pare a descansar en una ciudad a mitad de camino en medio del día. Empero, si piensa dormir en la ciudad para volver a partir al día siguiente debe volver a recitar la plegaria del viajero (Tefilá II 110:7).
El Rabino Shelomó Minhahar sentenció que “quien emprende un viaje de varios días debe recitar la plegaria del viajero a diario, y quien viaja durante la noche por la mañana que recite la bendición “Shomea Tefilá” sin concluirla y si navega durante varios días y no desembarca para pasar la noche y dormir en tierra que recite la plegaria del viajero a diario sin concluirla” (Tzeidá Laderej cap. 5).
¡Queridos amigos, quiera Dios que vayan y vuelvan con bien!
Por Rabino Eliahu Birnbaum