Idish y Ladino

Una pequeña y muy unida comunidad que logra preservar su identidad judía, al mismo tiempo en que renuncia a su pertenencia al movimiento conservador. La piscina sigue estando abierta en Shabat.

Guadalajara, México

¿Cuál será el futuro de nuestra comunidad en 10 años? Está pregunta preocupa seriamente a los integrantes de la comunidad de Guadalajara, México. Como es usual en las comunidades judías pequeñas, también esta comunidad, la cual cuenta con 700 judíos, se encuentra preocupada respecto a su futuro y hace todo lo posible para asegurar el mismo.

Los primeros judíos llegaron a la costa mexicana en 1521, luego de abandonar España en la época de la inquisición. La comunidad judía actual no es una continuación directa de aquellos judíos; sino que fue renovada a principios del siglo XX mediante los judíos que inmigraron de todas partes del mundo: Rusia, Polonia, Alemania, Siria, Turquía, Grecia y el Líbano. Los judíos se escaparon de Europa y de los países árabes, huyendo de los pogroms y de problemas económicos; llegaron a América, buscando nuevos horizontes. En principio deseaban arribar en “goldene medina” (la tierra de oro), es decir Estados Unidos, pero dado que esto no era tarea fácil, muchos pensaron que México, la vecina sureña, también era Estados Unidos. Finalmente, decidieron quedarse allí, a veces llegaron a pensar que se quedarían sólo de paso, pero finalmente terminaron radicándose hasta hoy día. Para los judíos sefaraditas, la similitud entre el Español y el Ladino, contribuyó positivamente a la decisión de establecerse en el lugar.

Bienvenidos a Guadalajara

Cerca de 50.000 judíos viven en México, país de gran dimensión, el cual cuenta con una población de más de 100 millones de personas, en su mayoría católicas. La mayoría de los judíos mexicanos viven en la capital, Ciudad de México, y se encuentran organizados comunitariamente en forma sorprendente, contando con un sistema educativo admirable, servicios comunitarios y en particular: uno de los porcentajes de asimilación más bajos del mundo (entre 3 y 10 porciento). Fuera de la capital hay varias comunidades pequeñas, entre ellas: Monterrey, Tijuana y Guadalajara. En este artículo nos dedicaremos a la comunidad de Guadalajara, la cual fue establecida en 1925.

Esta pequeña comunidad se encuentra compuesta de una cantidad prácticamente igual de askenazíes que hablan idish como de sefaradíes que hablan ladino, y ambos viven en armonía en una comunidad “conjunta”. A pesar de que en la Ciudad de México hay una clara separación entre la comunidad sefaradí y la askenazí, en Guadalajara, el pequeño número de judíos, no permite la separación y por esta razón todos deben rezar en forma conjunta. Personalmente, participé de las tefilot de Rosh Hashaná y Iom Kipur como invitado, y fue realmente interesante ver cómo la comunidad rezaba con un majzor sefaradí y con músicas askenazíes… todos cantan juntos el poema litúrgico sefaradí “respóndenos D-s de Abraham respóndenos”, así como “unetané tokef” con la tan conmovedora melodía aszkenazí…

Durante muchos años, esta tan especial comunidad perteneció al movimiento conservador; entre las costumbres de la comunidad se encontraba el sentarse juntos, hombres y mujeres, y la utilización de un órgano en las plegarias de shabat y jaguim. Hace tres años, tuvo lugar un muy importante cambio: luego de una gran investigación, y una larga deliberación, la comunidad decidió “renovarse” y pasar a la ortodoxia.

Los motivos que llevaron al cambio fueron especialmente el bienestar y el futuro de la comunidad: los integrantes de la misma se decepcionaron del liderazgo espiritual de los rabinos conservadores y quisieron ver cómo funcionaba la comunidad con un rabino ortodoxo. Sin embargo, hubo otro aspecto que llevó a tomar dicha decisión: en investigaciones que fueron publicadas en distintos ámbitos, los miembros de la comunidad observaron que el porcentaje de asimilación en las comunidades ortodoxas de América del Norte es mucho menor al porcentaje de asimilación en las comunidades conservadoras. Con el objetivo de mantener a la comunidad unida y fuerte y evitar que la asimilación aumente, decidieron estos últimos, sumarse al movimiento con menor asimilación, y eligieron así un rabino ortodoxo que guíe a la comunidad en este camino.

El traspaso de una comunidad conservadora a una ortodoxa, es un proceso que según mi opinión, se encuentra en aumento hoy día, la comunidad de Guadalajara es tan sólo un ejemplo dentro del mismo. Distintas comunidades han optado por este camino durante los últimos años, desde las comunidades Dormont y Duseldorf en Alemania, hasta la comunidad Recife en el norte de Brasil. Pareciera ser que la historia lleva a realizar grandes cambios en las distintas comunidades alrededor del mundo: en los años sesenta y setenta, el movimiento conservador se expandió y comenzó a liderar varias comunidades en América del Norte y del Sur, comunidades que anteriormente eran tradicionalistas. Pero hoy día el péndulo regresa al mundo ortodoxo. Es importante resaltar que las comunidades que ingresan a la ortodoxia no son comunidades de público religioso. En su mayoría, tan solo pocos judíos son leales al mundo de la halajá en su vida privada, pero aún así creen que si bien ellos no cumplen con las mitzvot – su rabino debe ser religioso y cumplir, es decir ortodoxo, y de esto depende gran parte de la salvación de la comunidad y de su futuro.

Error exitoso

Cuando el Rab Abraham Amitay llegó por primera vez a la comunidad de Recife (Brasil), en la víspera de la festividad de sucot, los líderes de la comunidad lo fueron a buscar al aeropuerto. Había una gran expectativa por parte del presidente de la comunidad y los integrantes de la misma. Sin embargo, cuando el Rab Amitay bajó del avión – con una gran kipá en la cabeza y barba en su rostro – los líderes de la comunidad estaban confusos. Las primeras oraciones que oyó el Rab Amitay cuando fue recibido fueron: “nosotros esperábamos un rabino conservador, y usted es un Rabino ortodoxo, no podremos actuar en forma conjunta…” Hoy día, dos años después de que el Rabino arribó a la comunidad, los miembros de la comunidad lo quieren muchísimo y no están dispuestos a que se marche.

Por supuesto, que las situaciones con las que dichos rabinos deben enfrentarse para poder acompañar a las comunidades en este proceso de cambio de conservadores a ortodoxos, no son fáciles en absoluto y requieren una gran responsabilidad educativa y halájica.

En la comunidad judía de Guadalajara, bajo el liderazgo del Rabino Rami Avigdor, los cambios se van realizando de forma inteligente y con comprensión; hoy día los hombres y las mujeres se sientan por separado y rezan en forma regular, y el único aspecto que a veces extrañan es el uso de instrumentos musicales para acompañar a las tefilot de shabat. Por lo tanto, los mismos se encuentran satisfechos del liderazgo espiritual del rabino y creen que este responde a sus necesidades espirituales.

Fuera del Beit Kneset, y más allá de la pregunta del cashrut que se cumple de acuerdo a la halajá, la piscina y el casino de la comunidad continúan estando abiertos en shabat y quien desea puede ingresar y utilizarlos.

Una gran escuela

La infraestructura comunitaria se encuentra en el área de un lujoso country club, el cual incluye piscina, canchas de futbol y tenis, gimnasios y por supuesto también un Beit Kneset, una Yeshivá y una escuela judía.

El colegio judío de la comunidad es algo realmente sorprendente. En el mismo, estudian unos 60 niños desde el jardín de infantes hasta 9no año. La comunidad invierte grandes esfuerzos y recursos para poder mantenerlo, debido a que en él, ella ve la forma de asegurar la continuidad de la comunidad. Hace poco se finalizó la construcción de una nueva escuela, la cual tuvo un costo de cientos de miles de dólares. No cabe duda que el colegio es la piedra preciosa de la comunidad. Pocas comunidades judías alrededor del mundo, tienen la capacidad de mantener un colegio judío con tan solo 60 niños.
Los alumnos del mismo, participan durante shabat en las actividades del movimiento juvenil local “Ohavei Olam” (amadores del mundo), donde reciben educación no formal judía y sionista.

¿De Chavez vendrá la salvación?

Así, la comunidad vive y crece y hoy día atraviesa un proceso de cambio hacia la ortodoxia. Sin embargo, la pregunta planteada al comienzo del artículo, aún sigue vigente: ¿qué sucederá en otros diez años?

La comunidad no se queda con los brazos cruzados respecto a este tema. Personas de negocios, quienes lideran la comunidad, crearon un plan para el “crecimiento demográfico” de la comunidad. En principio “importaron” familias argentinas, cuando este país se encontraba en una situación económica y política no estable. En estos momentos, desean invitar a familias de Venezuela, quienes bajo las amenazas de Chavez, buscan países más seguros en América Latina.
La historia de las comunidades judías prueba que no es posible predecir el futuro. Varias comunidades que habían sido “enterradas”, revivieron tanto a nivel espiritual como demográfico. No siempre el tamaño de la comunidad es el que define; a veces el esfuerzo y el análisis de la misma es la que la ayudan a sobrevivir. La comunidad de Guadalajara es un ejemplo de un esfuerzo tan admirable como este.

Rabino Eliahu Birnbaum

María en el corazón de un Beit Kneset

Trani, Italia

De la gran comunidad judía, han quedado tan solo dos judío remanentes, pero en el Beit Kneset que se convirtió en iglesia, se realizan nuevamente rezos judíos

La comunidad judía de Italia es de las más antiguas en el mundo judío. La misma fue establecida a comienzos del gobierno Macabeo. La judería italiana tiene una larga y esplendorosa historia la cual cuenta con más de dos mil años, con una vida judía plena y muy importantes lazos culturales con el entorno no judío.

El primer registro existente respecto a la presencia judía, se remonta al año 161, cuando una delegación de Iehudá llegó a Roma. Los primeros judíos que llegaron a Italia lo hicieron como esclavos, durante la época del segundo templo. Luego de que Ierushalaim cayó y el Templo fue destruido, cientos de miles de judíos fueron enviados a Roma (cerca de 50.000 en tiempos de Pompeo, 90.000 en tiempos de Titus y muchos más durante el gobierno de Adrianus). Se sabe acerca de 12 comunidades en esa época. Durante los primeros siglos (de acuerdo a la cuenta católica), comerciantes judíos se desplazaron a lo largo del medio oriente y se asentaron en la zona costera del sur de Italia.

La judería Italiana es la “Comunidad madre”, la más antigua diáspora en Europa. Su distinción consta en ser una comunidad “independiente”, no ashkenazí y no sefaradí, sino una comunidad con su propia tradición. La comunidad es famosa por su riqueza espiritual y cultural, y por el mérito de sus rabinos, sabios y filósofos. Asimismo, las varias publicaciones, las obras de arte, los dibujos y los instrumentos sagrados que fueron creados a lo largo de las generaciones dentro de las esplendorosas sinagogas, ayudaron a incrementar la fama de la comunidad.

Tan solo dos judíos

Trani es una ciudad portuaria en la zona de Apuglia, al sureste de Italia, en la costa Adriati de la provincia de Bari. La ciudad fue visitada por Benjamín de Tudela en el siglo 12 y mediante sus escritos podemos recrear la vida de la comunidad judía del sur de Italia entre los años 1160-1165. En esta misma época, había tan solo algunos miles de judíos en la zona debido a la malaria. El eminente viajero cuenta que la ciudad de Trani contaba tan solo con 200 judíos, y asimismo escribe que “la ciudad es grande y bella y tiene un cómodo puerto”.

A lo largo de los años, creció y se fortaleció la judería sureña italiana en general y Trani en particular. En el siglo 13, Trani se había convertido en un centro judaico importante. En ella fueron construidas sinagogas y yeshivot, y contaba con Rabinos renombrados. Estas son las palabras de Rabenu Tam al respecto (en el libro Haiashar): “se decía sobre los habitantes de Bari, “De Bari saldrá la Torá y la palabra de Hashem de Otranto””. Entre los sabios de Trani se encontraban el Mabit, Moshe ben Yosef de Trani, cuyo padre abandonó la ciudad en 1505 por temor a la inquisición; Rabi Yeshaiau de Trani (Tosfot Rid – 1240-1165), y Rabi Ieshaiau hijo del último Rabi Eliahu de Trani.

El siglo 15 es conocido como la época de oro de la judería de Bari, y los judíos dominaban el comercio de la seda y la pintura de telas en la ciudad. Con la expansión del catolicismo en el sur de Italia, la situación de los judíos de la zona empeoró. En el año 1505, el sur de Italia fue conquistado por España y las garras de la inquisición llegaron hasta dicha zona, también de allí los judíos fueron expulsados u obligados a convertirse. Luego de 1500 años de vida judía continua en la zona, los judíos fueron expulsados en 1541, excepto por aquellos que se convirtieron. Hasta hoy en día, hay tan solo algunos pocos judíos en comparación con otras zonas de Italia.

De hecho, desde el siglo 16 y hasta el presente, Trani no cuenta con una comunidad judía, sino tan solo con dos judíos. Uno de ellos es Abraham Zakai Zkilo, cuyas raíces familiares provienen de dicha ciudad, y el segundo es Francesco Luturo, músico e investigador, el cual realiza una investigación acerca de la música en la época de la Shoá.

Vale la pena mencionar que luego de la shoá la ciudad de Trani retomó su lugar de honor respecto al regreso de los judíos a la tierra de Israel. Luego de la segunda guerra mundial, la ciudad de Trani, como el resto de las ciudades portuarias del sur de Italia, funcionó como lugar de refugio para judíos de toda Europa. Los soldados judíos que se encontraban en Italia realizaron actividades educativas, culturales e incluso capacitaciones en el área agrícola, para así prepararlos hacia una futura aliá a Israel, en los campos de refugiados del lugar. Hasta hoy en día se encuentra en la zona restos de dichos campos, y en ellos frases grabadas en hebreo.

El último judío

En un viaje a Trani encontré al “último judío” de Trani, Abraham Zkilo. La familia de Abraham es una familia Italiana de varias generaciones. Cuando le pregunté cuándo llegó su familia a Italia, se rió y dijo: “siempre estuvieron aquí, miles de años”. Zkilo se siente descendiente de una familia judeo-italiana antigua y se encuentra muy orgulloso de su judaísmo y de su posición social como el último judío del lugar. Con lágrimas en los ojos me relató la historia de la ciudad y de las sinagogas que se convirtieron en iglesias. Salí con Abraham a un largo paseo por la ciudad, un largo recorrido por la historia de la judería italiana en general y la de Trani en particular. Pasamos por distintas puertas, oí relatos, frenamos al lado de casas y recibí una descripción acerca de cada familia judía que vivió allí a lo largo de las generaciones; nos sentamos en las plazas y oí acerca de la grandeza de los anusim de Italia que siguieron respetando el judaísmo en secreto. Intentaré describir tan solo un poco de todo lo que escuché de el.

A pesar de que Trani se quedó sin judíos a lo largo de las generaciones, el cuarto judío fue mantenido completamente. En algunas ciudades españolas es posible ver barrios judíos originales, de la edad media, sin embargo en ningún lugar en el mundo hay un cuarto judío completo – tan solo en Trani. En varias ciudades quedaron algunas casas, paredes y demás señales del barrio judío una vez existente, pero en Trani, cada casa relata una historia. Los nombres de las calles quedaron con sus nombres judíos, las puertas, los símbolos de las familias judías – todo a quedado tal cual.

Quizás más aún: no solo que las casas del cuarto judío representan un testimonio viviente de la vida judía, sino que la población local no judía, aún se refiere a este lugar como el lugar en donde viven los judíos hasta hoy en día.

Llegué a Trani un jueves a la medianoche. Mis huéspedes me invitaron a realizar un recorrido por la ciudad antes de irme a descansar después del largo camino. El primer lugar que llamó mi atención fue el Beit Hakneset, el cual contaba con una campana de iglesia en su techo, y sobre la campana eclesiástica… un maguen david. He visitado varias sinagogas alrededor del mundo, pero un Beit Kneset con una campana eclesiástica y sobre ella un maguen david, nunca he visto… y esta es la historia:

El Beit Kneset “Scola Nova” fue construido en el año 1247. Cerca suyo, fue construido el Beit Kneset “Scola Grande” en el año 1250. En el año 1541 las sinagogas fueron transformadas en iglesias de la noche a la mañana. Carlos V (nieto de la reina Isabel) expulsó a los judíos de la zona, y ordenó convertir las sinagogas en iglesias. Gran parte de los judíos se fueron de la zona, y otros comenzaron a vivir como anusim, mientras que respetaban el judaísmo en secreto.
Y así fue como las sinagogas fueron transformadas en iglesias, pero dado que Hashem nos cuida… luego de casi 500 años, el alcalde devolvió el objeto perdido (¿o quizás robado?) a sus dueños, cerró la iglesia y le permitió a los dos judíos que viven en la ciudad, rezar allí en forma diaria.

Durante los últimos años, llegan aTrani judíos que se encuentran dispersos por los suburbios de la ciudad y realizan minianim en los Iamim Noraim. Asimismo, muchos turistas llegan al Beit Kneset para poder ver el milagro del Beit Kneset que fue convertido en una iglesia y luego retornó a ser Beit Kneset.

Beit Kneset con campana de iglesia

A pesar de haber devuelto el control del Beit Kneset a los judíos, el gobierno pidió preservar los símbolos católicos que fueron agregados a la sinagoga. Pidieron dejar la campana con la cruz en el techo y la imagen de “la santa María” en el arón hakodesh, tal como fue preservado durante 500 años. El último judío de Trani – descendiente de judíos que vivieron en la ciudad durante miles de años y durante cientos de ellos mantuvieron su judaísmo en secreto como anusim – contestó terminantemente: de ninguna forma. Dijo, e hizo tal cual. En una de las noches oscuras, dicho judío se subió al techo, y quitó la cruz de la campana de la iglesia. Cuando le pregunté por qué no quitó asimismo la campana, dijo que no quería llamar demasiado la atención. Sin embargo no terminó allí la obra. Luego de un año, nuevamente por la noche, subió el judío al techo del Beit Hakneset y puso un maguen david sobre la campana eclesiástica…

Lo mismo hizo con la imagen de María, la cual se encontraba en el arón kodesh. Luego de consultar con el Rabino Mordechai Eliahu, decidió no quitar la imagen por temor al gobierno, sino tapar la misma con una pared interna… así encontramos en Trani el único Beit Kneset en el mundo (de acuerdo a mi conocimiento) el cual cuenta con una imagen de la “santa María” dentro del Harón Kodesh y una campana de iglesia con un maguén david en el techo.

El Beit Kneset de Trani fue completamente preservado. El mismo fue construido con estilo gótico. En la parte de adelante hay un Haron Kodesh de piedra lisa como parte de la pared oriental y siete escalones llevan al mismo. Skilo, reza todas las mañanaso en el Beit Kneset, pero dice no estar solo, “siento a mi abuelo y a mi bisabuelo, la alegría y el dolor, paraíso e infierno, siento las voces que rezaron aquí antes de que el Beit Kneset sea tornado en iglesia… querría ver la cara de Carlos V, nieto de la reina Isabel, quien ordenó expulsar a los judíos de la ciudad, si viese a mis nietos vivir en Eretz Israel. El desapareció y nosotros estamos vivos, el pueblo de Israel está vivo…”

A pesar de ser pocos, intentan los judíos de la ciudad vivir como tales. La federación de comunidades de Italia y el Rabinato de Roma ayudan a la comunidad a fortalecer su camino, y llevar una vida judía, tanto a los judíos como a los anusim que desean retornar al judaísmo. El Rabino Shalom Bajbut es el líder espiritual de la comunidad y los guía en todo lo que sea necesario.

Los judíos de Italia son hoy en día cerca de 30.000. La mayoría se encuentran concentrados en las grandes ciudades, Roma, Milán, Firenze, Torino, Triasta, aunque también los hay, en varias comunidades pequeñas, las cuales realizan un gran esfuerzo para poder seguir viviendo como judíos. Como es sabido, la mayoría de las comunidades italianas poseen museos judíos muy bellos. Sin embargo, estas tratan de no vivir únicamente a la sombra de los mismos, sino de vivir su vida judía de forma tal que los museos sean parte de ellas y no al contrario.

Rabino Eliahu Birnbaum

El destino y el futuro de las diez tribus

“Tus ojos son palomas: Tal como la paloma vuelve a su casa, así es Israel. Tal como dice en Oseas 11:11: ‘Como una paloma de la tierra de Asiria’. Ésas son las diez tribus. ‘Y les haré habitar en sus casas, palabra de D’s’.” (Shir Hashirim Rabá, 4).

En las próximas semanas, los artículos de “Los judíos de mi mundo” hablarán de uno de los grupos más apasionantes del mundo judío: los Bnei Menashé del nordeste de la India. En este caso, pareceríamos contar con más pruebas que en otros, sobre sus lazos con el pueblo judío y su condición de descendientes de la tribu de Mensahé, exiliada de la Tierra de Israel. Pero antes de exponer a los lectores la historia de esta tribu, trataré de explicar las diversas posturas con respecto al retorno de las diez tribus en nuestro tiempo y su importancia para Israel. Este tema se repetirá en dos artículos más sobre “los judíos de mi mundo”.

Hoy en día tenemos la sensación de que la ubicación geográfica y espiritual de las diez tribus es algo legendario, pero en tiempos de nuestros sabios todavía se lo consideraba un tema real y se sabía indicar el lugar en el que se encontraban. La Guemará (Maséjet Yebamot 16 b – 17 a) cita a Rav Asi: “Un idólatra que se compromete en matrimonio en estos días, se recela de ese compromiso por temor a que sea de las diez tribus. ¿Pero acaso la raíz no se desprende de la mayoría? Rav Asi se refería al lugar en que se encuentran, tal como dijo Rabí Aba Bar Kahana: ‘Los estableció en Khalakh y en Habor, junto al río Gozán y en las ciudades de los medos’. Khalakh es Hilzaón, y Habor es Kedaiev; el río Gozan es Ginezk y las ciudades de los medios son Hamdan y otras similares; hay quienes dicen que es Nihar y otras similares. ¿Cuáles otras? Shmuel dijo: ‘Las ciudades de Hidki y Domki’.”

También la Guemará (Maséjet Sanedrín 84 a) cita el lugar de exilio de las diez tribus, pero se limita a identificarlo con precisión: “¿Adónde las desterraron? Mar Zutra dijo: A África. Rabí Hanina dijo: A los Montes Slog”. HaMaharal (Nétzaj Israel, Cap. 34) trata de descubrir el sitio particular en África: “Y aún está por verse qué significa, si al principio se exiliaron en África, no es la que nosotros conocemos, sino un lugar detrás de las montañas tenebrosas. También ese lugar se llama África, tal como ha quedado demostrado en el Tratado de Tamid”…

También el midrash, en Yalkut Shimoni (sobre el Libro de Isaías 49:2, 469) cita el lugar de exilio de las tribus y qué les sucedió: “Las diez tribus tuvieron tres exilios: una parte en el Sambatión; otra antes del Sambatión y así como hay un espacio desde la Tierra de Israel hasta el Sambatión, también lo hay desde el Sambatión hasta allí; y la otra se exilió en Dafna de Ravlata y allí desapareció”.

Para nosotros, la pregunta crucial no es qué sucedió con las tribus, sino qué sucederá con ellas. ¿Acaso nuestros sabios y profetas nos prometieron que habrían de retornar al judaísmo? Está claro que nuestros sabios y profetas nos anunciaron el retorno de las tribus judías exiliadas de nuestra tierra tras las montañas tenebrosas.

En Maséjet Sanedrín 110, b la Guemará analiza el futuro de las diez tribus en palabras de Rabí Akiva y Rabí Eliezer: “Mishná: Las diez tribus no retornarán, tal como dice en Deuteronomio 29:27: ‘Para arrojarlos a otras tierras, como hoy. Así como el día se va para no volver, también ellos se van y no regresarán’ (Rabí Akiva). Rabí Eliezer dijo: ‘Como hoy: Así como el día se oscurece e ilumina, también las diez tribus que están en las tinieblas volverán a iluminarse en el futuro’ (véase también Tosefta 13; Yalkut Shimoni 1, 960 con algunos cambios).

También Tosafot Yom Tov adhiere a la interpretación de Rashi y agrega: “‘Ésta es la tierra que dividirán por suertes entre las tribus de Israel como herencia, y ésas son sus porciones, dice D’s’ (Ezequiel 48:29). Ésta es la prueba absoluta de la reunión de nuestras diásporas desde los cuatro confines de la tierra. Ya lo dijo Rabí Akiva en 110 b: ‘Las diez tribus no retornarán’… es decir, la generación que marchó al exilio, como dice Rashi… Por ello no debe asombranos lo que dice Ezequiel, que al final del libro escribió sobre la tierra que se dividiría entre las doce tribus”.

Para Rabí David Ben Zimra (Responsa, Orjot Haim 85), en quien nos basamos en todos los aspectos de la Halajá y con respecto a la condición halájica de los judíos de Etiopía, la situación es clara y explícita: “Aunque según la primera interpretación de la Guemara Rabí Akiva se opone, dos tanaítas discrepan con él, Rabí Eliezer y Rabí Shimón Ben Yehuda de Kfar Ako, en nombre de Rabí Shimon. Por eso creo que habrán de retornar y que tienen parte en el mundo por venir”.
Cuando se preguntaba a Maimónides sobre este tema, respondía en sus cartas: “Con respecto al tema de las tribus, debéis saber que es un tema real y que esperamos su retorno. Están ocultos detrás de las montañas tenebrosas y el río Gozen y el río Sambatión. Y este río ciertamente arroja arena seis días a la semana y descansa el séptimo día. En tiempos del anciano justo y piadoso Avi Aba z”l ya habían traído un pomo con arena, que se movía seis días a la semana y descansaba el séptimo. Estas cosas son verdaderas porque en algunas ocasiones se aparecen a unos pocos (Recopilado en 5658).
En su comentario a Ezequiel 37:19, el Malbim (Rabí Meir Leibush Ben Yehiel Mijal) habla del retorno de las tribus como parte del proceso de redención y reunión de diásporas: “En el fin de los días se reunirán las diez tribus perdidas y dispersas bajo la bandera de Yosef, el Mesías Ben Yosef que reunirá a los dispersos”.

El Rabino Yehuda León Askenazi (Manitou) z”l escribió sobre el retorno de las tribus en nuestros días: “En el fin de los días habrán de ser nuevamente aceptados en el pueblo judío”. Son judíos según la Halajá y hay que aceptarlos como tales. Lo hemos olvidado durante el exilio, y debido a que hoy en día nos regimos de acurdos a las normas de los Tribunales Rabínicos de la diáspora, surgen muchos problemas al respecto. Es obvio, que la situación no permanecerá así eternamente, y está claro que se requiere un revolución para que el pueblo judío siga existiendo” (del Libro del Mesías, Primera parte, “La reunión de las diez tribus”).

Si bien se pueden citar muchos versículos e intérpretes diferentes, no podemos explayarnos más. Lo que si me gustaría, es volver a la fe sencilla y auténtica que nos fuera prometida por nuestros sabios y las grandes personalidades judías: “Que no se aparte a los desterrados”.

También Tosafot Yom Tov adhiere a la interpretación de Rashi y agrega: “‘Ésta es la tierra que dividirán por suertes entre las tribus de Israel como herencia, y ésas son sus porciones, dice D’s’ (Ezequiel 48:29). Ésta es la prueba absoluta de la reunión de nuestras diásporas desde los cuatro confines de la tierra. Ya lo dijo Rabí Akiva en 110 b: ‘Las diez tribus no retornarán’… es decir, la generación que marchó al exilio, como dice Rashi… Por ello no debe asombranos lo que dice Ezequiel, que al final del libro escribió sobre la tierra que se dividiría entre las doce tribus”.

Para Rabí David Ben Zimra (Responsa, Orjot Haim 85), en quien nos basamos en todos los aspectos de la Halajá y con respecto a la condición halájica de los judíos de Etiopía, la situación es clara y explícita: “Aunque según la primera interpretación de la Guemara Rabí Akiva se opone, dos tanaítas discrepan con él, Rabí Eliezer y Rabí Shimón Ben Yehuda de Kfar Ako, en nombre de Rabí Shimon. Por eso creo que habrán de retornar y que tienen parte en el mundo por venir”.
Cuando se preguntaba a Maimónides sobre este tema, respondía en sus cartas: “Con respecto al tema de las tribus, debéis saber que es un tema real y que esperamos su retorno. Están ocultos detrás de las montañas tenebrosas y el río Gozen y el río Sambatión. Y este río ciertamente arroja arena seis días a la semana y descansa el séptimo día. En tiempos del anciano justo y piadoso Avi Aba z”l ya habían traído un pomo con arena, que se movía seis días a la semana y descansaba el séptimo. Estas cosas son verdaderas porque en algunas ocasiones se aparecen a unos pocos (Recopilado en 5658).
En su comentario a Ezequiel 37:19, el Malbim (Rabí Meir Leibush Ben Yehiel Mijal) habla del retorno de las tribus como parte del proceso de redención y reunión de diásporas: “En el fin de los días se reunirán las diez tribus perdidas y dispersas bajo la bandera de Yosef, el Mesías Ben Yosef que reunirá a los dispersos”.

El Rabino Yehuda León Askenazi (Manitou) z”l escribió sobre el retorno de las tribus en nuestros días: “En el fin de los días habrán de ser nuevamente aceptados en el pueblo judío”. Son judíos según la Halajá y hay que aceptarlos como tales. Lo hemos olvidado durante el exilio, y debido a que hoy en día nos regimos de acurdos a las normas de los Tribunales Rabínicos de la diáspora, surgen muchos problemas al respecto. Es obvio, que la situación no permanecerá así eternamente, y está claro que se requiere un revolución para que el pueblo judío siga existiendo” (del Libro del Mesías, Primera parte, “La reunión de las diez tribus”).

Si bien se pueden citar muchos versículos e intérpretes diferentes, no podemos explayarnos más. Lo que si me gustaría, es volver a la fe sencilla y auténtica que nos fuera prometida por nuestros sabios y las grandes personalidades judías: “Que no se aparte a los desterrados”.

Rabino Eliahu Birnbaum

Un geriátrico blanco en África

El edificio perteneciente a la sinagoga fue vendido a católicos, y en el colegio judío estudian no judíos. ¿Acaso es posible ser judío en Zimbabue?

¿Cómo se puede llevar una vida judía en un país con 900% de inflación anual y 80% de desocupación, en el cual no hay provisión regular de agua y electricidad, practicamente la mitad de la población son portadores de sida y la expectativa de vida es de las más bajas del mundo (36 años)? Este es el desafío de la pequeña pero maravillosa comunidad de Belwaio, Zimbabue.

La mayor parte de los judíos, arribaron a Zimbabue entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Los mismos, llegaron a la colonia inglesa Rodesia, la cual finalmente logró su independencia y se convirtió en Zimbabue (1970). En el año 1894 llegaron los primeros judíos de Lituania y Rusia, y en el año 1920 se les sumaron a estos, judíos de la isla de Rodos – Grecia. En el año 1930 arribaron al país judíos que huían de Alemania, y luego de la Shoá, se unieron algunos más.

A lo largo de los años, la comunidad creció, y en los 60´ la misma contaba con 8000 judíos. En esa época, fueron construidas dos sinagogas en la ciudad Harare, una ashkenasita (1895) y otra sefaradita (1931). En el año 1911, fue construida una sinagoga grande y muy impresionante en la ciudad de Bulawayo. Dos colegios judíos fueron construidos en Zimbabue, el colegio Carmel en Bulawayo y el colegio Sharon en Harare. Sin embargo, en el año 1970 cuando comenzó la revolución ciudadana en y con ella una lucha entre el gobierno y la oposición, la mayoría de los judíos abandonaron el país.

Hoy en día, viven en Zimbabue únicamente 300 judíos. La mayor parte se encuentra concentrada en las ciudades Bulawayo y Harare y tan solo algunos individuos viven en Kwe Kwe, Gweru y Kadom. La mayor parte de los judíos que viven en el país son de edad avanzada. Tan solo unos pocos, aún recuerdan los días de gloria de Zimbabue, y no se olvidan de recordar con orgullo que el actual dirigente del Banco de Israel ha nacido allí.

La situación económica y política, y quizás también la situación de la salud – dado que uno de cada dos ciudadanos negros está enfermo de sida – han causado una gran huída de judíos del país. Una gran parte de las tierras de los ciudadanos blancos, han sido tomadas por el gobierno y entregadas a organizaciones colectivas de gente negra para que los mismos las puedan trabajar. Muchos judíos se quedaron sin tierra ni propiedades y la inflación llevó a la desvaloriozación de la moneda. Hoy en día, no es posible salir de compras sin menos que 2-3 millones de Zimbabues, e incluso con este monto, la cantidad de cosas que pueden ser compradas es muy pequeña. Los miembros de la comunidad describen situaciones en las cuales a veces no hay arroz o incluso nafta.

Es importante señalar, que en Zimbabue vive una tribu llamada “Judíos Rusape”, quienes dicen ser descendientes de las “diez tribus”. Ellos, forman una comunidad aparte, y no son incluidos en los números o relatos de este artículo (quizás un artículo acerca del tema sea escrito en el futuro si Dios quiere).

97.5% de los alumnos no son judíos

En la mayoría de las comunidades, la institución principal de la comunidad es el colegio judío, pero en Zimbabue las cosas son diferentes. La institución principal ha pasado a ser el geriátrico judío, en el cual viven 30 personas. El mismo, es usado durante los días de la semana como sinagoga, debido a que los judíos se encuentran allí durante el día y la noche, y así no hay necesidad de buscar un minián. El Rab de la comunidad reza con los ancianos del geriátrico día a día, mientras que parte de ellos no saben en su llegada o en su ida si estuvieron en el rezo de la mañana o de la noche. En Shabat, las tefilot tienen lugar en el edificio de la comunidad.

Una de las figuras más interesantes del geriátrico es Leizer Abramson, quien falleció hace prácticamente un año a la edad de 107. He tenido el honor de conocerlo en mi paseo por Bulawayo. Leizer nació en Bayteitel Polonia, al lado de Bialistok, y llegó a Rodesia en el año 1926. Vivió sus últimos 30 años en el geriátrico judío y allí su vida llegó a su fin. La misma comenzó en el siglo XIX y finalizó en el siglo XXI.

El colegio judío Carmel, el cual fue fundado para niños judíos, cuenta con 200 alumnos, pero tan solo 5 de ellos son judíos (dos de ellos son los hijos del Rabino local). Entre los alumnos de la escuela se encuentran católicos, musulmanes e indúes, blancos y negros los cuales demandan un alto nivel de educación. Paradójicamente, todos los días viernes comienzan las clases como es común en un colegio judío con “mode aní”(parte del rezo matutino), “Kabalat Shabat”(recibimiento del shabat) y finalizan con el “Hatikva” (himno israelí). El kidush es dicho por uno de los niños judíos y la bendición del pan es recitada por uno de los niños no judíos. Es importante aclarar que no hay clases en Shabat y festividades. Asimismo, también en el colegio judío Sharón, la mayor parte de los niños no son de origen judío.

Un colegio judío con mayoría no judía no es algo exclusivo de Zimbabue; esto también sucede en varias comunidades del mundo como manifestación de que la comunidad no desea quedarse atada al pasado y como nostalgia con respecto a tiempos mejores que ya no volverán. Este fenómeno, es muy común en lugares en que en su momento existieron grandes comunidades y escuelas florecientes, y que hoy en día, la cantidad de judíos que forman parte de las mismas son realmente un número muy pequeño. Así, sucede en el colegio “Albert Einstein” de Quito – Ecuador, en el colegio judío de La Paz – Bolivia, el colegio de Port Elizabeth en África del Sur y otros tantos. Es difícil explicar la preservación de estos colegios de forma lógica y simple. Parecería ser que se trata de un instinto de supervivencia comunitaria: la comunidad siente que el hecho de que exista un colegio judío, incluso que no estudien en él niños o jóvenes judíos, “mantiene el fuego encendido” de la comunidad y por ende el cierre del mismo, implica el derrumbe de la misma.

¿Y que sucede con el Rabino? El Rab Natán Asmuja y su esposa Katy cuentan con cuatro años de liderazgo rabínico en la comunidad. Su lugar lo llenarán el Rab David Alima y su mujer Efrat (ambas parejas son egresadas del programa Amiel-Strauss). La familia Almuja tiene tres hijos, o en otras palabras, el 60% de los niños de la comunidad en Bulawayo. A lo largo de los años, la Rabanit Katy sostuvo un colegio privado para sus niños en su hogar. Todos los días, luego de que los niños regresaban de la escuela, sentaba a los niños junto con los libros de estudio de Israel y les enseñaba el programa de estudios en Hebreo, Tanaj, Mishná y Halachá. Sin embargo, por sobre todo, la familia del Rab debe enfrentarse a la sensación de soledad en el sentido social. A pesar de que la comunidad de Bulawayo es pequeña y familiar, es difícil no sentir la soledad de la familia rabínica.

La destrucción del templo

Como cualquier ser humano, existen asimismo comunidades que han pasado traumas. Lamentablemente, así sucedió con la comunidad judía de Bulawayo hace cuatro años.

En Shabat Shuba, la noche de Iom Kipur de 5763, pasó el hecho más trágico que podía suceder: el Beit Hakneset central, el más grande y más bello de toda la comunidad, el cual contaba con 1500 lugares de rezo, se incendió justo en los 10 días de arrepentimiento. Es difícil saber qué es lo que causó este incendio, pero no hay que descartar que fuerzas musulmanes extremas hayan realizado un acto de vandalismo. La sinagoga, la cual era el orgullo comunitario, fue totalmente incendiada. Las paredes externas quedaron como recuerdo, he incluso los libros sagrados, los muebles y el Heichal se hicieron cenizas. De forma increible, los libros de la Torá que se encontraban en el Arca Sagrada, la cual fue construida al estilo Iraquí (dentro de un cuarto interno), no sufrieron ningún daño y fueron salvados del fuego.

Cuando visté Bulawayo, prácticamente un año después del incendio de la sinagoga, todavía era posible oler el humo dentro del edificio. La visión general del Beit Hakneset incendiado era realmente deprimente.

No es fácil imaginar la senación de la pequeña comunidad, la cual se encuentra en una lucha por sobrevivir, ver a su sinagoga quemándose 24 horas antes de Iom Kipur. La comunidad se encontraba shockeada, pero de todas formas logró recomponerse y reorganizarse. Los rezos del sagrado día fueron llevados a cabo en el centro comunitario.

Luego de la festividad, comenzó el dilema entre los miembros de la comunidad. ¿Acaso hay que construir nuevamente el Beit Hakneset o tan solo venderlo y trasladarse a otro lado? Los ancianos, quienes cuentan con experiencia, votaron por trasladarse a un lugar alternativo. Ellos no creyeron que la comunidad pueda volver y reconstruirse, y retornar a sus días de oro. Los jóvenes de la comunidad no podían desprenderse de la sinagoga como símbolo de esperanza y continuidad de la comunidad, y por lo tanto pideron que la misma sea reconstruida. Luego de largas discuciones, la comunidad decidió vender el Beit Hakneset. Después de consultar con adjudicadores de halachá, la sinagoga fue vendida por un tercero a una iglesia evangelista africana, quien manifestó deseo de comprar el edificio.

Resulta ser, lamentablemente, que este ha sido el destino de la mayor parte de las sinagogas de Zimbabue: en la ciudad Gweru, el Beit Hakneset se encuentra en uso de la iglesia Pentecostesa; en la ciudad Kue Kue la sinagoga fue comprada por la comunidad Indonesa y es usada para sus necesidades. En Kadom el Beit Hakneset que fue construido en el año 1940 fue destruido y sobre el mismo, se construyó la iglesia católica de la secta “Testigos de Jehová”.

En el patio del Beit Hakneset que se quemó, se encontraba la Mikve comunitaria. La comunidad llegó a un acuerdo con la iglesia, de acuerdo al cual, la Mikve continuará estando bajo control de la comunidad. La gente de la iglesia dejaron un camino en el patio de la misma, el cual será usado por quienes vienen a utilizar la mikve. Los mismos, debido a la emoción que les causó el hecho de que la mikve de los judíos estará dentro de su territorio, intentaron agregar al acuerdo que también ellos podrán utilizar las aguas purificadoras cuando deseen, pero en eso el Rab no estuvo de acuerdo… la mikve se encuentra en el territorio de la iglesia, pero el uso es únicamente de la comunidad judía.

A pesar de la situación especial y difícil en el país y en la comunidad, los judíos no se dan por vencidos y luchan por sobrevivir. Incluso si debido a la edad de los miembros de la comunidad es difícil saber cuál será su destino, el deseo y los esfuerzos que los mismos realizan para cuidar su judaísmo son un símbolo para todas las comunidades judías del mundo.

Rabino Eliahu Birnbaum

Panamá, una comunidad sin asimilación

Una comunidad sin asimilación

El turista judío que llega a Panamá puede asombrarse de dos maravillas del mundo: el Canal de Panamá y el Rabino Sion Levy, Gran Rabino de la comunidad judía en Panamá.

Como se sabe, el Canal de Panamá es una importante vía marítima que atraviesa el istmo de Panamá en América Central, y que une el Océano Atlántico con el Océano Pacífico. Se trata de un canal con un sistema de esclusas cuya construcción implicó uno de los desafíos de ingeniería más difíciles de la historia. El canal fue construido durante varias décadas e inaugurado para el paso de naves en 1914.

Pero no menos esfuerzos y conocimientos de ingeniería se invirtieron en la comunidad judía de Panamá hasta llegar a la situación de hoy en día: una comunidad sin asimilación. Una de las situaciones actuales más características del pueblo judío disperso entre otros pueblos es el fenómeno de la asimilación y los matrimonios mixtos. Son pocas las comunidades que lograron ponerle freno para llegar a una situación sin matrimonios mixtos; Panamá es una de ellas, y el Rabino Sion Levy es el ingeniero que supervisó las tareas, con sabiduría y sensibilidad.

El Rabino Sion Levy desempeña sus funciones en Panamá desde hace 55 años; sin lugar a dudas se trata de un logro digno de mención en el Libro de Récords de Guinness del mundo rabínico.

Los primeros judíos que se establecieron en Panamá eran anusim, que en los siglos XVI y XVII llegaron a la entonces colonia española. La primera comunidad judía se creó en 1876; era una comunidad reformista llamada Kol Shearit, que existe hasta nuestros días.

En 1933, judíos llegados de Siria crearon la comunidad Shevet Ahim, hoy en día la comunidad madre en Panamá. En aquellos tiempos se creó también una tercera comunidad, Bet El, fundada por judíos askenazíes que habían huido del nazismo.

Hoy en día se estima que en Panamá hay unos 10.000 judíos, en su mayoría de origen sirio (fundamentalmente de Aleppo), algunos askenazíes y no pocos israelíes llegados con el paso del tiempo.

A mi entender, Panamá es el único país del mundo (a excepción del Estado de Israel) en el que hubo dos presidentes judíos: Max del Valle en 1964-1968, y Eric del Valle Maduro en 1987-1988.

Shevet Ahim es un ejemplo de una comunidad que cuenta con toda la infraestructura judía, religiosa y educativa, para preservar la existencia judía. Tal como me dijera el Rabino Sion Levy en nuestro último encuentro en Panamá: “En Panamá hay todo lo que hay en la Tierra de Israel, a excepción del Muro de los Lamentos”.

La comunidad cuenta con dos sinagogas y una tercera en construcción, restaurantes kasher, mikvaot, tres escuelas judías, una yeshivá, un kolel, un instituto de formación docente para mujeres, etc. Todo ha sido construido con gran lujo y magnificencia, porque el Rabino Sion Levy insiste en que el recinto de oraciones no debe ser menos espléndido que las casas de los miembros de la congregación.

La red escolar enorgullece a la comunidad y forma parte de los esfuerzos del Rabino Sion Levy para sentar las bases de la educación judía y la vida espiritual. La escuela más grande se llama “Albert Einstein” y cuenta con 1.000 alumnos; la “Academia Hebrea” tiene 500 alumnos y orientación religiosa ultraortodoxa, y la tercera escuela, “Ytzhak Rabin”, pertenece a la congregación reformista de la ciudad.

Todos siguen al Rabino Sion Levy

Pero nada surgió de la nada… Hay una mano orientadora en la ciudad, que durante muchos años se ha ocupado de la preservación y crecimiento espiritual de la comunidad: el Rabino Sion Levy, que ejerce sus funciones rabínicas desde hace 55 años.

Quienes conocen el mundo rabínico, sin dudas han oído hablar de la figura peculiar del Rabino Sion Levy, que además de ser un gran erudito y emitir dictámenes rabínicos, es un gran líder.

El Rabino Sion Levy fue una de las eminencias de la yeshivá Porat Yosef, y condiscípulo del Rabino Ben Zion Abba Shaul, el Rabino Haim David Halevi, el Rabino Shloush y el Rabino Ovadia Yosef. Durante 13 años estudió en jevruta con el Rabino Ovadia Yosef shelita. Sus rabinos más destacados fueron el Rabino Yaacov Ades z”l, el Rabino Ezra Attayah z”l, el Rabino Eliahu López z”l, el Rabino Ovadia Hadayah z”l y el Rabino Ben Zion Uziel z”l.

Pero el Rabino Sion Levy no acedió a abandonar la Tierra de Israel para marchar a Panamá hasta que el tribunal rabínico de Jerusalén, integrado por los Rabinos Herzog y Uziel, los Grandes Rabinos de aquel entonces, dictaminó que ejerciera sus funciones en Panamá: “Nos reunimos en carácter de Gran Tribunal Rabínico para dictaminar que el Rabino Sion Levy marche a santificar el Nombre de D’s en Panamá. Este dictamen es válido por dos años y posteriormente podrá ser reexaminado”.

La principal característica del Rabino Sion Levy es su capacidad de ver más allá de la realidad inmediata, no sólo con un anticipo de un mes o dos, sino de una década o una generación. Siempre pensó “en grande” sobre el futuro de la comunidad, y con ingentes esfuerzos e inagotable dedicación logró cumplir sus objetivos.

A pesar de su forma de actuar halájica, y tal vez precisamente por ella, el Rabino Sion Levy suele decir: “No siempre hay que darse la cabeza contra la pared. Si la comunidad no está preparada y dispuesta para consumir sólo Jalav Israel, no hay que complicarle la vida. ¿Qué sentido tiene repetir la amida si eso hace que no vengan a colocarse los tefilín y a rezar en el minián antes de ir a trabajar? ¿De qué servirá la inmersión ritual de los varones, si eso lleva a que las mujeres no entren a la mikve? Ésa es la forma de actuar del Rabino Sion Levy: dictámenes halájicos en consonancia con las necesidades de la congregación y su ritmo de progreso.

Con el paso del tiempo, el Rabino Sion Levy se convirtó en símbolo y ejemplo en el mundo rabínico en la diáspora. Tal como lo ha señalado en sus escritos: “Toda mi intención es dejar sentados por escrito los problemas que padecí, las luchas y dificultades para crear la comunidad, para que las generaciones venideras de rabinos y dirigentes los conozcan y no se dejen abatir por los problemas”.

El Rabino Sion Levy se ha impuesto cuatro principios básicos para liderar la comunidad, y los mantiene desde los inicios de su labor hasta el presente. Sin duda, los mismos pueden ayudar a los rabinos jóvenes que inician sus funciones en las comunidades de la diáspora:

1. No intervenir en la vida privada de los miembros de la comunidad, sino sólo en la vida pública y comunitaria.
2. Construir una infraestructura educativa para la generación joven, que influya sobre el futuro de cada judío de la comunidad.
3. No incluir los 613 preceptos en un solo bloque, sino avanzar paso a paso con cada precepto por separado.
4. No recibir pago por los servicios prestados, sino brindarlos sin retribución.
Recientemente se publicó un libro voluminoso titulado El líder y la comunidad. El Rabino Sion Levy y la comunidad Shevet Achim de Panamá, escrito y editado por Meir Miara, que despliega una amplia visión del quehacer del Rabino Sion Levy en la conducción de la comunidad.

Rabino Eliahu Birnbaum

LOS DESCENDIENTES DE LOS JUDÍOS DE KAIFENG: ENTRE LA IDENTIDAD RENACIDA Y LA IDENTIDAD DESAPARECIDA

Las características y orígenes de los judíos de la China

¿Hay judíos chinos? El tema de la China en general y de los judíos de la China en particular, parece estar envuelto en la bruma de las leyendas exóticas, tanto por la distancia geográfica con el Lejano Oriente como por los intentos de la China de desconectarse del resto del mundo y por su tenaz voluntad de preservar su identidad peculiar. La judería china es una de las comunidades judías más antiguas en el Lejano Oriente.

Las opiniones con respecto al momento de llegada de judíos a la China varían. Hay quienes dicen que estaban allí desde los comienzos de la historia judía, por ser descendientes de las diez tribus perdidas. Otros sostienen que llegaron en el primer siglo de nuestra era o aún después, en 231, con la expulsión de los judíos de Persia. Pero no caben dudas de que los judíos llegaron a la China en el siglo VII u VIII, con los primeros judíos arribados de la vecina India, o con los viajes de los mercaderes europeos por la ruta de la seda.

La China es mencionada en los textos legendarios de Eldad Hadaní, un autor hebreo de relatos de viajes imaginarios del siglo IX. Menashé Ben Israel, que vivió en el siglo XVII y escribió el famoso libro Una esperanza para Israel, menciona la existencia de judíos en la China que, en su opinión, descendían de las diez tribus perdidas. También Benjamín de Tudela encontró judíos en sus viajes a la China, si bien casi no habla de ellos.

Las características de los judíos de Kaifeng a lo largo de la historia

Entre las comunidades judías más peculiares y aisladas del mudo que cautivaron tanto a judíos como a investigadores, se cuenta la comunidad de Kaifeng, la ex capital del distrito de la dinastía Song. La comunidad logró sobrevivir durante mil años en condiciones de desconexión casi total del resto del mundo judío, hasta que se asimiló a su entorno hace unos 150 años. Sus orígenes se remontan al siglo XI, con judíos llegados de la India y de Persia. Aparentemente, la comunidad judía de Kaifeng fue descubierta en 1605 por el misionero jesuita Mathew Richards.

En el pasado, la comunidad de Kaifeng contaba con miles de miembros por la tolerancia y apertura que reinaban en la China hacia los judíos. Sus integrantes se dedicaban a diversas actividades, como el comercio, los oficios, la administración pública y el ejército. Los judíos de Kaifeng adoptaron parte de la cultura china, pero preservaron su unidad como comunidad hasta la modernidad. Su sinagoga, una combinación singular de arquitectura china y tradición judía, era uno de los edificios más impresionantes de la ciudad. El último rabino de la comunidad de Kaifeng falleció en 1867.

La sinagoga de la comunidad, construida en 1163, fue destruida varias veces y reconstruida otras tantas, hasta que en 1860 fue destruida por una creciente del Río Amarillo. A partir de entonces la comunidad empezó a disgregarse y asimilarse. En el lugar de la sinagoga no quedan vestigios de la misma, y actualmente funciona allí un hospital público. En las últimas décadas muchos soñaron infructuosamente con reconstruir “el Palacio de la Verdad Pura”, tal como la llamaban los judíos de Kaifeng. Es una especie de “sueño romántico” de muchos judíos del mundo, que lo ven como el símbolo de la renovación de la vida judía en el lugar y del resurgimiento de la identidad judía en la China.

Una de las leyendas más apasionantes narradas por los descendientes de los judíos de Kaifeng despliega la historia de éstos y de los primeros misioneros cristianos en la China. Los judíos, que nunca habían oído hablar del cristianismo, supusieron que todas las personas que creían en un solo D’s eran necesariamente judías; los misioneros, que no imaginaban que pudiera haber judíos en la China, supusieron que se trataba de “cristianos perdidos”. Cuando se descubrió el error, los cristianos trataron vanamente de convertir a los judíos, porque éstos se aferraron a su lealtad a la tradición judía (esta leyenda aparece también en el libro de la Dra. Beverly Friend y el Prof. Xu Xin, Las leyendas de los judíos chinos de Kaifeng).

El Medioevo fue la edad de oro de los judíos de Kaifeng. En los siglos XVI y XVI buscaron semejanzas entre el confucionismo y el judaísmo; aparentemente, sentían la necesidad de encontrar semejanzas entre las creencias y ritos judíos y los chinos, para demostrar que los judíos podían encontrar fácilmente denominadores comunes con la China. A tales fines, los sabios judíos prepararon textos grabados en piedras, que expresan esos elementos comunes. La comunidad judía depositó esas piedras en la sinagoga y en otros lugares en 1489, 1512, 1663 y 1679. La piedra más antigua (1489) presenta a Abraham como el fundador de la religión judía y como activo oponente de la idolatría: “Ellos no hacían ídolos, no adoraban espíritus ni demonios y no creían en supersticiones. Con respecto a la construcción de estatuillas e imágenes y a los dibujos con formas y colores, son cosas vanas y hueras”.

Pero con el paso del tiempo, los judíos de Kaifeng tuvieron dificultades para preservar su judaísmo, hasta que olvidaron cómo leer la Torá en hebreo y escribieron un Libro de la Torá en chino (el Museo Británico tiene uno de ellos). Por la influencia local y la adaptación a la agricultura regional empezaron a preparar los panes de Shabat con harina de arroz…
En una carta conmovedora de 5660 (1900), la comunidad sefardí de Shangai se dirige a los judíos de Kaifeng que se quejan de su situación espiritual y les ofrecen ayuda. La carta testimonia la situación de la comunidad en aquel entonces:
“A nuestros hermanos y afines en la redención: Hemos oído que la sinagoga resultó destruida y que no cuentan con un rabino ni maestro que les enseñe la Torá de D’s y el recto camino para servir a D’s… Ahora han olvidado todo y vendido los Libros de la Torá que aún les quedaban. No hace mucho tiempo vimos aquí, en Shangai, esos libros en manos de no judíos que los compraron hace tres o cuatro meses, y hemos oído que ustedes quieren vender los que aún les quedan, porque no hay quién sepa leerlos…

Al oír esta mala noticia, se nos ha destrozado el corazón y estamos embargados de congoja y aflicción… porque ustedes olvidaron la Torá de D’s que sus antepasados les habían enseñado, y abandonaron el culto a D’s, el Shabat, las festividades y la circuncisión. Por eso acudimos a ayudarlos y queremos enviarles emisarios de nuestro pueblo para que vean qué pasa allá… Queremos asistirlos en todo lo que podamos, para que retomen la senda de sus antepasados, que también son los nuestros… Si necesitan fondos para construir la sinagoga, trataremos de recolectarlos y de enviárselos… Si necesitan un maestro que les enseñe la Torá y las leyes, también trataremos de enviárselo, y si les parece bien venir a Shangai y vivir aquí con nosotros, les daremos ocupación y podrán hacer buenos negocios… Podrán marchar por la senda de sus antepasados… Por eso, no vendan los Libros de la Torá que aún conservan”…

El problema de la nación judía en la China

La tradición de los judíos de la China señala que tenían siete apellidos que les habían sido dados por el emperador Song de la dinastía Ming, que tenía dificultades para pronunciar sus apellidos originales. Los nuevos apellidos (Zhao, Zhang, Shi, Li, Jin, Lao y Ai) fueron preservados por las familias judías y existen hasta el presente en los descendientes de judíos.

En la China hay 56 “naciones” o “minorías” reconocidas, pero los judíos o los descendientes de judíos no se cuentan entre ellas. Este sistema se inició en 1949, por la influencia de Stalin sobre la definición de las minorías nacionales reconocidas por el gobierno central. En 1953, las autoridades chinas rechazaron el pedido de conferir a los descendientes de judíos de Kaifeng la condición de nación, situación que conlleva hasta el presente muchas limitaciones en cuanto a las posibilidades de mantener una vida religiosa pública y legal. Sólo en los últimos tiempos se supo que cuando una de las comunidades judías de la China quiso constuir una mikve (baño ritual), tuvo que convencer al gobierno de que el lugar funcionaba como un “spa”, y no como un sitio para el cumplimiento de preceptos religiosos.

La resolución de no reconocer a los decendientes de judíos com minoría nacional fue tomada también por el gobierno chino en 1953 y en 1980, porque no responden a los criterios adoptados para las otras minorías. En un interesante documento del Frente Unido del Comité Central del Partido Comunista Chino del 8 de junio de 1953, se lee: “La conclusión que se desprende es… que los judíos dispersos en Kaifeng no mantienen relaciones económicas directas entre sí, no tiene un idioma propio ni una zona de residencia conjunta, se han mezclado totalmente con la población mayoritaria en la vida política, económica y cultural. Asimismo, no presentan ninguna otra característica especial… Todo esto indica que no es de interés verlos como un grupo étnico separado, porque no son una nación judía en sí”…
Pero aunque los judíos y su religión no fueron reconocidos como una minoría nacional, somos testigos de un fenómeno muy interesante: desde el primer censo de población implementado por el gobierno comunista, los descendientes de los judíos de Kaifeng aparecen en las listas de documentos de residencia como pertenecientes a la nación “judía” (Yoho – Tai). A diferencia de ello, en otras regiones de la China no había ningún registro de los judíos por su religión, y algunas veces aparecen como parte de la mayoría china, y otras como parte de la minoría musulmana que, tanto para el gobierno como para los judíos, era el grupo más cercano al judaísmo. El registro de “judío” en el documento de identidad existió hasta 1996, ¡hasta hace tan sólo diez años! (Por supuesto, esto recuerda la inscripción de nacionalidad “judía” en los certificados de nacimiento de los judíos de Rusia, pero la diferencia radica en que ésta última está reconocida por el Estado de Israel a los fines de la Ley del Retorno, mientras que en el caso de los descendientes de los judíos de Kaifeng no lo está, algo para lo que no tengo explicación).

Es interesante señalar que los chinos no llaman a los judíos “judíos”, sino que usan la palabra china “Yoho – Tai”. El término “judío” en chino cambió varias veces con el paso del tiempo: en el pasado los judíos eran “Yetzeloya”, es decir, “Israel” o “la secta de los arrancadores de tendones” (en alusión al tendón del muslo), o “la secta de los escribas” o “musulmanes con gorros azules” (por la presunta proximidad entre el judaísmo y el Islam).

El encuentro con los descendientes de los judíos de Kaifeng

En mi visita a Kaifeng me encontré con los descendientes de judíos. Por mi condición de rabino, el grupo temía mantener una reunión formal, porque no están reconocidos como “nación” y tienen prohibido el cumplimiento de una vida religiosa. Por eso debimos recurrir a muchos “trucos”, hasta que nos encontramos en un lugar secreto y sin miradas escrutadoras.

El encuentro fue sumamente conmovedor. Los descendientes de judíos estudian hebreo y judaísmo en secreto y quieren reconectar su destino con el del pueblo judío. Las canciones Am Israel Jai y otras melodías judías sonaban naturales y emocionantes en sus bocas.

Cuando les pegunté por qué querían retornar al judaísmo y al pueblo judío, me brindaron una respuesta original que conecta la cultura china y la judía. La cultura china respeta tres principios: los padres, la sabiduría y la naturaleza. Los descendientes de los judíos de Kaifeng quieren respetar a sus padres volviendo a la religión de sus ancestros. En otras palabras, el retorno a la cultura judía proviene de la cultura china.

Después del encuentro visitamos a la familia Shi-Li, una de las más antiguas en Kaifeng, en la que había nacido una niña. Después del parto tuvieron que pagar una multa. Como se sabe, en la China está prohibido tener más de un hijo; sólo los grupos reconocidos como las 56 minorías nacionales antes mencionadas están autorizados a tener más hijos. Esta ley genera una situación especial, por la cual muchos judíos prefieren registrarse como musulmanes (que, en su opinión, son la religión más próxima al judaísmo) para poder tener más de un hijo. Cuando la Sra. Shi-Lin quedó embarazada y la pareja fue al hospital para hacer los estudios correspondientes, los médicos le exigieron que abortara. La familia no estaba dispuesta a hacerlo, y por eso la señora se trasladó a una aldea alejada hasta el momento del parto.

Cuando pedí a mis anfitriones que me llevaran al cementerio judío, me explicaron que la comunidad no tenía un cementerio central, sino varios cementerios “familiares”, y que cada familia descendiente de judíos tiene el suyo propio. Visitamos el pequeño cementerio de la familia Jin, que simboliza la antigua relación de los judíos de Kaifeng con el judaísmo, en donde vimos una placa recordatoria colocada por la familia, y un monumento que señala su árbol genealógico en los últimos siglos.

En los últimos años se pude percibir un despertar judío en Kaifeng, a partir de la declinación del comunismo. Se debe recordar que en 1992 se abrió la Embajada de Israel en la China, acto que los descendientes de judíos vieron como un símbolo que les hizo confiar en recibir apoyo del Estado de Israel para preservar su judaísmo, algo que no sucedió.
En el siglo pasado el mundo judío empezó a demostrar interés en los descendientes de judíos de Kaifeng. El judaísmo de Kaifeng constituye un vínculo singular entre el mundo judío y la historia de los judíos en Oriente. Pero a pesar de que hoy en día los descendientes de las familias judías originarias de Kaifeng se vuelven a reunir y tratan de revivir sus antiguas costumbres y la tradición judía, no gozan de reconocimiento ni apoyo estatal. Quieren ser reconocidos como minoría o como nación judía y recuperar la inscripción correspondiente de “Yoho – Tai” en sus documentos de identidad y residencia. La postura oficial es que los descendientes de judíos se asimilaron por completo y desaparecieron. Resulta difícil calcular cuántas personas se identifican como descendientes de los judíos de Kaifeng, pero el número oscila entre algo menos de 1.000 y 5.000.

En los últimos años llegaron a Israel varias familias e individuos descendientes de los judíos de Kaifeng, que a pesar de no ser reconocidos como judíos con derecho a la Ley del Retorno, pasaron la conversión ortodoxa y lograron cumplir su sueño de retornar al pueblo judío.

Entre la cultura israelí y la china

Los judíos y los chinos son dos pueblos de antigua data que lucharon, cada uno a su manera, para preservar su tradición e identidad en procesos de modernización. Una diferencia es que los chinos, más que otros pueblos, están aislados y concentrados en un solo lugar, mientras que los judíos son el pueblo más disperso del mundo.

La relación más interesante entre los chinos y los judíos aparece precisamente en el Tratado Teológico-Politico de Spinoza, que entendió la gran probabilidad de que las dos civilizaciones más antiguas del mundo recuperaran su independencia, porque ambas preservaban tenazmente sus diferencias específicas. Fue el primero en entender que, aparentemente, hay una ley histórica común aplicable a judíos y chinos por igual. En su libro, Spinoza compara los dos signos externos que preservan la peculiaridad de estos pueblos: la circuncisión en los judíos y la trenza en los chinos…
Con el telón de fondo de la gran China, considerada como una de las potencias del mundo moderno, la larga historia de los emperadores chinos, su cultura peculiar y el poder del Partido Comunista hasta hace poco tiempo, la prolongada existencia de una pequeña comunidad judía en Kaifeng debe ser vista algo asombroso; por otra parte, el actual despertar y renacimiento de la comunidad de los descendientes de judíos en Kaifeng, y su deseo de retornar a la fe de sus antepasados deben ser vistos como un milagro. El destino de esta comunidad histórica no se ha decidido aún, y la historia habrá de enseñarnos cuáles serán su futuro y su sino.

Rabino Eliahu Birnbaum

LA VIDA JUDIA EN POLONIA

En Polonia, a veces puede ser difícil encontrar un rastro de judaísmo.

Cuando la historia familiar no es contada, cuando los ancestros no son nunca mencionados y cuando el tema mismo es siempre silencioso.

Durante Shabat, uno de todos los que pase en Varsovia, la capital de Polonia, unas jovencitas se me acercaron. Una de ellas se presentó a si misma: Anya, estudiante de comunicaciones en la universidad local, y me dijo: “mi madre se rehúsa a decirme, quién era mi padre, así que yo debo de ser judía”. Esto es algo común dentro de la realidad polaca a principios del siglo XXI: cientos, quizás miles de personas no sabían si tenían o no, raíces judías. Algunas sentían interés por el judaísmo, y otras lo reprimían.

COMO ERA ESE ENTONCES

Antes del holocausto, cerca de 3.5 millones de judíos vivían en Polonia. Esta basta tierra era una tremenda fuente de vida judía por cientos de años, hasta el punto que en Israel, Polonia era conocida como “Poh-lin” , “Poh-lan-yah”, que literalmente significa : Aquí está Di-s.
Casi todos los judíos de Polonia fueron asesinados durante el régimen nazi, solo un décimo sobrevivió.

En Polonia después de la guerra, fue posible sacarlos. La mayoría de los sobrevivientes llegaron a campamentos de inmigración, o hicieron Aliá. Pero, una parte de los judíos sobrevivientes decidió regresar a sus hogares, en búsqueda de sus familiares y pertenencias, y trataron de continuar su vida después del disruptivo pasado. Ellos, entre otros judíos que por diferentes razones se encontraban en Polonia, o en partes de Alemania, retornaron a Polonia después de la guerra, su base como población judía. En Cracovia, Varsovia, asentamientos, y pequeñas villas, estos judíos trataron de recomenzar sus vidas.
Excepto que esta vez, era casi siempre, una vida sin judaísmo, y a veces sin siquiera una identidad judía.

En el año 1948, las puertas de Polonia se cerraron, como hicieron todos los países del este de Europa, por un período de ocho años. Durante este tiempo, los judíos empezaron a practicar judaísmo encubierto. Era muy peligroso ser judío en Polonia, y no era muy conveniente decir: “soy judío”. Era más seguro mantenerse escondido. Aún después de 1956, cuando la inmigración era nuevamente una posibilidad, y aún tiempo después, no era bueno el ser judío. En 1968, Polonia decidió abrirse al antisemitismo, como la mayoría de la Europa del este. Muchos judíos interpretaron esto como una mala señal de lo que podría venir, y así una nueva ola de inmigrantes comenzó, la cual prácticamente vació a Polonia de judíos.
Aliá, a Eretz Israel e inmigración para los Estados Unidos, Canadá, Alemania, Dinamarca, Suecia y otros países: se estima que 40 o 50 mil judíos dejaron Polonia durante este período. Aquellos que no lo hicieron – una vez más practicaron un judaísmo escondido, cambiando sus apellidos, nombres y direcciones. Muy pocos judíos se mantuvieron organizados en comunidades y continuaron una vida abiertamente judía, yendo a la sinagoga y la comunidad. La mayoría se mantuvo encubierto. La tragedia puede ser resumida en un enunciado, que habla de varios períodos y peligros: en los años 50 entre 1939 y 1989, no era bueno el ser judio en Polonia.

¿Cuántos judíos podrían vivir una vida en secreto? Unos miles, probablemente más.

Ellos tuvieron hijos y continuaron su vida, mientras escondían su identidad judía de todos sus alrededores, incluso de su familia y a veces de ellos mismos.

Una generación entera creció sin conocimiento de sus raíces judías. Algunos sabían que eran judíos, mientras que otros no sabían de su condición como tales, a pesar de ser tercera generación de abuela judía. Hasta hoy en día, es posible revisar viejos expedientes y descubrir con certeza quién es descendiente de un familia judía, debido a que la documentación fue meticulosamente creada para hacer notar quién era y quién no era judío.

Una generación entera, creció sin conocer sus raíces judías, y tan solo descubrió su existencia a los veinte años de edad, aún cuando sus padres continuaban escondiéndolas de ellos. Algunos son hijos o nietos de una madre o abuela judía, algunos tienen un padre o abuelo judíos. Muchas historias se caracterizan por el descubrimiento de gente joven que descubre que tiene raíces judías. Algunas abuelas o abuelos se lo impartieron a sus hijos y nietos en su lecho de muerte, diciéndoles que son judíos, como era el caso de los “Anusim” en España.

Algunas veces un sidur o un par de tefilín encontrado en el ático de la casa, revelaría lo olvidado. Algunas veces un apellido de familia inusual, o parientes que saben hablar yidish era una señal e indicación de sus raíces.

Una apertura para el retorno

De cualquier forma, hay “nuevos anusim”, en Polonia, Anusim que fueron cortados de la vida judía y vivieron como judíos a escondidas con miedo y dolor.

¿Cuál es nuestra obligación para con estos nuevos “anusim”? ¿Debemos, quizás, “enterrar” sus sentimientos, y su deseo de regresar a la tierra de Israel junto con nuestro hermanos que fueron enterrados en suelo polaco? Estos anusim de 50 años, tan distintos de los anusim de hace 500 años en España, ¿deberemos esperar otros 450 años para encontrarlos también?

No hay duda que el estatus halájico de estos jóvenes y familias que desearían retornar al judaísmo son grandes desafíos para los poskim. Después de la guerra, una gran parte de los matrimonios realizados, eran matrimonios mixtos, y los sobrevivientes pensaron: “no hay más judíos en Polonia”. Otros se asimilaron después de la guerra para sobrevivir, por miedo a los polacos. Sin embargo, muchos de ellos desean estudiar judaísmo, venir a la sinagoga, y ayudar a Israel. Y así, sentirse orgullosos de su identidad judía y pertenecer a la nación de Israel una vez más.

Durante mi visita en Polonia, conocí uno de los supervisores de Kashrut en la comunidad, un hombre de apariencia judía jaredí. Conocí a su esposa, también jarediá, los dos habían participado en una manifestación anti-semita, “skinhead”, neo-nazi, y después con el tiempo descubrieron que eran judíos, hijos de familias que habían escondido sus identidades. Recientemente, festejaron el brit milá de su hijo – en tierra polaca – pero como judíos observantes, y expresando su identidad judía en forma abierta.

Otra historia, que suena casi como ficción, es la historia de Przemyslaw Piekarksi. Un señor de 40 años, judío polaco con creencias liberales y democráticas. Piekarski peleaba con su madre por sus creencias anti-semitas. Habiendo vivido como niño con una abuela que hablaba alemán, padres políticamente conservadores y con un abierto anti-semitismo. Al realizar sus estudios universitarios, Piekarski tomó una posición liberal , que muchas veces le trajo confrontaciones con su madre , quién utilizaba cualquier oportunidad para expresar su repulsión contra los judíos y el judaísmo. Durante una discusión, le preguntó a su madre sobre su actitud hacia el judaísmo, y se colocó una kipá en su cabeza y le dijo a su madre, “madre, supón que fuera judío, ¿aún así me tratarías de esta forma? ” la respuesta de su madre le reveló algo que el nunca hubiera imaginado: “no tienes que tratar demasiado”, le dijo, “tu ya eres judío”, tu abuela, que siempre pensaste que era alemana, es en realidad judía. Hoy en día Piekarski viene a la sinagoga cada viernes por la noche, y trabaja actualmente en un diccionario Yidish-Polaco, que pronto se publicará. El descubrió que aquello que era el alemán hablado por su abuela, era en realidad Yidish.

Nuevo retoñar

Cuando le pregunté al Gran Rabino de Polonia, el Rab Michael Shudrich, si el había pensado que existía alguna posibilidad de que la vida judía en Polonia renaciera, el me respondió: ¡la vida judía ya está renaciendo!

No hace falta mirar tan lejos, o buscar mucho para encontrar pruebas de la renovación del judaísmo en el país. En Varsovia, un minián es formado tres veces al día. En Lodz, las plegarias de la mañana se hacen cada día en la sinagoga. En Cracovia se hacen cada shabat. Clases de torá en diferentes ciudades, están siendo más y más demandadas, y un shiur de daf iomí, se lleva a cabo cada día en la sinagoga de Varsovia.

Nuevos rabinos han empezado a regresar y llenar sus sillas como líderes comunitarios en cada ciudad. El Rabino Itzjak Rapoport, es el rabino de Breslau y sus alrededores, y el Rabino Boaz Pash es el rabino de la comunidad de Cracovia (estos rabinos son también enviados de “Shavei Israel” en Polonia). Un judío polaco, el Rab Matitiau Abalet, se recibió de rabino después de la guerra, en la Yeshiva University de New York, y después de 5 años de estudio regresó y recibió su posición de Rabino y director de la escuela en Varsovia.

Hay doscientos estudiantes al año en la escuela judía hoy en día, desde jardín de infantes hasta noveno grado. Hay también clases para la juventud y los adultos en el centro comunitario de Varsovia, hay más de cien jóvenes hombres y mujeres que vienen a estudiar hebreo cada semana. En Cracovia, los estudiantes y los jóvenes se encuentran en una organización judía llamada “Cholent”

Publicaciones judías son editadas también: recientemente el jumash con Rashi, fue traducido a polaco, una publicación mensual de la comunidad llamada “midrash” se distribuye a todas las comunidades judías en Polonia, cada semana el rabino de Breslau pública un escrito semanal. “shabat beshabató”, en polaco.
Hay también demanda de comida kosher en Polonia, y shejitá kosher, muchos productos y comida kosher pueden ser encontrados en diferentes comunidades.

Pero quizás, la señal más significativa del crecimiento de la vida judía en Polonia, sean, los niños… cada shabat decenas de niños llegan a la sinagoga.

Una muestra de lo más significativo, de la profundidad de la destrucción, fueron las palabras de Joelis Schtruk, el comandante Nazi que peleó en la guerra de Varsovia, en el 16 de mayo de 1943: “no hay más judíos en Varsovia”. Hoy hay judíos en Varsovia, niños judíos en las sinagogas en Polonia…”y también por ello la gloria de Israel no caerá”.

Una apertura para el retorno

De cualquier forma, hay “nuevos anusim”, en Polonia, Anusim que fueron cortados de la vida judía y vivieron como judíos a escondidas con miedo y dolor.

¿Cuál es nuestra obligación para con estos nuevos “anusim”? ¿Debemos, quizás, “enterrar” sus sentimientos, y su deseo de regresar a la tierra de Israel junto con nuestro hermanos que fueron enterrados en suelo polaco? Estos anusim de 50 años, tan distintos de los anusim de hace 500 años en España, ¿deberemos esperar otros 450 años para encontrarlos también?

No hay duda que el estatus halájico de estos jóvenes y familias que desearían retornar al judaísmo son grandes desafíos para los poskim. Después de la guerra, una gran parte de los matrimonios realizados, eran matrimonios mixtos, y los sobrevivientes pensaron: “no hay más judíos en Polonia”. Otros se asimilaron después de la guerra para sobrevivir, por miedo a los polacos. Sin embargo, muchos de ellos desean estudiar judaísmo, venir a la sinagoga, y ayudar a Israel. Y así, sentirse orgullosos de su identidad judía y pertenecer a la nación de Israel una vez más.

Durante mi visita en Polonia, conocí uno de los supervisores de Kashrut en la comunidad, un hombre de apariencia judía jaredí. Conocí a su esposa, también jarediá, los dos habían participado en una manifestación anti-semita, “skinhead”, neo-nazi, y después con el tiempo descubrieron que eran judíos, hijos de familias que habían escondido sus identidades. Recientemente, festejaron el brit milá de su hijo – en tierra polaca – pero como judíos observantes, y expresando su identidad judía en forma abierta.

Otra historia, que suena casi como ficción, es la historia de Przemyslaw Piekarksi. Un señor de 40 años, judío polaco con creencias liberales y democráticas. Piekarski peleaba con su madre por sus creencias anti-semitas. Habiendo vivido como niño con una abuela que hablaba alemán, padres políticamente conservadores y con un abierto anti-semitismo. Al realizar sus estudios universitarios, Piekarski tomó una posición liberal , que muchas veces le trajo confrontaciones con su madre , quién utilizaba cualquier oportunidad para expresar su repulsión contra los judíos y el judaísmo. Durante una discusión, le preguntó a su madre sobre su actitud hacia el judaísmo, y se colocó una kipá en su cabeza y le dijo a su madre, “madre, supón que fuera judío, ¿aún así me tratarías de esta forma? ” la respuesta de su madre le reveló algo que el nunca hubiera imaginado: “no tienes que tratar demasiado”, le dijo, “tu ya eres judío”, tu abuela, que siempre pensaste que era alemana, es en realidad judía. Hoy en día Piekarski viene a la sinagoga cada viernes por la noche, y trabaja actualmente en un diccionario Yidish-Polaco, que pronto se publicará. El descubrió que aquello que era el alemán hablado por su abuela, era en realidad Yidish.

Nuevo retoñar

Cuando le pregunté al Gran Rabino de Polonia, el Rab Michael Shudrich, si el había pensado que existía alguna posibilidad de que la vida judía en Polonia renaciera, el me respondió: ¡la vida judía ya está renaciendo!

No hace falta mirar tan lejos, o buscar mucho para encontrar pruebas de la renovación del judaísmo en el país. En Varsovia, un minián es formado tres veces al día. En Lodz, las plegarias de la mañana se hacen cada día en la sinagoga. En Cracovia se hacen cada shabat. Clases de torá en diferentes ciudades, están siendo más y más demandadas, y un shiur de daf iomí, se lleva a cabo cada día en la sinagoga de Varsovia.

Nuevos rabinos han empezado a regresar y llenar sus sillas como líderes comunitarios en cada ciudad. El Rabino Itzjak Rapoport, es el rabino de Breslau y sus alrededores, y el Rabino Boaz Pash es el rabino de la comunidad de Cracovia (estos rabinos son también enviados de “Shavei Israel” en Polonia). Un judío polaco, el Rab Matitiau Abalet, se recibió de rabino después de la guerra, en la Yeshiva University de New York, y después de 5 años de estudio regresó y recibió su posición de Rabino y director de la escuela en Varsovia.

Hay doscientos estudiantes al año en la escuela judía hoy en día, desde jardín de infantes hasta noveno grado. Hay también clases para la juventud y los adultos en el centro comunitario de Varsovia, hay más de cien jóvenes hombres y mujeres que vienen a estudiar hebreo cada semana. En Cracovia, los estudiantes y los jóvenes se encuentran en una organización judía llamada “Cholent”

Publicaciones judías son editadas también: recientemente el jumash con Rashi, fue traducido a polaco, una publicación mensual de la comunidad llamada “midrash” se distribuye a todas las comunidades judías en Polonia, cada semana el rabino de Breslau pública un escrito semanal. “shabat beshabató”, en polaco.
Hay también demanda de comida kosher en Polonia, y shejitá kosher, muchos productos y comida kosher pueden ser encontrados en diferentes comunidades.

Pero quizás, la señal más significativa del crecimiento de la vida judía en Polonia, sean, los niños… cada shabat decenas de niños llegan a la sinagoga.

Una muestra de lo más significativo, de la profundidad de la destrucción, fueron las palabras de Joelis Schtruk, el comandante Nazi que peleó en la guerra de Varsovia, en el 16 de mayo de 1943: “no hay más judíos en Varsovia”. Hoy hay judíos en Varsovia, niños judíos en las sinagogas en Polonia…”y también por ello la gloria de Israel no caerá”.

Rabino Eliahu Birnbaum

Recife, Brasil

¿En qué lugar del Nuevo Mundo se construyó la primera sinagoga, después del descubrimiento de América? Cuando oímos hablar de Brasil pensamos en el fútbol, el carnaval, las playas y la música, pero olvidamos que fue también la puerta de acceso de judíos al Nuevo Mundo. La primera sinagoga en suelo americano se construyó en la ciudad de Recife, Brasil, en 1636.

Los inicios de la población judía en Recife

Los judíos empezaron a establecerse en Recife a partir de 1500. En esos tiempos la ciudad era la capital del estado de Pernambuco, en la colonia portuguesa de Brasil. Los primeros judíos eran anusim que habían sido enviados allí junto con presos y delincuentes para desarrollar la nueva colonia portuguesa en Recife. Los judíos, que veían en ello una oportunidad económica y una forma de alejarse un poco de la Inquisición, lo aceptaron de buena gana y, ciertamente, en poco tiempo desarrollaron la región y la convirtieron en un centro próspero de cultivo de caña de azúcar. Efectivamente, los judíos lograron desarrollar diversas ramas de la economía en el norte de Brasil, como la exportación de azúcar, el dinero y la Bolsa, y la provisión de esclavos de África, y se convirtieron en una fuerza económica y comercial sumamente importante.

Cuando los judíos descubrieron el nuevo continente y sus características, surgieron diferentes interrogantes sobre la vida judía en el Nuevo Mundo. La primera pregunta halájica enviada desde Recife en el siglo XVI al Rabino Shabtai de Salónica se refería a la frase “Danos rocío y lluvia”, porque la temporada de lluvias en Brasil difiere de la europea, y no sabían cómo comportarse: “¿Debemos rezar por lluvia en los meses de Tishrei y Nisan, tal como lo hacen otros judíos en el mundo, o tal vez debamos adecuar nuestras plegarias a las estaciones del año en Brasil?”

A pesar de que los anusim llegados a Brasil trataron durante años de encontrar un lugar apartado para vivir tranquilos como judíos, sólo lograron cambiar el Viejo Mundo por el Nuevo Mundo, pero no modificaron significativamente su situación y sufrimientos. Si bien la Inquisición no habían entrado formalmente a Brasil, en 1580 empezó el “control” sobre lo que se hacía en Brasil, y se enviaron “supervisores” para que examinaran la situación de quienes renegaban del catolicismo. Quienes eran considerados herejes, entre los que había también judíos y anusim, fueron enviados a juicio en Lisboa, Portugal; cuando se los encontraba culpables, eran castigados allí y no regresaban a sus familias.

El florecimiento judío en Recife

En 1630, Holanda conquistó la colonia portuguesa y desde entonces empezó el renacimiento judío en Recife. Otras familias judías llegaron desde Amsterdam para empezar una vida nueva y muchos anusim decidieron dejar de vivir en dos mundos y volver a adoptar la religión de sus antepasados y el judaísmo. Casi todos los miembros de la comunidad, que llegaba a 4.000 almas, eran judíos de Holanda y anusim de la zona de Recife.

Los judíos empezaron a organizarse y a construir una vida comunitaria similar a la que llevaban en Portugal y Amsterdam. Construyeron la sinagoga Zur Israel, que con el paso del tiempo fue la primera construida en el Nuevo Mundo en general, y en suelo americano en particular; un Talmud Torá y una academia rabínica llamada Etz Haim.

En aquellos años, la comunidad “Zur Israel” decidió convocar a un rabino, y eligieron al Rabino Ytzhak Abuhab de Fonseca, que llegó a Recife en 1642 y que fue el primer rabino del continente americano.

En los últimos años se han realizado excavaciones arqueológicas en la antigua sinagoga de Recife, que fue refaccionada por la comunidad judía y la familia Safra de Brasil (en el sótano se descubrió también una mikve). Hoy en día, es una fuente de inspiración para los numerosos turistas que quieren conocer “la primera sinagoga”, tal como se la apoda. Asimismo, la comunidad judía local reza los sábados allí.

Es interesante señalar el cambio de nombre de la calle en la que se encuentra la sinagoga. Cuando fue construida, en tiempos de prosperidad judía, ésa era “la calle de los judíos”, pero cuando los portugueses conquistaron la ciudad y la Iglesia regresó a ella, el nombre cambió por el de “la calle del Buen Jesús”, la cual conserva este nombre hasta el presente. Debe ser la única sinagoga del mundo que se encuentra en una calle que lleva el nombre de Jesús…

En 1654, los portugueses reconquistaron la ciudad ocupada por los holandeses, y la libertad de culto a la que los judíos se habían acostumbrado durante los 24 años de dominio holandés desapareció de inmediato. Hay quienes sostienen que el crecimiento de la comunidad judía y la vida judía en Recife en aquellos años hicieron que la Iglesia Católica pidiera al gobierno portugués que “reconquistara la ciudad de Recife para evitar la humillación del funcionamiento de una sinagoga a la vista de la Iglesia”.

Cuando se inició el asedio portugués a Recife, los judíos lucharon codo a codo con los holandeses; cuando la ciudad cayó en manos de Portugal, decidieron abandonarla y volver con los holandeses a Amsterdam.

La dispersión judía desde Recife al Nuevo Mundo

Después de la conquista, se dio a los judíos un plazo de tres meses para abandonar la ciudad. Los judíos que así lo hicieron se dividieron en cuatro rumbos, cada uno de los cuales fue el inicio de una nueva historia judía. Muchos volvieron a Holanda con el Rabino Abuhab; otros se dirigieron a las islas del Caribe (Curaçao, Barbados, Jamaica) en donde crearon nuevas comunidades. Los inmigrantes de Recife construyeron en Curaçao una sinagoga sefardí-portuguesa que era una réplica exacta de la de Amsterdam. Otros se alejaron más, hasta Nueva Amsterdam en América del Norte, que más adelante habría de ser Nueva York, en donde sentaron las bases de la primera comunidad judía.

De Recife a Nueva a Amsterdam (Nueva York)

El primer judío que llegó a “América” con la expedición de Colón fue el traductor Luis de Torres, que se quedó a vivir allí. Pero la primera vez que llegó un grupo de judíos fue en 1654, cuando judíos de Recife llegaron a Nueva Amsterdam, posteriormente Nueva York.

Los 23 judíos llegados de Recife fueron los primeros en llegar a los Estados Unidos de América, que en aquellos tiempos era una colonia holandesa. Con el tiempo fueron llegando a Nueva Amsterdam más judíos, anusim de España, y la comunidad creció y construyó la primera sinagoga en Nueva York, Sheerit Israel.

Hubo otros judíos que no salieron de Brasil, sino que se alejaron de Recife y de su sinagoga, y siguieron viviendo en las aldeas, montañas y zonas apartadas para preservar su judaísmo en secreto.

Las costumbres judías en las aldeas de Brasil

El nordeste de Brasil es conocido como una zona llena de descendientes de anusim. La mayor parte crecieron y viven hasta hoy en día en aldeas pequeñas y alejadas, desconectadas del mundo y a veces de la civilización. Hasta el presente, quien visite estos lugares, podrá encontrar familias y aldeas enteras que cumplen costumbres netamente judías, hecho que indica sin lugar a dudas que son descendientes de judíos. Algunas de estas costumbre son “extrañas”, porque fueron conservadas por los lugareños al tiempo que practicaban el culto cristiano. Algunas familias conservaron ciertas costumbres sin saber que se trata de costumbres o preceptos judíos.

La costumbre más significativa es la de los matrimonios endogámicos, en especial entre primos y primas. Un refrán conocido por los habitantes de la región señala: “El hijo de padres que son primos será hermoso; el hijo de padres que no son primos será feo”.

Este fenómeno no es solamente una circunstancia histórica, sino una costumbre que se mantiene hasta el presente en esa parte de Brasil. Tony Rabelho Ferreira, un joven abogado de 34 años, está casado con su prima, y sus padres son primos en primer grado. Él sabía que la única posibilidad de casarse y formar una familia era encontrar un buen “acuerdo” dentro de la familia.

También se conservaron las costumbres de encender velas el sábado, barrer la casa de afuera hacia adentro (para no hacer pasar la basura por una puerta con mezuzá) y no comer carne de cerdo; en algunos lugares solían comer ciertas hortalizas en lugar de pan en los días de Pascua.

Las costumbres preservadas en esa región se mezclan con otras cristianas, y reflejan la situación de confusión y “cooperación” entre las religiones, tanto en las creencias como en la forma de vida de los descendientes de anusim. Más de una vez, las familias de descendientes de anusim conservaron costumbres judías sin saber que lo eran, sólo por la voluntad de conservar las tradiciones familiares.

Los descendientes de anusim que viven actualmente en esa zona de Brasil se encuentran en un terrible dilema: no se sienten católicos ni judíos, no pertenecen a la Iglesia pero tampoco forman parte de las comunidades judías; no están aquí ni allí, o un poco acá y otro poco allá… La pregunta más frecuente entre los investigadores es sobre el número de descendientes de anusim en esa parte de Brasil. Según las estimaciones más cautelosas, se trata de millones de personas. Pero a diferencia de España y Portugal, en donde se conservan algunos documentos en los archivos de las iglesias, en Brasil no hay registros, porque hasta el papel era un artículo de lujo en aquella época, y no quedaron registros escritos que brinden testimonio del origen de las familias.

Una visita a Bendito

Una de las vivencias más apasionantes de mi viaje a Recife fue la visita a Bendito Arauxo. Después de un viaje de varias horas por senderos tortuosos entre montañas y colinas, rodeados de vegetación tropical, llegamos a la aldea de Baraxo, a una casa con signos de presencia judía en el siglo XVII en esta región del norte de Brasil. Bendito, un hombre alto, de piel clara y ojos azules, llama la atención en esa zona del mundo en la cual toda la población tiene piel oscura. Pero su historia familiar como descendiente de judíos que llegaron de Portugal vía Holanda, puede explicar el fenómeno.

Bendito decidió vivir una vida “natural” lejos de los lugares poblados y de la civilización. En su casa todavía hay un horno de carbón, y alrededor de ella sembró verduras y árboles frutales para abastecer las necesidades de la familia.

Bendito se siente judío y aprendió solo, sin maestros, a leer hebreo. Empieza el día estudiando la porción semanal de la Torá. Cuando su familia come carne, la salan antes para no ingerir la sangre. La tradición familiar señala que llegaron de Portugal hace varias generaciones. A pesar de que su padre era católico, mantuvieron las costumbres de la familia: no comían animales impuros ni insectos, sólo contraían matrimonios endogámicos y vertían el agua visible en una casa en la que había un muerto. Después del fallecimiento de su padre, Bendito decidió buscar sus raíces judías. Hoy en día cuida el sábado en su casa, pronuncia el Kidush sobre el vino que prepara por sí mismo y después de celebrar la Havdalá a la salida del sábado, canta Hatikva con gran orgullo con sus dos hijas gemelas.

Cuando le pregunté qué espera, me respondió: “Que se contruya el Tercer Templo antes de mi muerte; y si no se concluye, al menos que empiecen a hacerlo antes de mi muerte”…

La nueva comunidad judía de Recife en el siglo XX

La ciudad moderna de Recife es conocida como “la Venecia de Brasil” por la gran cantidad de ríos y canales que la atraviesan. Se caracteriza pr un clima caluroso de 45ºC y una humedad que llega a 80ºC. Aparentemente, el calor influye sobre la violencia en la ciudad, en la que se registra un promedio diario de diez personas muertas en peleas y asaltos.
La comuniad de Recife hoy en día no es la continuación directa de la del pasado. Tal como sucedió en muchas otras comunidades del mundo, la ubicación geográfica no cambió, pero la composición sociológica es totalmente diferente. La comunidad actual se basa en judíos llegados a principios del siglo XX, entre 1920 y 1930, de Europa del Este: Rumania, Rusia, Ucrania y Polonia, que crearon una comunidad nueva, la que cuenta con unos 1.500 miembros.

La ola de matrimonios mixtos no ha pasado lejos de los judíos de esta hermosa ciudad, y de hecho los castiga severamente. Quienes conocen bien la comunidad, hablan de una asimilación del 90%; los judíos no recuerdan cuándo se celebró la última boda judía en la ciudad.

Cuando me encontré con los dirigentes de la comunidad local, los vi preocupados por el futuro de la misma. El Rabino Abraham Amitai, un rabino ortodoxo enviado por la asociación Shavei Israel (egresado del Instituto Strauss-Amiel) obra maravillas para fortalecer los lazos de jóvenes y adultos con el judaísmo y la identidad judía. Cuando el Rabino Amitai llegó a Brasil, los integrantes de la comunidad se asombraron al descubrir en el aeropuerto a un rabino ortodoxo, pues esperaban a un rabino reformista y liberal que condujera a la comunidad según sus necesidades y su situación espiritual. Los dirigentes le dijeron que haría bien en dejar la comunidad y emprender el regreso. Hoy en día, a dos años de su llegada, la comunidad no está dispuesta a permitirle, ni a él ni a su familia, que la abandone.

La escuela comunitaria fue creada hace unos 90 años, en 1918. Los inmigrantes judíos llegados de Europa vieron la necesidad de crear una escuela judía para preservar a sus hijos e hijas de la asimilación. En el presente estudian en ella 130 alumnos (70 judíos y los demás cristianos). Debido al número escaso, la comunidad debe aceptar niños no judíos para completar las clases y el presupuesto necesario para mantener la escuela. Los dirigentes comunitarios insisten en hacerlo aun al precio de incorporar alumnos no judíos (incluidos católicos), que estudian hebreo y tradición judía, y empiezan el día diciendo las plegarias Modé Aní y Shma Israel con sus compañeros judíos…

El comedor de la escuela fue taref durante 87 años, incluido jametz en Pesaj y carne de cerdo, pero en los tres últimos años el rabino de la comunidad logró, con grandes esfuerzos y con la ayuda del cielo, convetirlo en kasher, y la comunidad se complace y enorgullece de ello.

Rabino Eliahu Birnbaum

Comentario a la parashá Haazinu

Testimonio de la inmortalidad del pueblo judío

Hasta aquí hemos conocido a Moshé como historiador, guía, líder, estadista, profeta y educador. En esta parashá se revelarán sus cualidades de poeta.

El cántico que aparece en este capítulo es la última voluntad de Moshé en el Libro Devarim (Deuteronomio).

Es este capítulo también se revela el aporte realista de Moshé, que previene la posibilidad de que después de su muerte el pueblo de Israel peque, abandonando el camino de las enseñanzas y obligaciones dela Torá.Poreso les enseño e instruyo con el cántico “Haazinu”, para que éste los acompañara en toda su trayectoria. El cántico “Haazinu” es en realidad la promesa de la continuidad generacional del pueblo judío.

Moshé reprime el profundo dolor que le produce ver la tierra prometida a la que no podrá entrar, muriendo en tierra extrañas, y se despide del pueblo bendiciendo y presagiando su futuro.

Muchas veces en la historia, el pueblo de Israel pareció llegar a su fin ante la forzosa subordinación a otros pueblos. Pero en este salmo se evidencia el hecho de que Dios acompaña su existencia.

¿Por qué Moshé escoge despedirse del pueblo por medio de un cántico?

En el cántico, en la poesía, existe una fuerza especial capaz de crear una relación profunda entre las personas y provocar una honda emotividad que acompaña al individuo.

El carácter del salmo se eleva por encima de los escalones del discurso o del canto. El discurso es una manifestación intelectual que involucra parcialmente a la personalidad del exponente. En un nivel más alto se encuentra el canto, donde intervienen los aspectos afectivos y espirituales que lo convierten en algo más propio y personal.

Pero muy por encima se encuentra el cántico poético, como la visión global que se extiende y amplía para llegar a la fuerza y vitalidad de todos los hombres.

Moshé sabe que no entrará personalmente en Eretz Israel, y por eso decide enfrentar al pueblo con un cántico poético que quede grabado en sus corazones, en todas las generaciones para la perpetua inmortalidad.

El cántico no es una prosa. La prosa es un escrito simple y llano. Todo es entendible en ella. No ocurre lo mismo con un cántico, ya que tiene la gran virtud de ser entendido e interpretado en cada ocasión desde una perspectiva distinta.

Moshé, al final de sus días, habló a través de la poesía, para que cada generación pudiera entenderlo fielmente, pero adaptando su interpretación a sus necesidades y posibilidades.

También se puede deducir que Moshé quería terminar su largo discurso luego de cuarenta años en el desierto con una poesía, después de haber hablado en forma tan franca y rigurosa en el libro de Devarim, donde se establece todo lo relacionado con las obligaciones haciala Toráy las consecuencias ante su incumplimiento.

Es posible, entonces, que no quisiera dejar un recuerdo amargo en el pueblo de Israel, y por tal motivo sus últimas palabras antes de morir, fueron palabras cálidas, aunque directas y profundas, en un estilo sálmico que transmite el mensaje en forma más accesible.

El cántico “Haazinu” es en realidad el “Yo creo” del pueblo de Israel para toda la posterioridad.

En cada época o generación en que el pueblo judío se encuentre con problemas o dificultades puede obtener de éste cántico el aliento e impulso necesarios para fortificarse.

Este cántico es una especie de programa post-histórico, que comprende la reseña de los hechos futuros del pueblo de Israel.

El Rambán (Najmánides) explica en su interpretación a estos versículos, la profecía histórica que se encuentra en ellos:

“Este cántico, que es para nosotros un verdadero y fidedigno testigo, predijo con claridad todo lo que nos ocurre.

Nos recuerda ante todo el favor que hizo con nosotros el Señor, desde el momento en que nos convirtió en Su heredad; nos recuerda cuán benevolente fue con nosotros en el desierto al legarnos tierras que pertenecían a pueblos grandes y poderosos; la gran bondad, riqueza y honor que nos otorgó allí y que a pesar de todas las inmensas bondades, nuestros padres se rebelaron contra el Señor, rindiendo culto a las estrellas y a los astros; nos recuerdo cómo se encolerizó con ellos, hasta que envió a nuestro país epidemias, hambre, bestias malignas y guerras destructoras. Luego los dispersó hacia todas las direcciones y a todos los rincones de la tierra. Es sabido que todos esto se ha cumplido, ocurriendo así.”

Así dijeron nuestros sabios en el Sifrí: “Grandioso es este cántico, porque hay referencias al presente, las hay del pasado, y también las hay del futuro; referencias de este mundo y al mundo venidero… Y esto nos advierte el versículo cuando dice: “De manera que vino Moshé y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo”. Al decir “todas”, indica que incluye todo el devenir. Y no obstante ser – el cántico – breve en vocabulario, abarca sin embargo muchos asuntos.

Aun si este cántico fuera el escrito de un astrólogo que hubiera predicho el futuro, habría merecido nuestro crédito, puesto que hasta ahora se han cumplido todas sus palabras, sin descontar ninguna, que se cumplan las palabras Divinas puestas en boca de Su profeta fidedigno, que no tuvo par, ni antes ni después que él, que en paz descanse”.

Moshé abre su salmo con una invocación a los cielos y a la tierra. Esta no es una invocación común, de carácter humano y terrenal, pues debe unificar los cielos y la tierra para acercar al pueblo de Israel a la evidencia. El cielo y la tierra actúan, en este cántico, como testigos de la voz de Dios que trasciende a todas las generaciones, perpetuando la posteridad de todo el pueblo judío.

Rabino Eliahu Birnbaum

Comentario a la parashá Nitzavim – Vayelej

El pacto con el pueblo de Israel

La idea de pacto o alianza que aparece en esta parashá, es uno de los pilares fundamentales de nuestra constitución como pueblo y representa el eje central de la visión del mundo judío. La alianza a la que se refiere surge de la revelación de Dios ante el pueblo de Israel, para establecer un vínculo inquebrantable que trasciende a la no menos importante unión que debe existir entre los hombres.

El contenido de la parashá cuenta con un número determinado de temas que se refieren al comportamiento del hombre y su función sobre la tierra, la función particular de Israel entre las naciones y el nexo y las obligaciones para con Dios.

La noción de alianza (Brit) se refiere al convenio (acuerdo, tratado, unión), que debe ser a perpetuidad, entre integrantes que gozan de una condición de independencia, pero no de igualdad.

El pacto establece una actividad u obligación común para alcanzar objetivos definidos y se realiza en circunstancias que aseguren la prudente integridad de todos los miembros.

Esta alianza es mucho más que un contrato, porque invoca a la fidelidad por encima de los beneficios mutuos que se puedan obtener. Se trata de una dimensión moral que rebasa la magnitud del asunto.

En resumidas cuentas, se establece una unión basada en un vínculo férreo, donde legalmente se establecen los límites de poder de cada una de las partes. Temporalmente se relega el aspecto legal y jurídico para efectuar una unión efectiva.

La singularidad de un pacto loable reside en el hecho de vincular a las personas y a los pueblos como copartícipes de empresas comunes, pero siempre respetando los aspectos individuales que le corresponden a cada uno.

Este es justamente el sentido del pacto entre Dios y los hijos de Israel. Cuando el Todopoderoso establece en forma libre una alianza con el hombre, por un lado pone límites al poder del mismo, pero por el otro permite un lugar digno de desarrollo individual, donde la única exigencia es vivir de acuerdo con la Torá, que norma el comportamiento del pueblo judío.

Responsabilidad es la primera acción básica que reúne a las partes para consolidarlas en un cuerpo integrado socialmente y que representa los intereses del compromiso asumido. Pero la conformación de un grupo organizado no anula la independencia que le corresponde a cada participante del pacto.

Pacto significa el establecimiento de obligaciones mutuas entre los integrantes, que pueden ser personas aisladas, grupos, familias, tribus o pueblos que responden a una unidad de pacto o alianza.

La primera alianza relacionada con el pueblo judío que menciona la Torá es la que se estableció entre Dios y Abraham, donde Dios le hace a Abraham dos promesas: descendencia y tierra. Si bien estas promesas aparentemente se hacen a un solo hombre, en realidad sentaron la base para el advenimiento de una nueva nación en su propia tierra.

La segunda alianza importante que aparece en la Torá y en la historia del pueblo judío, es la alianza del Monte Sinaí, donde los hijos de Israel recibieron la misión espiritual de convertirse en el pueblo elegido que respeta la Torá, en la que se encuentran las reglas de justicia y las normas de vida que los han de regir. En esta alianza, Dios se adjudica la responsabilidad directa del gobierno del pueblo.

En el pacto con Abraham y en la alianza del Monte Sinaí quedó establecido el papel fundamental que juega el pueblo de Israel entre las demás naciones.

La concepción de pacto o unión de la que habla la Torá subraya la relación íntima que existe entre Dios y su pueblo, relación que se establece entre los límites de reciprocidad que marca el pacto. Por lo tanto, se puede definir la relación de Dios con Israel como una relación de dependencia mutua. La acción de cada uno repercute sobre las acciones del otro, influyendo en la definición que hará de su propia existencia.

El resultado del cumplimiento o incumplimiento de las obligaciones asumidas por Israel será la recompensa o el castigo, respectivamente.

No está en manos de la voluntas Divina cuidar de la efectividad del pacto, pues es a través de las manifestaciones del pueblo de Israel donde se legitima la autoridad del Señor. Por lo tanto, el recibimiento de la Torá tiene un significado cósmico.

En términos bíblicos, Dios se vincula con el mundo y las criaturas que hay en él, pero en especial con el hombre y con el pueblo de Israel, la relación se establece por medio de un sistema de pacto.

El primer pacto lo hizo con Noaj después del diluvio que ocurrió sobre la tierra, concediéndole, al mundo que Dios creó, otra oportunidad. Ocurrió como si el mundo fuera creado otra vez, estableciendo en el centro el pacto con la especie humana.

Este es el primer pacto que se realiza con la humanidad y se llamó “Hijos de Noaj”, dando origen a las obligaciones a las que se compromete toda la humanidad. Los compromisos de los hijos de Noaj son siete: no paganismo, no derramamiento de sangre, no profanar el nombre de Dios, no fornicar (ignominia), no robar, vivir según un código jurídico, no comer órganos de un ser viviente.

Según Jazal (nuestros sabios), el pueblo de Israel no pidió ser elegido para recibir la Torá. En realidad fue su disposición escuchar la Ley de Dios, en acto de fe, lo que creó una profunda y vigorosa unión entre Dios y el pueblo judío.

El judío en particular y todo el pueblo en general, existen como tales desde el momento en que aceptaron las obligaciones estipuladas en la Torá que recibieron. Por eso, al reunirse las personas en función de experiencias y finalidades comunes, se reafirman como individuos y se convierten en comunidad.

Si bien el cuidado del pacto es responsabilidad de cada uno, los judíos, en su condición de pueblo, asumen la responsabilidad comunitaria en forma colectiva, ya que representa la fuente de su integridad e identidad nacional.

A pesar de que el pacto se firmó en el pasado, el pueblo de Israel se encargó de preservarlo y transmitirlo, eternamente de generación en generación.

Por el acuerdo firmado por todo el pueblo de Israel, las personas de ésta o cualquier otra generación están obligadas a recibir los preceptos que marca la Torá, como parte integral de su vida, aun sin haber participado en su entrega directa, ya que constituyen la identidad por la cual se definen todas las generaciones. El pacto es el ideal operativo de todo el pueblo de Israel, ya que no presenta límites de tiempo o especial para su ejecución.

El judío creyente acepta, en principio, dos compromisos incondicionales: las obligaciones para con Dios, que lo acompañan durante toda la vida, y la responsabilidad de asumir fielmente la misión histórica de su pueblo.

Creemos que a pesar de todas las experiencias históricas que parecen contradecir estos objetivos, nos encontramos en un proceso de redención, en el cual, por fin, se cumplirán las aspiraciones y expectativas del pueblo de Israel.

Se puede decir que, en la tradición judía, los lazos del pacto son materialización palpable de una relación de intercambio permanente. Cuando el vínculo es con Dios, el hombre se redime, y cuando es de unión con sus semejantes, se humaniza.

La unión tiene la fuerza y el poder de convertir las relaciones verdaderas y traducir los nexos de convivencia en formas de vida colectiva.

Dicho de otra manera, las relaciones de unión que se establecen en la vida social y política, son paralelas a la relación en la vida personal de “yo-tú” que menciona Martín Buber en su filosofía. El pacto, acuerdo o unión, permite al hombre y a las instituciones realizar intercambios de reciprocidad en beneficio mutuo.

Rabino Eliahu Birnbaum