La barba del hombre es su respeto

Sobre experiencias cómicas que me pasaron por tener la imagen barbuda.

No todos los rabinos tienen barba. En países y en diferentes épocas, como en los países de Oriente y en Italia, había rabinos que no tenían barba. Por otro lado, tanto en el pasado como ahora, la barba es un símbolo en diferentes grupos en el pueblo judío y fuera de él. En el mundo religioso hay curas cristianos, sheijs e imanes musulmanes con barba. En la política, muchos sionistas continuaron teniendo la figura de Herzl y se dejaron la barba, los revolucionarios de Cuba y de muchos países aprendieron del Che Guevara y vieron en su barba el símbolo de la revolución y también en la parte cultural – la barba es un símbolo de reconocimiento para los Hípsters y también para los hombres Amish.

Como alguien que tiene barba desde mi época de Ieshiva y el ejército, quisiera compartir con Uds., mis múltiples experiencias que tuve en mis viajes por el mundo por culpa de mi barba. Muchas veces me identifican como cristiano, musulmán o revolucionario. A continuación, el detalle de mis experiencias en esa área.

Como la misma persona

¿Generalmente cuando visito las diferentes comunidades en el mundo, la primera impresión es “¿te dijeron que te pareces a Herzl?”. Solo hace unas semanas visité el hotel “Tres Reyes” a orillas del rio Rin en Basilea y me paré en el balcón famoso en el cual se fotografió Herzl y seguramente dijo su famosa frase: “En Basilea fundé Medinat Israel”. Cuando me acerqué a la recepción del hotel pedí sacarme una foto en el balcón de la habitación 106, en el lugar donde se paró Herzl. Generalmente se paga un precio por tener el honor de sacarse una foto allí, pero la gente del hotel me miró y estaban seguros que soy familiar de Herzl y me dejaron sacarme la foto gratis.

No siempre la gente me ve como el predictor del Estado de Israel. Cuando paseo por las calles en diferentes países de América Latina, como en Perú, Bolivia y Guatemala, países en que la población local no vió un judío nunca, la gente común me para en la calle y me dice: ¡cura, cura, bendígame! Hace unas semanas visité la ciudad de Antigua en Guatemala, una ciudad antigua del siglo 16, en la que hay muchas iglesias y hasta fue nombrada por Unesco como un sitio de interés mundial. Al caminar por sus calles me paró un grupo de curas que están paseando y con aplausos y mucho respeto me dijeron: ¡Eres tan parecido a Jesús!

De aquí aprendí que mi apariencia a Herzl no es la que domina, todo depende del ojo que lo ve. Hay quien ve un hombre con barba y lo imagina al judío Herzl y otros a un cura o a Jesús el cristiano.

Hace unos años viajé junto a mi esposa en el tren en Buenos Aires, la capital de Argentina, a La Paz, capital de Bolivia. En el camino, el tren paró en una estación de un pequeño pueblo de Bolivia; los empleados del tren avisaron que comienzan una huelga por 24 horas y el tren se quedará en el pueblo. Encontramos un pequeño hotel para ubicarnos allí y salimos a pasear a pie por el pueblo. Para aprovechar el tiempo quise entrar a una peluquería para arreglarme el pelo y la barba. El peluquero era ferviente cristiano y no vio en su vida un judío en el pueblo pequeño en el que vive y estaba seguro que yo era un cura y no estuvo dispuesto a cortarme la barba: “Es usted una persona sagrada y no puedo tocar los pelos de su barba”. Salí de la peluquería de la misma forma en la que entré.

Cuando salía del negocio, pasó por allí un joven que con rapidez me robo la billetera que tenía el bolsillo de mi pantalón. Mi primera reacción fue correrlo para salvar mi plata y llevarlo a la primera estación de policía que encuentre, pero muy rápido entendí que no podría conseguir alcanzarlo. Me surgió rápidamente un pensamiento… ¿Los no-judíos me ven como la imagen de un cura cristiano, porque no solucionar el tema de una forma cristiana, ya que “con engaños te harás la guerra”? Inmediatamente empecé a gritar al joven: “soy un cura, y si no tiras la billetera, Dios y Jesús te maldecirán y tu sangre estará sobre ti”. Luego de unos segundos el ladrón tiro la billetera. Es como dije, todo depende de cómo el otro observa mi barba.

Uno de ellos

Muchas veces los taxistas en el mundo que no saben sobre la ciencia de las religiones y sus características externas de las religiones, piensan que soy un cura cristiano o un sheij musulmán. Recuerdo que hace unos años visité una comunidad en Sofía de Bulgaria. Salí del hotel en taxi hacia la sinagoga y le pedí al taxista que me lleve a la SINAGOGA, pero él me llevó a una mezquita. Le pedí nuevamente que me lleve a la Sinagoga y él me llevó a la iglesia local. Entendí que no podría explicarle al taxista que soy judío, entonces pedí llegar a la sinagoga judía – al Beit Hakneset, por lo que me bajé del taxi y seguí a pie hasta la Sinagoga.

A veces la barba larga causa determinado efecto peligroso y muchas veces ayuda a mantener una seguridad personal. Durante la Guerra del Golfo y luego de este viaje a diferentes lugares en el mundo y muchas veces me llamaron Bin Laden. También hoy día en Europa la barba muestra una imagen de cara de judío y hay personas que tratan de ocultar su identidad al sacarse la kipá o afeitarse la barba. Por el contrario, al viajar a países musulmanes, como Egipto, Kurdistán, Jordania, Túnez, Marruecos y otros, la barba me hace parecer a la población local. Solo me hace falta ponerme la kipá musulmana y ya me siento en casa.

Hace unos años estaba paseando por las calles repletas del Shuk central de El Cairo en Egipto, para llegar a la sinagoga del Rambam que se encuentra dentro del Shuk. Luego de varios minutos me perdí dentro del tumulto y realmente sentí miedo, pero muy rápidamente me di cuenta que no me ven como un judío o israelí que está traspasando limites, sino que estaban seguros que era un buen musulmán o incluso un radical y todo por la barba. No es la barba lo que importa sino los ojos de la gente que observa la barba y por eso el dicho: “setenta caras para una barba”.

Por Rabino Eliahu Birnbaum

Más allá de la religión

Una Jupá muy especial que llevé a cabo en el desierto, me llevó a reflexionar la diferencia entre religión y espiritualidad, y despertó en mi interior pensamientos y dilemas  a cerca del rol del Rabino. ¿En qué idioma debe hablar un rabino para llegar a las personas en la actualidad?

Durante muchos años realicé miles de Jupot en Israel y el exterior, pero la Jupá que dirigí la última vez me llevó a reflexionar de manera especial a cerca del rol del Rabino en general, de manera más amplia, y el rol en la vida de los miembros de su comunidad en particular.

Hace unas semanas recibí la petición de realizar la Jupá de una pareja que vive en una de las comunidades de la diáspora, quienes decidieron contraer matrimonio en Israel, y me pidieron llevar a cabo el acto religioso. Luego de verificar la fecha, asentí  de buen gusto, y pregunté la ubicación donde será la ceremonia, refiriéndome por su puesto, y como es costumbre, en un hotel o salón de fiestas. La respuesta de la pareja me dejó atónito y un poco perplejo: la ceremonia no será en una salón, sino en el desierto.

Siendo que se trataba de una familia de buena posición económica, me fue dificil comprender por qué razón eligieron como lugar estratégico,  el desierto. Decenas de parientes y amigos llegaron a Israel para acompañar al novio y a la novia y ser testigos de una experiencia única, presenciar una Jupá en el desierto.

En Israel conocemos costumbres y jupot de este tipo, pero para la gente de la diáspora, quienes están acostumbrados a fiestas en salones elegantes, una Jupá en el desierto no es algo usual y que pueda pasarse por alto.

En mi encuentro con la pareja intenté entender qué los llevó a tomar esta decisión tan peculiar. La novia y el novio son jóvenes de treinta años con títulos enfocados al cuidado ecológico, practican yoga y meditación, músicos y deportistas, y especialmente con inclinaciones espirituales. Eligieron una jupa espiritual en la que pudieran conectarse con la tierra y consigo mismos, sin interrupciones, molestias o voces externas.

Su voluntad me puso en un dilema existencial, ¿seré yo capaz de hacerlo? ¿Soy capaz de recrear la experiencia espiritual que ellos buscan? ¿Puede mi idioma de hombre religioso, Rabino y hombre halájico responder  a su petición y expectativas? ¿Existe en mi el idioma que ellos esperan oír?

La búsqueda en un mundo moderno

Entre los invitados destacados del casamiento estuvieron los maestros espirituales de la pareja: El maestro de meditación que llegó directamente de la selva brasileña, y el maestro de Yoga que vino al casamiento desde la India. Estos maestros no forman parte del Pueblo de Israel, no son parte de la religión de Moshé y en parte están conectados con el cristianismo, en una forma de sincretismo religioso.

Decidí comenzar la Jupá con unos minutos de silencio, en pos de ir la voz del desierto. Durante la jupá, que tomó una hora, la pareja se ubicó de pie uno frente al otro con los ojos cerrados, con la intención de conectarse consigo mismos, con su Jupá, y con su pareja. Al término de la Jupá, subieron los maestros espirituales a expresar sus mensajes a la pareja, quienes concurrieron a la ceremonia después de transitar grandes distancias.

Existe una búsqueda de espiritualidad en el mundo moderno, existe una necesidad de sentido individual más allá de la religión, las reglas y las prácticas religiosas. Muchos jóvenes piden y buscan un camino espiritual para ingresar al mundo judaico, no para censurarlo si no para elevarlo. Al parecer es este el camino de explicar los movimientos espirituales y religiosos nuevos como NEW AGE, la NEO JASIDUT, el crecimiento del movimiento jasídico BRESLEV y los viajes ASHRAMS  al oriente. Es esta también la explicación del boom de estudio de KABALÁ y la MÍSTICA JUDÍA, también en centros no judíos o religiosos. Estos movimientos y otros, posibilitan respuesta y atención a estas necesidades espirituales de los jóvenes, quienes no siempre encuentran respuesta en las comunidades judías clásicas.

En los últimos años se ha fomentado la división entre lo espiritual y lo religioso. Existe una diferencia entre la religión y la espiritualidad. Y parece ser que puede un hombre religioso ser no espiritual o un hombre espiritual ser no religioso. El problema esencial que existe en la separación entre religión y espiritualidad, se encuentra en la tendencia a conectar todo lo religioso con algo negativo, y por el contrario, conectar  lo espiritual con las cualidades positivas.

El Rabino Doctor Abraham Tversky, psiquiatra judío americano, quien se dedica al área de adicciones, escribe en su libro (La Felicidad y el Espíritu Humano) acerca de este tema y presenta un sin fin de ejemplos de pacientes que eran muy espirituales aunque no se conectaron con ninguna religión y de personas religiosas que no palpitaba en su corazón un sentimiento espiritual. El Rabino Tversky ve la espiritualidad humana como elemento curativo o tratamiento para la curación de muchísimos problemas y enfermedades en la vida del hombre.

Ciegos a la necesidad interna

Considero, sin entrar en definiciones filosóficas, que la espiritualidad es el significado  propio de las cosas que interpreta el ser individual. La espiritualidad es el contacto con el alma, el interior. Espiritualidad es una búsqueda infinita y movimiento interminable de preguntas, experiencias y sentimientos que no le permiten al ser humano quedarse indiferente o congelado frente al mundo y la sociedad. La espiritualidad le permite al ser humano transitar un camino personal y único hacia la iluminación y descubrir la verdad a su manera según lo que dicta su corazón. La espiritualidad es quizás lo más natural en el ser humano.

La espiritualidad es la orientación más personal e íntima, en contraposición con la religión, quien abarca una dimensión más pública y práctica. La espiritualidad nace dentro del ser humano y se desarrolla en su interior. La religión es un recopilado de preceptos y reglas, que deben ser cuidadas y observadas con compromiso. La espiritualidad invita al ser humano a entender todo, preguntar sobre todo, decidir acerca de sus actos y tomar responsabilidad de los resultados. La religión se presta, más de una vez, a generar conflictos. La espiritualidad es razón de unión. La religión le dice al hombre en qué creer y qué es correcto. La espiritualidad permite descubrir esto de manera independiente y entenderlo una manera personal.

Muchos judíos, descubren hoy mundos espirituales que no están necesariamente relacionados con el judaísmo, como sucedió con la pareja que desposé en el desierto. Estos mundos pueden conectarse con el judaísmo y crear un lazo profundo entre el judío y su judeidad o alejarlo y dejarlo fuera del campamento. Pienso que se puede uno dirigir al judío de distintas maneras – a través del pensamiento, de los actos, a través del corazón, o a través de la búsqueda de espiritualidad. En mi opinión no existe contradicción entre ellos.

Recuerdo que a uno de los casamientos que concurrí, me encontraba junto al Rab de la Comunidad y al novio, luego de haber firmado la Ketuvá. El novio le preguntó al Rabino: Rabino, por favor, ¡deme un buen consejo! ¿Qué puede Ud. decirme previo a la jupá? ¿Qué puedo hacer para que mi jupá sea más significativa? El Rabino le respondió: es importante que cuando le coloques el anillo a la novia, juntes a los testigos y pongas atención que no hay otros anillos en los dedos de la novia. El novio preguntó una pregunta espiritual y el Rabino respondió una respuesta religiosa.

El día de Yom Kipur, concurren a la sinagoga en la diáspora miles de judíos que no están dispuestos a asistir durante el año. Ellos asisten a este evento por su voluntad interna de pertenencia y significado, llegan con la voluntad de conectarse y oír mensajes que ingresen dentro de su corazón y fortifiquen su identidad judía. Y justamente este día, con frecuencia, los Rabinos aprovechan los sermones para educar a aquellos que no llegan todo el año a la sinagoga, y para enseñar las leyes del día. Nuevamente, las personas piden espiritualidad y nosotros les entregamos religión.

Creo que si lográramos hablar “judaísmo espiritual”, si aprendiéramos a desarrollar un idioma-espiritual moderno enlazado con el judaísmo, podremos acercar judíos a la tradición de Israel de antaño,  en Israel y en la diáspora. Planteo otra pregunta, ¿sabemos nostros, los Rabinos, hablar el idioma espiritual o sólo el idioma religioso? ¿Podremos desarrollar el idioma espiritual y abrir las puertas?

Por Rabino Eliahu Birnbaum

Aires de Esperanza

Mucha gente piensa que el papel del rabino es dentro de las paredes de la Sinagoga. 

De las siguientes historias se puede aprender que el lugar del rabino también es dentro de las paredes de la cárcel, no como residente permanente sino como figura espiritual que viene a visitar y fortalecer a los judíos que ahí se encuentran.

Por desgracia, muchos judíos se encuentran en cárceles de todo el mundo. Desde Sudamérica a Rusia, de Australia, desde el este de Europa hasta el Lejano Oriente – no hay casi ningún rincón el mundo donde no haya judíos en las cárceles locales. En diferentes países que visito en mis viajes, intento visitar a los israelíes o a las personas de alguna comunidad que están presas por diferentes acusaciones.

El trabajo espiritual

Existe una gran diferencia entre el rol del rabino en cárceles de Israel y el del exterior.

En Israel el rol del rabino es fijo ya que se encuentra entre los presos constantemente. En el exterior el rabino visita la cárcel y a los presos judíos de tanto en tanto. Muchas veces cuando alguien va preso sus amigos deciden despegarse de él y no mantener más relaciones. Aquí entra en juego el rol del rabino.

Cuando un rabino ingresa a una cárcel a visitar a un judío que está preso, no lo hace en el rol de un guía religioso sino como un guía espiritual. Hay una necesidad de fortalecer a la persona y darle apoyo espiritual. El rabino ahí hace el papel de una asistente social y psicólogo, a pesar que también puede mantener su rol religioso y espiritual para fortalecer al preso.

Muchas veces me vi, estudiando junto al preso judío un capítulo de la Biblia o cantando una canción jasidica e incluso bailando con el preso en su celda. Lo principal aquí es fortalecer su espíritu y darle fuerza espiritual para continuar.

Por lo general los presos en el exterior se alegran de recibir la visita de un rabino en la cárcel. Pero a veces hay en esta visita, peligro, ya que existen casos en que el preso decide esconder su judaísmo de sus compañeros por motivos de seguridad personal o antisemitismo, y la visita de un rabino los expone públicamente. Además, justamente en países católicos me vi expuesto a un fenómeno interesante –  los presos judíos ven la visita de un rabino, como la visita de un cura. Tal cual se observa en libros o películas, el cura visita y acompaña al preso antes de ser ejecutada la pena de muerte en la silla eléctrica, hay presos que ven la visita de un rabino, como una sentencia de que el final se acerca. 

Hace unos años visite un país musulmán, en el cual hay hoy día una pequeña comunidad judía. Uno de los miembros de dicha comunidad me comenta en secreto que hay un judío en la cárcel local, y que desde hace más de siete años que no recibe la visita de un rabino y me pide que lo visite. Por supuesto que me alegre, como quien encuentra un gran tesoro, por el privilegio que me tocó, de visitar al judío y ablandar de cierta manera sus penas. Pero cuando llegué a la cárcel y pedí encontrarme con él, me entere de la triste realidad. Luego de que el judío me vio entrar en su celda, comenzó a llorar desconsoladamente, y me dijo: “Rav, gracias por la visita, pero Ud. ya no me puede ayudar. Durante siete años no vino ningún rabino a visitarme. Me sentía solo y necesitaba profesar una fe y por lo tanto me convertí al islam”. Por supuesto que me senté y hasta hice oídos sordos a su declaración y le puntualicé que somos hermanos – tú eres judío y yo también. 

En las últimas semanas visité una comunidad judía en Africa. Generalmente, allí visito a un viejo amigo y ceno con él. Cuánto me sorprendió cuando le envió un email comunicando mi llegada y que me gustaría encontrarnos y recibí respuesta de su secretaria de que esta vez no podremos vernos. Le consulte sobre si mi amigo estaba fuera del país. Esta me respondió que mi amigo y su familia están pasando por una época difícil y no podrá verme. Al aterrizar en el país quise saber que pasaba. Su esposa me contó que desde hace varios meses se encuentra mi amigo en la cárcel por un delito que no cometió. Mi primer instinto fue que quería visitarlo en la cárcel. Ella me advirtió que se trata de un lugar duro, que se necesita un permiso especial, que ver a los presos no es nada fácil, y que hay que hacer colas muy largas y pasar por una revisión exhaustiva e invasiva para entrar. Por supuesto que no levanté las manos y a pesar de todo solicité verlo. 

Cuando obtuve el permiso deseado de presentarme el martes a las diez de la mañana, me preparé para la visita. ¿Cómo podría ayudar? ¿Qué decirle a mi amigo? El tiempo de la visita asignado fue de media hora. ¿Cómo aprovechar cada minuto? Entendí que mi amigo estaba en una situación emocional muy difícil, triste y deprimido, y el motivo de mi visita era fortalecerlo y darle esperanzas. 

Unos días antes de mi llegada a Africa, estuve visitando Umán, el lugar donde esta enterrado Rabi Najman de Breslav, y pensé en que justamente la Tora positiva y optimista de Rabi Najman puede ser un factor de apoyo fortalecedor. Traduje un par de sus frases y reflexiones al español y las imprimí para leerlas y pensar en ellas durante mi visita a la cárcel: “No existe desesperación alguna en el mundo – el mundo es un puente estrecho y lo principal es no tener miedo – Es sabido que el Todopoderoso pone a prueba todas las fuerzas del hombre – Si tú piensas que se puede estropear, entonces cree que se puede corregir – Una gran mitzva es estar siempre contento”.

Es difícil describir cuántas frases que conocemos y repetimos, adquieren una profundidad y significado en el tiempo y lugar correctos. Mi amigo se sintió identificado con cada palabra de Rabi Najman y al final de la visita tomo la hoja, la dobló y se la guardó en el bolsillo al lado del corazón de su camisa como amuleto.

Por Rabino Eliahu Birnbaum

Un reino judío en África – La tribu Abayudaia

Si bien he visitado el continente africano en numerosas oportunidades, el encuentro con la tribu Abayudaia en Uganda ha sido para mí una experiencia muy especial. Algunas veces he escuchado sobre comunidades o grupos en África que quieren acercarse al judaísmo o de tribus que sostienen ser remanentes de las tribus perdidas, como el caso de la tribu Ibo en Nigeria, la tribu Lamba en Zimbawe, la tribu Basa en Camerún y tantos otros. Si bien tanto mi corazón como mi quehacer son muy cercanos a aquellas personas que quieren retornar o acercarse al judaísmo, debo confesar que mi primera reacción cuando escucho sobre individuos o grupos africanos que quieren ser judíos suele ser un tanto cínica y escéptica. ¿Es esto posible? ¿Qué une a estas personas al judaísmo y al pueblo judío? ¿Acaso desean inmigrar masivamente a Israel? ¿Acaso ignoran que el pueblo judío es perseguido y odiado entre las demás naciones hasta el día de hoy? La mejor forma de conocer un fenómeno social y espiritual es hacerlo en persona, por lo que emprendí camino rumbo a Uganda, país de origen de la tribu Abayudaia.

Aterrizamos en Entebe, y por supuesto que nuestro primer paso fue visitar el viejo aeropuerto de igual nombre, donde se encuentran la torre de control y las instalaciones en las que se llevó a cabo el histórico operativo de rescate de los israelíes secuestrados en 1976. Lo que quedó como recuerdo del operativo militar son los agujeros de bala sobre la torre de control y al pie de la misma un letrero recordatorio del rescate y de los caídos. Desde allí continuamos en jeep unas ocho horas en dirección a Kenya hasta que llegamos a una pequeña aldea llamada Poti en la región de Palisa. La aldea se encuentra sobre el camino que conduce de Kampala a Mombasa y a primera vista no se diferencia en nada de miles de otras aldeas dispersas a lo largo y ancho del territorio ugandés. Las casas son sencillas, algunas están construidas con piedra y otras con barro. La aldea carece de conexión a la red eléctrica o agua corriente, el agua se extrae de pozos y la electricidad proviene de un generador que funciona unas horas al día. Sin embargo, la particularidad de este poblado radica justamente en su aspecto judío. En el centro se encuentra la sinagoga, sobre las ventanas de las casas se distinguen dibujos de estrellas de David y menorot, y en los marcos de las puertas se ven mezuzot. Los habitantes de la aldea caminan con grandes kipot sobre sus cabezas y las mujeres cubren también su cabello, al costado de la aldea se encuentra la “Mikve” de purificación que se alimenta de las aguas de un manantial, por lo que resulta Kasher con todos los grados de excelencia. Los miembros de la tribu Abayudaia sin duda alguna son un fenómeno particular en el territorio ugandés, en el lenguaje local su nombre significa “Hijos de Iehudá” – “Judíos”.

La historia de los Abayudaia se inicia con un proceso de búsqueda espiritual y religiosa hace unos cien años. Hoy en día ellos se consideran completamente judíos y viven como tales en un país en el cual el judaísmo  es una religión desconocida por la mayor parte de la población. No sostienen poseer raíces judías o descender de alguna de las tribus perdidas del pueblo de Israel sino que adoptaron para sí la religión judía tras un profundo proceso de estudio e indagación.

En el inicio de esta tribu nos encontramos con la pintoresca figura de su líder Sami Kakangulu (1870-1928). A finales del siglo XIX e inicios del XX Uganda era un protectorado británico, y tal como ocurrió en otras partes del mundo, allí donde gobernaban los ingleses llegaban misioneros que convertían al cristianismo a la población nativa. Uno de los convertidos a esa religión fue Sami Kakangulu quien adoptó el rito protestante. Era una persona de color muy importante y conocida, por lo que los británicos lo nombraron gobernador militar de Uganda oriental. En el año 1913 decidió renunciar a sus funciones militares y consagrar su vida a la fe y la religión. Aparentemente, pensó que los británicos lo nombrarían rey de la región que había conquistado pero esto no aconteció por lo que preso de la desilusión y el enojo abandonó el ejército de Su Majestad y la religión cristiana que ellos le inculcaron. 

Comenzó un proceso de búsqueda espiritual que con el correr de los años lo llevó a estudiar la Biblia y profundizar en el judaísmo. Al principio adoptó diferentes religiones sincréticas que combinaban cristianismo con judaísmo, lo cual le llevó a acercarse al Antiguo Testamento (la secta Bamaleji) y poco a poco se alejó tanto del Nuevo Testamento como del cristianismo. En el año 1919 Kakangulu estableció una secta llamada “Kibina Kaya Bayudaia Absesiga Katonda”, esto es, “Comunidad de judíos que confían en D´s”. Su siguiente paso fue circuncidarse tanto él como los miembros de su familia y su comunidad. Se declaró judío tanto a él como a su familia si bien aún mantenía algunas costumbres cristianas. Como forma de expresar su amor por la Biblia llamó a sus hijos con nombres del Tanaj tales como Iehudá, Abraham, Israel, Nimrod, Ioná y Miriam.

En ese mismo tiempo, casualmente, llegó a la aldea de Kakangulu un judío jerosolimitano llamado Iosef (en la tribu Abayudaia pronuncian su nombre “Iusuf”) cuya identidad no está clara hasta el día de hoy, y cuando descubrió que Kakangulu y familia se interesan por el judaísmo se quedó allí y enseñó a la comunidad. Primeramente les enseñó tanto a Kakangulu como a los ancianos el abecedario hebreo, así como también cuestiones vinculadas a la fe judía, el cumplimiento de los preceptos, las faena y alimentación kasher, el cuidado del Shabat y las diferentes fiestas. Iosef, el comerciante jerosolimitano, fue un factor fundamental y decisivo en el reforzamiento de la fe judía de Kakangulu y su comunidad, y en la práctica fue el primer y único nexo de estos con el pueblo judío y su tradición.   

En el año 1928 fallece Sami Kakangulu, el fundador y líder de la tribu que para ese entonces contaba con tres mil miembros, los cuales vivían como judíos en tierras ugandesas. Con el correr de los años la comunidad se redujo en número por causa de los regímenes políticos hostiles y las persecuciones. En días del gobierno del dictador Idi Amín los miembros de la tribu debieron ocultar su religión por temor a este. Hoy día la tribu cuenta únicamente con mil miembros, hay una sinagoga central y una escuela en la aldea Nabugoia, así como también otras sinagogas en las aldeas de Namniuni, Nasanai, Magada y Poti (cercanas a Mabala).

La mayor parte de la comunidad pasó conversión conservadora en el año 2002, mas, parte de la tribu no aceptó hacerlo y están interesados en la conversión ortodoxa, y continúan buscando su camino judío hasta el día de hoy. 

En mi visita estuve en varias aldeas, pero especialmente en Poti que es donde viven los Abayudaia interesados en ser judíos de acuerdo a la halajá. Llama la atención que en sitios remotos y distantes como esta aldea ugandesa, los miembros de la tribu conozcan bien la diferencia entre el movimiento conservador y la ortodoxia. Pensé, inocentemente, que este tema no les era conocido, pero sin duda me equivoqué.

Para mí, este despertar judío en tierra ugandesa es un milagro. Generalmente pensamos que el despertar judío se da allí donde ya hay judíos, pero en Uganda no los había cuando la tribu Abayudaia descubrió el judaísmo, y hasta el día de hoy se trata solamente de unas decenas de familias. En segundo término, este fenómeno se origina en un líder carismático, lo cual nos enseña que no se necesitan ejércitos para establecer una creencia o difundirla. Abraham Avinu y Sami Kakangulu eran personas individuales, ambos llevaron adelante revoluciones espirituales, descubrieron la fe judía, abandonaron otras creencias y lograron inculcar el judaísmo a sus seguidores. Ese es el poder de un líder. Sin embargo, en este caso, a la figura singular del líder se le suma la presencia de “Iosef el jerosolimitano” quien por casualidad llegó desde Jerusalém a esa región para transformarse en una especie de “Eliahu HaNaví” (Profeta Elías) de la tribu Abayudaia.

Me parece que los Abayudaia comenzaron su derrotero como buscadores de judaísmo y no de judíos. Su interés por el judaísmo se basó en móviles de índole espiritual, teológica, bíblica y religiosa, sin mediar consideración social alguna o la intención de conectarse con el pueblo judío o el Estado de Israel. Esto forma parte de una nueva categoría en formación y expansión a lo largo y ancho del mundo, de búsqueda del judaísmo por parte de pueblos, grupos e individuales que descubren el camino judío y buscan adoptarlo como su religión y forma de vida.

Por Rabino Eliahu Birnbaum

A final de cuentas, el famoso “Plan Uganda” que ofreció el Ministro de Colonias británico Joseph Chamberlain a Herzl y provocó enconadas discusiones y debates en el sexto congreso sionista de 1903 no llevó a la fundación de un estado judío temporario o permanente en tierras ugandesas, pero en su lugar, nacieron allí nuevos judíos. En vez de un país judío nació una tribu judía. Esto nos enseña que no hay sitio vacío de la Divina Presencia y no hay (casi) lugar en el mundo en el que no haya judíos y buscadores de judaísmo.

Jamaica, Capítulo 1

En este video realizado en conjunto con Tutorah.TV, el Rabino Birnbaum los lleva a conocer a la comunidad judía del Jamaica.

Tribus Perdidas

En este video realizado en conjunto con Tutorah.TV, el Rabino Birnbaum los lleva a conocer a las tribus perdidas.

Etiopía, Capítulo 1

En este video realizado en conjunto con Tutorah.TV, el Rabino Birnbaum los lleva a conocer a la comunidad judía de Etiopía.

Cuba

En este video realizado en conjunto con Tutorah.TV, el Rabino Birnbaum los lleva a conocer a la comunidad judía de Cuba.