¿Qué es solidaridad judía?
En este punto del relato bíblico, nos encontramos con una crisis que no refiere al pasado, sino al presente y futuro del pueblo de Israel.
Transjordania ya ha sido conquistada. El pueblo de Israel se apresta a cruzar el Río Jordán para entrar a la tierra prometida y conquistarla. En este preciso momento, dos de las tribus piden a Moshé no cruzar el Jordán: ellos prefieren establecerse en el lugar en que se encuentran, y declinan tomar su parte de la tierra de Israel.
“Si hallamos gracia a tus ojos, rogamos que sea dada esta tierra a tus siervos por heredad, y no nos hagas cruzar el Jordán”. Con gran calidez y amabilidad realizan su pedido, que incluye implícitamente su separación del resto del pueblo. Ajenos a la santidad de la tierra de Israel, parecen concebir la tierra únicamente como factor económico: “Esta tierra es apropiada para el ganado y tus siervos tienen ganado”, argumentan.
Sumergidos en el utilitarismo material, los dirigentes de estas dos tribus carecen de la necesidad de compartir y comprometerse con la realidad de todo el pueblo de Israel. Así, explican a Moshé que “construiremos apriscos para nuestro ganado y ciudades para nuestros pequeños”, mencionando lo económico -el ganado- , antes que lo familiar y lo moral -los pequeños.
Acerca de éste pasaje, Rashí observa que Moshé invierte el orden de los elementos en su respuesta: “Construyan ciudades para vuestros hijos y apriscos para vuestro ganado”, y les aviva con un discurso acerca de la necesidad de preservar el orden auténtico de lo fundamental y lo secundario.
Refiriéndose a la unidad de su pueblo, Moshé agrega argumentos contra la iniciativa de Gad y Reubén: “Ý¿Acaso quieren permanecer aquí mientras sus hermanos van a la guerra? Ý¿Por qué quieren desanimar a los hijos de Israel, induciéndolos a que no pasen a la tierra que el Eterno les da?”. Moshé no está realmente preocupado por la viabilidad de la conquista. Sabe que Dios ha prometido al pueblo la tierra, y que ésta será igualmente conquistada con más o con menos soldados.
El cuestionamiento de Moshé es de índole moral; le acucia la duda acerca de cuáles son los elementos que definen a este pueblo como tal; teme especialmente que, en lugar de que la solidaridad colectiva lleve a estas dos tribus a luchar junto con sus hermanos, la deserción de las dos tribus desmoralice y desanime al pueblo todo antes de emprender la conquista.
Ante el riesgo inminente que percibe, Moshé decide este asunto autónomamente, sin consultar a Dios. Está dispuesto a dividir la tierra, pero no a consentir la división del pueblo. Gad y Reubén, por consiguiente, dejarán a sus familias en Transjordania, cruzarán primeros el Jordán y lucharán codo con codo junto con sus hermanos. Recién después de terminada la conquista y la partición de la tierra, se reintegrarán a sus familias y a la tierra que eligieron.
Esta parashá nos habla, en definitiva, de la responsabilidad de cada integrante del pueblo de Israel por todos sus hermanos. Un pueblo con su identidad apoyada en fundamentos sólidos es como un organismo sano: si una parte se encuentra en peligro, la integridad del cuerpo todo se ve comprometida, y el organismo entero se debe defender.
Rabino Eliahu Birnbaum