Por Rabino Eliahu Birnbaum
La redención (gueulá), según nos revelan estos versículos (Shemot 6:3-8), no consiste en un acto único y completo, sino en una serie de cuatro etapas que configuran un proceso histórico.
La redención y la libertad, generalmente no se producen de forma drástica, más constituyen el resultado de distintos actos, que provocan un cambio en la situación general.
La misma se expresa en estos versículos mediante cinco conceptos: los liberaré, los salvaré, los redimiré, los consideraré, los traeré.
También en Egipto era necesario despertar en el pueblo el deseo de libertad, ya que las primeras plagas no consiguieron ablandar el corazón del faraón, provocando contrariamente, un aumento de las exigencias con respecto al trabajo de los esclavos. El pueblo comienza a dudar de las posibilidades de que efectivamente la redención pudiese ocurrir. En el inicio de nuestra parashá, el Creador trata de despertar y estimular el espíritu del pueblo y aumentar sus esperanzas con respecto a la redención. Por eso, fue pedido a Moshé que exponga el “programa” de redención que acontecería en breve.
Los conceptos de libertad tienen cinco expresiones diferentes dentro del pensamiento judaico:
1 – “Y los liberaré de los trabajos forzados en Egipto”
El primer paso en el proceso de redención, “los liberaré de los trabajos forzados en Egipto”, constituye el primer anuncio: el de la libertad, la salida del exilio.
El sufrimiento, es el tema general de este versículo. El sufrimiento consiste en el trabajo forzado, los esclavos que lo ejecutan carecen totalmente de valor delante de los ojos de sus amos. La libertad divina es la libertad de este tipo de sufrimiento. La liberación de Egipto elevó ante todo la condición humana de los liberados, devolviéndoles la libertad y el respeto propio.
2 – “y los salvaré de la esclavitud…”
A pesar de que el trabajo tiene su propio valor, los egipcios hacían uso de mano de obra para crear y fortalecer la existencia de una sociedad elitista. Esta sociedad obliga a ciertos seres humanos a realizar trabajos forzados, determinando de este modo, la división de los hombres en esclavos y señores. La redención de Egipto, anuló de una vez por todas, esta división artificial de los seres humanos.
Esta es la determinación divina, que declara por primera vez que todos los hombres son iguales y que todos ellos fueron creados a Su imagen.
3 – “y los salvaré con el brazo extendido y con grandes castigos…”
La salvación es definida no solo en relación con la salida de Egipto, sino también por el hecho de la existencia de la redención. Esta redención se une a la redención espiritual y cultural. El término redención, por lo tanto, la redención de Egipto une estos dos tipos de liberación.
4 – “y los consideraré mi pueblo”
La redención constituye la base de la creación del pueblo judío. La redención de Egipto no marcaba el fin de un exilio cualquiera, sino que el fin de ese exilio determinaba el nacimiento de un nuevo pueblo, según fue establecido en la promesa de D’s a Abraham. La salida del exilio y la salvación de los peligros, tiene por objetivo acercar al pueblo judío a Su Creador, con el fin de recibir la Torá y convertirse en el pueblo elegido.
5 – “y los llevaré a la tierra que prometí dar a Abraham, Itzjak y Yaakov…”
Ya con las primeras cuatro palabras, se conoce una quinta y última expresión: la redención del pueblo no podía tener lugar en el desierto. Para redimirlos, es necesaria una tierra, en cuyo caso se trata de Eretz Israel, la tierra en la cual el pueblo liberado debía vivir de acuerdo a la Torá. Por eso, se realiza el último anuncio: “y los llevaré a la tierra que prometí dar a Abraham, Itzjak y Yaakov…”
Tal vez, las fases de esta redención no son únicas y propias de la salida de Egipto, sino que se producirán también de forma semejante en otras situaciones relacionadas con la redención de Israel. Si analizamos, por ejemplo, la tragedia que asedió a nuestra generación, la shoá, veremos que después de ella, también se produce un proceso de los liberaré, los salvaré, los redimiré, los consideraré, los traeré.
Asimismo, todos los libertadores de esclavos, desde Espartaco hasta Lincoln, extrajeron su fuerza e inspiración de esta parashá, ya que la melodía de la redención de Egipto sigue resonando en nuestro mundo…
En realidad, debemos considerar que estos versículos, además de expresar las fases de la redención, describen también el pacto entre el Creador y el Pueblo de Israel. En estos versículos aparece el contenido del pacto:
Pacto sobre la libertad del pueblo
Pacto de Torá
Pacto de la Tierra
El pacto determina los elementos más importantes en la relación: la existencia y libertad del pueblo, la Torá y Eretz Israel constituyen los elementos básicos y fundamentales que definen el pacto.
Estos tres elementos son fundamentales en la elección de las personas. Las personas necesitan sus tierras para vivir en ella libremente y establecer sus leyes. Un esclavo no es capaz de darse cuenta de su potencial espiritual. De modo que la libertad del pueblo constituye una condición esencial del pacto.
Los tres elementos del pacto: la libertad, la Torá y Eretz Israel, constituyen, cada una a su tiempo, tres etapas distintas en la historia del pueblo de Israel: la salida de Egipto, la entrega de la Torá y la llegada a Eretz Israel. En relación con cada uno de los elementos del pacto, tenemos tres festividades centrales: Pesaj, en relación con la salida de Egipto, Shavuot con la entrega de la Torá y Sucot en relación con Eretz Israel.
El judío asume dos obligaciones mediante el pacto: cumplir con las mitzvot e identificarse con el destino histórico de su pueblo.
La grandeza de la salida de Egipto, no es el hecho histórico único y excepcional de liberar un pueblo entero de las garras de sus opresores, que constituían un imperio completo, sino que se trata de la primera fase de la vida de un pueblo, una fase especial en una cadena histórica, que culminará con la formación del pueblo judío. El plan divino comenzó con la salida de Egipto y finalizó con la entrada a la Tierra de Israel.