Amsterdam

¿Por qué los judíos denominaron a Amsterdam, “el lugar”, “el país” y “la nueva Ierushalaim”?

La comunidad de Amsterdam es una de las comunidades más importantes y famosas de la historia judía, la cual dejó su sello en todo el mundo judío desde el siglo XVII. Amsterdam era, sin duda alguna, la ciudad de la sabiduría y de la Torá, en un solo lugar. Durante los trescientos años de existencia de la comunidad, nacieron y llegaron a ella, varios personajes religiosos e intelectuales, los cuales dejaron su sello en la ciudad y en el mundo judío. En el siglo XVIII, la comunidad de Amsterdam era considerada la más importante comunidad de Europa, tanto a nivel espiritual como a nivel general. En la ciudad había varias imprentas judías, las cuales se ocupaban de propagar la Torá de sus sabios en toda Europa y en todo el mundo judío.

Entre los sabios de la comunidad y los famosos personajes, es imprescindible mencionar a Menashé Ben Israel, descendiente de anusim, de alto nivel intelectual, el cual hizo que el Rey de Inglaterra abriera las puertas a los judíos, el “Jajam Tzví”, el Rabino Ariel Leib de Kalish, Rabi Moshe Rivkish autor del libro “Beer Hagolá”, quien llegó de Polonia. También grandes sabios como el Ramjal y el Jidá pasaron por la ciudad y enseñaron allí durante distintas épocas. Y por supuesto las figuras que fueron tan criticadas en Amsterdam y en el mundo judío, Uriel da Costa hombre de fe y filósofo el cual fue excomulgado junto con su amigo Espinosa, el cual es conocido como uno de los filósofos judíos más importante del mundo.

Los judíos solían llamar a Amsterdam, a lo largo de las generaciones, “makom” (lugar) ó mejor dicho “mokom” en Idish. Hay quienes la llamaron “Ierushalaim Occidental” ó “la pequeña Ierushalaim” ó “la nueva Ierushalaim”. Otros tomaron coraje y la llamaron “el país”. Todos estos términos fueron otorgados por judíos que llegaron a ella y encontraron allí una forma de vida que favoreció a los judíos, contrariamente a los lugares de los cuales provenían, en los cuales los persiguieron continuamente. Parte de dichos nombres siguieron siendo utilizados hasta hoy día también por parte de los ciudadanos no judíos para describir el carácter de la ciudad.

El comienzo de la comunidad judía de Amsterdam comenzó con una tragedia para los judíos y finalizó luego de una tragedia que vivieron los mismos. La comunidad nació luego de la expulsión de España y finalizó su radiante camino después de 350 años con la shoá de los judíos en Europa. La comunidad de los judíos de Amsterdam surgió de sus cenizas, en el siglo XVI, para los judíos que se escapaban de la inquisición y finalmente cayó de sus cenizas cuando la mayor parte de sus judíos fueron asesinados en la shoá, sin embargo entre ambos eventos hubo cientos de años de oro. De hecho, la mayor parte de la historia judía en Holonda tuvo lugar entre el fin del siglo XVI hasta la segunda guerra mundial.

El origen de la comunidad judía de Amsterdam

La comunidad de Amsterdam, no es una comunidad muy antigua, sino que es de las comunidades europeas que fueron construidas en una época relativamente posterior al resto de las comunidades. La presencia judía en Holanda era muy pequeña hasta el siglo XVI. Había tan sólo pequeñas y aisladas comunidades y familias dispersas. Los registros muestran que los judíos fueron perseguidos y expulsados de la misma en forma constante. La más difícil persecución tuvo lugar en el año 1349 y 1350, luego de que los judíos fueron culpados de propagar la peste negra. Durante los siguientes 200 años, por lo visto, no hubo ningún judío en el lugar, hasta que los gobernadores de Holanda se rebelaron contra España a fines del siglo XVI y crearon las Provincias Unidas de Holanda.

La zona que es conocida hoy día como Holanda era en un tiempo, parte del imperio español, pero en 1581 las provincias holandesas del norte declararon su independencia. La más importante causa de la declaración fue el deseo de cumplir con la religión protestante, la cual se encontraba prohibida bajo el gobierno español católico, por lo cual la tolerancia religiosa representaba el factor legal más importante de la nueva república independiente. La libertad de culto, llamó la atención de los judíos, los cuales sufrieron de opresión religiosa en grandes partes de Europa.

Una de las razones por las cuales los judíos se asentaron en Amsterdam fue sin duda alguna la tolerancia religiosa de la ciudad. En 1597 la República Protestante Holandesa declaró que nadie sería perseguido por su creencia religiosa. De esta forma los judíos podían casarse, no fueron obligados a utilizar un símbolo especial o firmar una declaración de que eran judíos. Prácticamente no había ningún otro lugar en Europa donde los judíos tuvieran estas libertades básicas. De esta forma, las provincias de Holanda las cuales gozaban de su reciente libertad les ofrecieron una oportunidad ideal a los judíos anusim de los otros países para volver a asentarse y respetar a su religión en forma abierta, ellos emigraron, en especial a Amsterdam.

A fines del siglo XVI y a principios del siglo XVII comenzaron a emigrar judíos anusim de Portugal. La mayor parte de estos judíos, eran aquellos que fueron expulsados de España a Portugal en la expulsión del siglo 1492 y continuaron viviendo su judaísmo allí hasta que también a este país llegó la espada inquisitorial y les demandó convertirse en forma colectiva. Es importante recalcar que la expulsión de España no se encontraba dirigida a aquellos judíos que se convirtieron al catolicismo, tampoco a los anusim que se convirtieron y continuaron respetando en secreto el judaísmo, sino a los “judíos totales” que continuaron respetando el judaísmo en forma completa y abierta. La inquisición temía que aquellos judíos leales sean una “mala influencia” para aquellos judíos que ya se convirtieron, e intenten llevarlos de regreso al judaísmo. Sin embargo, también los judíos anusim lograron salir de España y Portugal en ciertas ventanas de oportunidades que se les fueron abriendo y de a poco fueron llegando a Amsterdam. Holanda, era en esa época un país libre con la actitud más tolerante hacia otras religiones en todo el mundo. Los gobernadores del país estaban muy interesados en la llegada de judíos, a nivel económico y como forma de oposición a la iglesia católica y a sus métodos.

Holanda comprendió que los judíos tenían la fuerza de desarrollar la economía, de forma que se vea basada en las relaciones exteriores de los judíos de Europa, Sud América y el oriente y de esta forma traer un gran beneficio al país.

Varios judíos escucharon acerca de la apertura de las puertas en Holanda y sobre su tolerancia hacia los judíos y decidieron llegar a ella, así llegaron refugiados de Portugal, España, Italia y también Turquía y África del Norte, para comenzar allí una nueva vida.

La comunidad judía de Holanda no era una comunidad típica. Cuando la mayor parte de los judíos de Europa se distinguían a nivel económico y social, sumado a lo político, los judíos de Holanda, ya en el siglo XVII, gozaban de una inserción económica y social, la cual el resto de los judíos de Europa no conocieron durante cientos de años. Profesiones como medicina pasaron a ser muy populares y doctores judíos podían trabajar en forma libre, incluso con pacientes no judíos.

Entre los emigrantes a Amsterdam, estaban aquellos que llegaron por motivos económicos y otros, por lo visto la mayoría, por un verdadero deseo de apegarse a la religión judía, sin coerción de otras religiones, persecuciones y humillaciones.

Y de hecho, durante el siglo XVII, los judíos portugueses, con sus conocimientos de idiomas y los contactos en el comercio internacional, se volvieron importantes en el comercio y la marinería y crearon lazos comerciales en Brasil y los países orientales. Los mismos se ocupaban de la importación y la exportación de diamantes y distintas mercaderías, y gracias a ellos, Amsterdam se convirtió en el centro comercial más exitoso de Europa.

Los judíos ashkenazíes

Si bien los primeros colonos de Ámsterdam eran judíos sefaradíes los cuales durante años tuvieron gran influencia en la comunidad, a partir del siglo XVII (1630) llegaron a Holanda judíos de Europa Central y del Este los cuales con el tiempo, se convirtieron en la parte central y más grande de la comunidad judía. Al principio, los judíos ashkenazíes llegaron a Alemania y luego al este de Europa, Polonia, Lituania y Ucrania. Ellos se asentaron también en otras ciudades de Holanda, en especial en Róterdam y en La Haya. Las persecuciones y las matanzas en Polonia y en Lituania llevaron a emigraciones masivas de judíos de dichos países a Holanda. La mayor parte de los emigrantes se escaparon de persecuciones en Europa, en especial de la violencia de la Guerra de los 30 Años (1618-1648) y de la revolución de Chamilnitzky en Polonia, en el año 1648.

Durante los siglos XVII y XVIII, la cantidad de ashkenazíes creció enormemente mucho más que la de los sefaradíes: a fines del siglo XVIII la comunidad sefaradita se estableció en alrededor de 3.000 personas, mientras que la comunidad Ashkenazí creció hasta contar con 20.000 miembros.

Es importante recalcar que la comunidad Ashkenazí de Amsterdam era pionera en Europa, dado que justo en esa ciudad, se publicó el primer periódico en Idish en el mundo (el Cunrat), el cual comenzó a circular a partir de 1686, dos veces por semana, mucho antes de que similares sean publicados en Alemania y Polonia. Asimismo, los judíos ashkenazíes de Amsterdam fueron los primeros en traducir el Tanaj al Idish.

Las relaciones entre la comunidad Sefaradí y la Ashkenazí, no eran en ese mismo momento símbolo de amor y fraternidad. Los judíos sefaradíes veían con desprecio a los judíos ashkenazíes, los cuales les parecían mendigos y faltos de cultura, mientras que los judíos ashkenazíes no comprendían el espíritu de los descendientes de anusim los cuales combinaban conceptos judaicos y no judaicos en su religión. De hecho, no había en dicha época una única comunidad judía en Amsterdam, sino dos comunidades separadas y distintas.

La diáspora de los judíos de España y Portugal en el mundo judío, y su influencia

Es posible afirmar que el mundo judío cambió en forma dramática luego de la expulsión de los judíos de España y de su exilio de España y Portugal hacia el resto de la diáspora judía. Los judíos de España y Portugal, eran considerados los de mejor status tanto a nivel judaico como a nivel económico. Los mismos, fueron durante 500 años el centro judío más destacado del mundo y la perla de la diáspora judía en el mundo. La llegada de los mismos a decenas de comunidad alrededor del mundo, generalmente era algo que fortalecía a la comunidad, ciertas veces esto era generado por controversias, e incluso algunas veces ha llegado a crear un gran cambio en la comunidad misma, como veremos en el caso de Holanda y Ámsterdam.

Comunidades de anusim de España y Portugal fueron creadas en Holanda – Ámsterdam, Italia – Ancona, Parará, Venecia y Livorno, en Inglaterra – Londres, y en Alemania – Hamburgo y su alrededor. También a Francia y otros lugares de Europa llegaron Anusim y se unieron a las comunidades de sus hermanos. Muchos anusim se dirigieron a los países árabes, en especial a los países que se encontraban bajo el imperio otomano, a Turquía, a Marruecos y a Siria, y allí regresaron al judaísmo en forma abierta. Pero los anusim no se detuvieron, y algunos llegaron a comunidades en el sur y el centro de América. El comienzo de muchas comunidades en Panamá, Colombia, Venezuela, Cuba y Brasil, tiene su origen en la llegada de los judíos anusim al lugar.

El mundo judío, no es igual antes y después de la llegada de dichos judíos a las distintas comunidades del mundo. Este movimiento creó una cierta renovación del mundo judío, y a pesar de que las grandes comunidades de España y Portugal se debilitaron por la emigración de los anusim, muchas otras comunidades del mundo se fortalecieron con su llegada y comenzaron un nuevo estilo de vida judaica.

La diáspora de los anusim se produjo en distintas época y a distintos lugares. En el siglo XVII había comunidades en el sur de Francia (Bayona, Burdeos, Toulouse). Los anusim que pidieron retornar al judaísmo viajaron en el siglo XVII a Italia (Venecia – Livorno), Alemania (Altona, Hamburgo), y más tarde a Londres y más que nada a Ámsterdam.

La psicología de los anusim en Ámsterdam

La llegada de los judíos anusim a Ámsterdam se encontraba acompañada de un ambiente determinado y una especial situación espiritual. Intentaré describirles cómo yo veo la experiencia de los anusim que llegaron a Ámsterdam en ese momento. A mi entender hay una vivencia espiritual especial de los anusim, como distintos filósofos describen (James), es posible describir la “experiencia de los anusim”, y comprender lo que sucedía en la mente de un anús cuando éste debía vivir en un mundo dual y con una identidad dividida. ¿Cuál es la psicología de los anusim? ¿Cuál es el proceso espiritual y práctico que vivieron cuando pasaron de España a Ámsterdam? ¿De llevar una vida judía oculta a una vida judía abierta?

Debemos recordar que los judíos sefaradíes que llegaron a Ámsterdam, vivieron en España y Portugal vidas de doble identidad. La mayor parte de los judíos que atravesaron un proceso de conversión al catolicismo y pasaron a ser “conversos” o “cristianos nuevos” a los ojos de la población local, buscaron asimilarse en la sociedad católica. Otros siguieron cumpliendo en secreto las costumbres judías o aquellas que recordaban como costumbres judías.
La sociedad católica era muy ambivalente respecto a los anusim, por un lado los recibió como parte de la sociedad, e incluso creía, de acuerdo a la ley canónica de la iglesia, que un judío que recibió el judaísmo por obligación, no tiene forma de volver atrás, o en otras palabras “católico por una vez – católico por siempre”. La vuelta del catolicismo al judaísmo, era interpretada como un pecado sin expiación. El cambio de religión era para ellos un proceso irreversible.
Pero por otro lado, comenzaron intentos dentro de la sociedad católica, de separar a los judíos que se convirtieron de la sociedad general. En un principio llamándolos “nuevos cristianos” o “marranos” (pierna de cerdo) sobrenombres cuyos objetivos eran diferenciarse de ellos y así se transformaron en nombres insultantes para todos. De boca de los judíos, éstos fueron conocidos con el nombre de “anusim” y así intentar brindarles un status de honor y demostrar que no aceptaron el catolicismo por elección sino porque fueron forzados.

Incluso luego de que los judíos se convirtieron, fueron víctimas de persecuciones y pogroms. A pesar de ya ser considerados católicos en el sentido religioso, la excusa era “purificar la sangre”, sostenían que los nuevos cristianos (es decir los judíos) tenían una “sangre inferior” e impura por no ser católicos de nacimiento y por tal razón debía frenarse su inclusión en puestos públicos y eclesiásticos.

Los anusim que llegaron a Ámsterdam y a otros lugares del mundo del mundo judío, pertenecían a la tercera, cuarta y quinta generación, luego de la conversión. También aquellos que continuaron preservando su judaísmo, recibieron educación católica y crecieron dentro del mundo de conceptos católicos, no tuvieron educación judía o una experiencia judaica en una sinagoga, ni bailaron con la Torá en Simjá Torá. Durante varias generaciones, los anusim vivieron como católicos, siguieron la forma de vida de los mismos y eran parte de las instituciones educativas de los mismos, hacia afuera cumplían con sus costumbres, ¿no es esta acaso razón suficiente para internalizar los conceptos católicos y su forma de pensar?

Esta situación generó una mezcla de conceptos teológicos y a veces incluso de costumbres de las dos religiones. Fue creada una especie de nueva religión donde había elementos de ambas religiones al mismo momento. Por ejemplo los anusim veían en la reina Esther la figura más importante, y también le rezaban a ella, dado que era la “primer anusá”, quien ocultó su pueblo y su nación. Sin embargo, ellos solían rezar a “La Santa Ester”, concepto ajeno al judaísmo.
A pesar de la fuerza de la fe y de la experiencia religiosa, el hombre no puede dejar su pasado detrás. Incluso si un judío anus decidió realizar teshuvá y retornar a la fe de sus padres, la desconexión de los conceptos con los que fue criado no siempre es fácil, no en el pasado y no en el presente. Una persona que tiene conciencia y memoria, no puede retornar a su pueblo sin llevar consigo su propia historia personal.

Al comienzo, los judíos que llegaron de Ámsterdam eran anusim y nuevos cristianos, pero prontamente sintieron que en Ámsterdam pueden revelar su identidad judía en forma abierta y sin temor. Y de hecho, muchos de ellos volvieron al judaísmo, hicieron brit milá, se unieron a sinagogas y comenzaron a estudiar nuevamente la Torá.

Una de las preguntas halájicas más interesantes, la cual fue formulada a los rabinos de Ámsterdam se refiere a los anusim que luego de llegar a Ámsterdam piden un permiso rabínico para enviar a sus hijos al colegio de curas, por razones de sustento. A través de la pregunta y los datos, es posible comprender en qué mundo judío, espiritual y social especial y confuso se encontraban los anusim de esa época.

“Todos los refugios de curas y monjas (católicos) estaban llenos de judíos y judías, muchos de ellos llevan la fe de Israel muy dentro suyo, y por la recompensa material de este mundo se ponen una careta de fidelidad a la iglesia católica. Varios de ellos se escapan a las tierras de la paz y la libertad religiosa. En esta ciudad (Ámsterdam) y en el resto de los lugares donde se encuentran curas que dejaron la religión católica y son hoy en día judías en forma total… y me han preguntado sobre los anusim descendientes de Israel si pueden poner a sus hijos como curas…”

En esa época, muchos de los hijos y los nietos de los anusim se encontraban en posiciones clave dentro de la iglesia católica. Parte de ellos para salvarse de la inquisición, otros para cuidar y defender a su familia judía y otros por motivos económicos.

Rabi Menajem Azría Fiju, de los grandes sabios de la época, responde: “los anusim tienen la orden, como toda persona de Israel de alejarse tanto ellos como sus hijos de la idolatría, entonces ¿cómo podemos nosotros hacer que sean curas o monjas? Pero a continuación, encuentra una sorprendente forma de juzgar para bien “todos saben que la intención de aquellos que piden ser curas no es por temor que lo hacen, sino para poder aumentar sus ingresos… y entonces, no es una negociación relacionado con la prohibición de idolatría sino un negocio…” No hay duda que sobre dicha legislación fue dicho “y juzgarás a todo hombre para bien…”

Pareciera ser que lo que caracteriza a la experiencia personal de los anusim de entonces y ahora, es la experiencia interna, personal, en comparación con la experiencia externa-pública la cual es inexistente. El anus, vive dentro de sí mismo, y no estaba en condiciones de expresar su esencia religiosa en su vida diaria. Esta situación creó una sensación de anusim que prefieren internalizarse y no realizar acciones externas.

Los anusim buscaron su salvación en la posibilidad de retornar a la vida judía normal, y no tan solo dentro de su corazón, sino también vida social y comunitaria. Incluso aquellos que cumplieron mitzvot dentro de su casa, sintieron que dicha dimensión le faltaba a su tarea espiritual y por tal razón se creó la necesidad de mudarse a comunidades que le permitan salir del exilio interno que le fue decretado a los anusim y salir a la luz.

Las siguientes palabras fueron escritas por un ex anus llamado Abraham Edna (Gaspar Mendes del Arroyo) a los anusim de Iberia, la misma muestra los sentimientos de un judío de Ámsterdam en 1686: “la idea de servir a Hashem en el corazón no alcanza. La ley de Moshé fue dada para ser cumplida. Es un gran pecado permanecer sin ser circuncidado. El hombre debe escaparse a países libres y realizar la circuncisión de forma inmediata. El hombre no debe auto engañarse y convencerse de que buenas acciones pueden expiar el fracaso en cumplir las mitzvot”.

Dentro de un mundo judío de caos intelectual y práctico, había necesidad de crear nuevamente las murallas de la religión, criar una o más generaciones de judíos las cuales no recibieron educación judía, no en el colegio y no a nivel familiar. Judíos que solo sabían cuál es el olor del judaísmo. Y de hecho, la mayor parte de las actividades rabínicas de Ámsterdam y Francia del siglo XVII era el volcar el judaísmo dentro de los instrumentos intelectuales de los emigrantes de la península ibérica, y moldear la forma de vida de los “nuevos cristianos” los cuales se transformaron en “nuevos judíos”.

La comunidad de Ámsterdam debía integrar a los nuevos cristianos dentro de ella y convertirlos en nuevos judíos, el desafío no era sencillo. Para eso, los miembros de la comunidad debieron revivir la cultura judía la cual fue perdida en España y volver a formar la forma de vida de “los nuevos judíos”. La creación de un sistema educativo esplendoroso es la que llevó a Ámsterdam a recibir el título de “la Nueva Jerusalem”.

Rabino Eliahu Birnbaum

La cuna de la diáspora

La renovada vida judía en Sefarad es sólo una pequeña parte del presente, la cual vive en la sombra del pasado, que aún late. El antisemitismo se encuentra fuertemente arraigado a la cultura.

Madrid

La capital de España está llena de plazas, fuentes, cafés y museos, los cuales crean, en conjunto, una ciudad llena de vida y color. Sin embargo, todo judío que pasea por sus calles, no puede dejar de sentir la sombra de la inquisición que sobrevuela la “plaza mayor”, donde se realizaban los autos de fé de los judíos.

En nuestras fuentes antiguas, España figura como “Aspamia” – símbolo de un lugar distante. “Una persona duerme aquí (en Babilonia) y ve un sueño en Aspamia” (Talmud Babilónico, tratado de Nidá 30b). Aspamia, es similar a la palabra local Hispania, la cual es utilizada hasta hoy día. El origen de la palabra Sefarad, se encuentra en la profecía de Ovadiá: “y la diáspora de esta hueste de los hijos de Israel, los que están entre los cananeos hasta Sarepta y la cautividad de Jerusalem, que está en Sefarad, poseerán las ciudades del Neguev” (Ovadia 1:20).

Sabemos bastante sobre la historia de los judíos en España durante 1500, hasta que fueron expulsados del país el 31 de marzo de 1492. Conocemos a su vez a los exiliados de España, los cuales se dispersaron por el mundo judío; pero sin embargo, sobre el regreso de los judíos a España en el siglo XIX y XX, sabemos muy poco.

Los judíos y el judaísmo desaparecieron de la tierra española y de la Península Ibérica hasta finales del siglo XIX, al menos de forma visible y abierta. Los judíos fueron expulsados, los anusim se escondieron en sus casas y la cultura judía desapareció incluso de los museos. Sin embargo, hace algunas décadas comenzaron los judíos a retornar a España, esta vez, sin esconder su identidad. ¿Cómo vive un judío en la tierra de la cual fue expulsado? ¿Qué siente un judío que vive en dicha tierra durante la “edad de oro” y a su vez en el período de la expulsión?

Después de 400 años sin judíos españoles comenzó nuevamente la vida judía. Prácticamente no hay relación entre el judaísmo español de ese entonces y la España de hoy día, la cual ha sido importada de otros lugares – pero de todas formas, el viejo espíritu aún ronda por el aire.

Romance español

Nadie sabe exactamente cuándo comenzó el asentamiento judío en España. Sin embargo, está claro que empezó hace más de 2000 años. Pareciera ser que los primeros colonos judíos llegaron junto a los fenicios que descubrieron España en sus valientes travesías. Incluso si suponemos que los judíos llegaron más tarde aún, ellos se asentaron en España cuando la misma era parte del imperio romano.

En la edad media, España era el punto de encuentro de tres religiones – el judaísmo, el catolicismo y el islam. El antecedente histórico de este tan especial fenómeno, es el status geopolítico de España en esa época. Durante la edad media no era España una única unidad política, sino que un mosaico de reinados católicos y musulmanes los cuales se encontraban en guerra constante los unos con los otros.

La espléndida época de desarrollo espiritual, literario, económico y científico de los judíos de España, fue precisamente bajo el gobierno musulmán. Nombres de diplomáticos como Jasdai Ibn Shaprut, Shmuel Hanaguid y su hijo Yosef, y científicos como Shlomó Ibn Gbirol, Moshé Ibn Ezra, Abraham Ibn Ezra, Iehuda Halevi y demás son los más importantes de la época, y sus nombres y su legado fueron grabados para la eternidad en la historia del pueblo judío.

En ese entonces comenzó la larga guerra de la reconquista. Los católicos quisieron volver a gobernar sobre las áreas que conquistaron los musulmanes. Durante los siglos siguientes, la judería española contó con gran importancia en la historia ibérica. Tanto los musulmanes como los católicos utilizaron a predios y comunidades judías para expandir su control sobre lugares y ciudades alejadas. En los momentos en que los judíos y los musulmanes competían por el control sobre España, siempre los judíos tenían un rol. Sin embargo, en el momento en que los católicos comenzaron a gobernar nuevamente en toda España, la tolerancia de la iglesia respecto a los judíos acabó.

En el siglo XIII, la reconquista finalizó, España volvió a manos de los católicos y dejó de ser una sociedad pastoral y abierta. Ahora, la necesidad de intermediarios judíos cayó y su influencia se redujo. En el año 1250, sucedió la primera falsa acusación española y comenzó la presión dentro de la comunidad judía. En 1391 (151) las persecuciones contra los judíos comenzaron a ser violentas y represivas: miles de judíos fueron asesinados de a motines. Sinagogas fueron convertidas en iglesias y los libros sagrados fueron robados o censurados.

La unión matrimonial de dos dinastías, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, inició el proceso de unión de la España católica. La inquisición comenzó a funcionar en 1481 para “purificar” a dicho emergente reinado. Hasta fines de julio de 1492 más de cien mil judíos huyeron de España; otros doscientos mil fueron expulsados en ese mismo año, en lo que será recordado a través de las generaciones como “la expulsión de España”. Como escribió Rabi Ytzjak Abrabanel en su interpretación al libro de Melajim: “todo lugar a donde la orden del rey llega, un gran duelo para los judíos. Y hubo un gran pánico… que como él no ha habido desde el exilio de Iehudá de su tierra y caminaron sin fuerza 300 mil personas del pueblo dentro del cual yo me encuentro, desde jóvenes hasta ancianos, niños y mujeres en un solo día de todos los países del rey. En el que se despertó su deseo por salir – salió”

¿Hubo un decreto de excomulgación?

Hay quienes quieren decir que los judíos no retornaron a España porque los Rabinos decretaron excomulgación a todo aquel que retorne. En realidad, no está probado si hubo o no un decreto de excomulgación e incluso no es necesario, dado que el decreto de expulsión de los reyes de España sansionaba con pena de muerte a todo judío que retorne a España. Sin embargo, más allá del ámbito legal, el cual estaba respaldado por la ley hasta principios del siglo XIX y de hecho hasta que la leyes inquisitoriales fueron anuladas en 1834, los judíos no volvieron a España por un simple aspecto social: es difícil ingresar y vivir en un país donde los judíos no son queridos. Los judíos no podían vivir en España no por la “excomulgación judía”, sino por la “excomulgación española”.

El Rab Kuk escribe respecto a la excomulgación: “respecto a la vivienda en España – no he encontrado aún en forma específica si hubo un decreto de excomulgación o un juramento, y de hecho, probablemente la excomulgación no es más dura que la excomulgación de vivir en Egipto, respecto a la cual la prohibición es asentarse, pero no comerciar si su intención es retornar” (Igrot HaReaiá, parte 4, sección 632). También en las respuestas halájicas Kol Mebaser, escribió el Rab Meshulam Raata (Parte 3, sección 13): “Y lo que dicen respecto a que los expulsados de España establecieron un decreto que no se debe regresar a España, no lo encontré en ningún libro, y es tan sólo un rumor, no tiene ninguna base. Al contrario: en las respuestas halájicas del Mabit, parte 1, sección 307, dice lo contrario: “ya hace 70 años no hay judíos en Aragón, y nosotros estamos seguros que no habrá más judíos allí, porque Hashem bendito sea reunirá a los dispersos del pueblo de Israel en la tierra de Israel pronto en nuestros días”.

Luego de corroborar e investigar si hay o no un decreto, encontré solamente en los reglamentos del “Maamad” de Londres, del siglo XVIII, el cual escribe que los descendientes de Anusim que salieron de España y retornaron al judaísmo tienen prohibido viajar de regreso por razones que son más que obvias; pero esta es una prohibición que tan sólo se aplica a un grupo específico.

En el pasado se han realizado intentos de pedir a las autoridades españolas permitir el ingreso de los judíos. Ya en 1641 un judío de nombre Iaacov Kansino el cual se encontraba en Madrid, negoció con el Duque Oliveraz respecto al regreso de los judíos a España, pero sus planes se vieron frustrados por la junta de la inquisición. También en los días de Carlos II (1665-1700) se realizó un intento de que los judíos vuelvan a España y de acuerdo a la proposición de uno de los ministros del gobierno, asentarlos en tierras que necesitan ser desarrolladas, sin embargo, también esta propuesta fue rechazada por la corona.

En el año 1802 (!) escribió el Rey de España de ese entonces, Carlos IV: “a mi corazón misericordioso y religioso le cuesta cambiar la ley aceptada en nuestro país, de no dejar ingresar a los judíos sin que estos acepten el catolicismo, dado que nosotros deseamos preservar la pureza de la religión católica… y por eso yo ordeno seguir implementando la ley de la inquisición respecto a los judíos que ingresan a España sin excepción alguna…”

Esto demuestra que incluso en los primeros años del siglo XIX estaba prohibido para los judíos vivir en España. Es posible que el comienzo de la tradición respecto al decreto de excomulgación provenga del deseo de “venganza” para con el decreto Español: si los reyes de España decidieron que los judíos no entran en su país, entonces los judíos realizaron un decreto de “ojo por ojo”, que no se debe ingresar a España.

Se abren las puertas

¿Cuándo se abrieron las puertas de España? Éste, fue un largo proceso, lleno de vaivenes. En 1808, las leyes inquisitoriales fueron canceladas por Napoleón, pero luego fueron restauradas por el rey Fernando VII en el año 1814. Las leyes fueron nuevamente canceladas en 1820, aunque se restablecieron tres años más tarde. Tan sólo en 1834 se decidió cancelarlas en forma definitiva. En el año 1865 fueron canceladas a su vez las leyes que prohibían a quien no tenía “sangre española y católica pura en sus venas” trabajar como empleado público o político. Y de hecho, los judíos comenzaron a retornar, de a poco, a dicho país. En el año 1877 había 406 judíos en todo España, de los cuales 31 se encontraban en Madrid. En 1900 el total de judíos era mil. Aún no existía la libertad de culto en dicho estado: desde 1876 la constitución Española determinaba que estaba prohibido realizar actos religiosos en lugares públicos, excepto católicos.

Las guerras en el norte de África (1859-1860) y las dificultades de sustento en las ciudades de Marruecos, la malaria y otro tipo de enfermedades contagiosas, así como las persecuciones por parte del gobierno y los pogroms, llevaron a un proceso de emigración de Marruecos a la cercana España. Y de hecho, los primeros judíos se asentaron en general en la ciudad de Sevilla, al sur del país. En esos años, tan sólo algunos pocos judíos llegaron al país.

Paralelamente a lo que sucedía en el norte de África, en el sur de Rusia comenzaron los famosos pogroms en Kiev y Odesa en el año 1881. Muchos judíos se escaparon a los países vecinos tales como Austria, Rumania y Turquía, y en determinado momento pidieron a las autoridades ingresar a España. Dado que parte de los fugitivos eran descendientes de los expulsados de España, el rey Alfonso XII decidió abrir las puertas de España ante ellos e incluso les deseó a su llegada: “Bienvenidos a su vieja tierra”.

A comienzos del siglo XX continuó la emigración de los judíos hacia España, esta vez en especial hacia Madrid. Los judíos llegaron a España durante la Primera Guerra Mundial y allí encontraron refugio. Entre los inmigrantes se encontraba el famoso líder sionista Max Nordau, quien a comienzos de la guerra fue expulsado de Paris y se quedó en España hasta fines de la misma. Durante la Primera Guerra Mundial, el parlamento español buscó la forma de preservar a los judíos españoles que se encontraban en los países balcánicos, ¡los cuales fueron tenidos en cuenta luego de más de 400 años! – como ciudadanos que deben ser protegidos. En el año 1917 se dio permiso para construir un Beit Kneset y comenzaron a realizarse tefilot en el “Beit Hamidrash Abarbanel”.

Recién en 1968 – hace tan sólo cuarenta años – se decidió cancelar en forma definitiva el decreto de expulsión. El primer ministro de ese entonces, Emilio Castelar, declaró por primera vez en forma oficial, la apertura de las puertas del estado para los judíos.

Lenguaje antisemita

A pesar de que los judíos españoles son considerados relativamente nuevos, el antisemitismo es antiguo allí. Los judíos cambiaron, pero la relación hostil para con ellos no. Cientos de años de actividades católicas teológicas, públicas y físicas contra los judíos, dejaron sus huellas en los habitantes del estado y no tan fácilmente pueden ser borradas. El antisemitismo se encuentra inmerso en el idioma, en la mentalidad y en los estereotipos, por lo que es prácticamente imposible desarraigarlos de la cultura local. No por los nuevos musulmanes que llegaron allí, como en el resto de los países europeos, sino por los antiguos católicos que allí viven.

Hasta hoy en día el nombre judío incluye a todos los que son odiados por el público, tales como: extranjeros, traidores, infieles y opositores políticos. También en el diccionario oficial de la Real Academia Española de Letras, fueron preservados distintos conceptos, los cuales demuestran la difícil relación para con lo judío y todo lo que lo rodea. Respecto al concepto “hebreo”, el diccionario dice: “hebreo es un Israelí o un judío que aún respeta la ley de Moshé y trabaja en el área comercial”. La palabra “aún” refleja la visión de la iglesia que la única verdadera religión es la católica; asimismo, al definir al judío como comerciante, no se lo hace con la intención de decir que este es un oficio bien visto. La palabra “judío” fue definida en el diccionario de la Academia hasta 1956 como “tacaño y prestamista”.

La expresión “judeada” en español, significa realizar un hecho judío. Esta palabra se encuentra explicada en el diccionario de la Real Academia que fue publicado en 1956: “hechos anti-morales que generalmente hacen los judíos”. En el diccionario que fue publicado en 1988 fue “corregida” la definición y se escribió: “judeada: acto negativo que en el pasado se creía adecuado de ser realizado por los judíos”. Es decir, cambiaron la forma de definir pero no la definición misma.

La conclusión es clara: los judíos actúan de forma indebida y esto es lo que los identifica. La palabra SINAGOGA es definida como “lugar en el que se reúnen judíos a rezar y oír la Torá de Moshé” y como “lugar de encuentro de personas que planean actos inmorales y que instigan peleas y discusiones”.

Somos testigos de que años de daños, inquisición y expulsión, no son fácil de borrar. A pesar de que pasaron cientos de años en que los españoles no vieron a un judío en la tierra de España, el odio profundo no desapareció. España es considerada hasta hoy en día – como demostró el Dr. Gustavo Perednik – como el país más antisemita de Europa. El judío español es una figura distorsionada la cual no tiene relación alguna con el judío real que se encuentra en dicho país y en el mundo.

Ayuda a los judíos

A pesar de los sentimientos anti judíos y anti israelíes, que caracterizan al público español, no es posible ignorar el momento histórico en que el Rey de España visitó el Beit Kneset de la comunidad judía de Madrid, exactamente 500 años después de la expulsión de España. En dicho evento, fue expresado el deseo del pueblo español de renovar los lazos con el pueblo judío. También el presidente israelí de ese entonces, Jaim Ertzog, participó de dicho evento.

Durante la segunda guerra mundial, España fue neutral en forma oficial, a pesar de que sus líderes apoyaron a la Alemania Nazi abiertamente. A pesar de esto, y también gracias a esto, los españoles ayudaron a salvar a muchos judíos. En 1924 fue publicado un edicto en el cual se otorgó ciudadanía a toda persona de ascendencia española, en especial de los países balcánicos. Dicho edicto salvó a muchos judíos durante la Segunda Guerra Mundial, los cuales encontraron refugio en España. Muchos judíos llegaron a España de Alemania entre los años 1931-36. España ayudó a liberar a judíos de ascendencia Española de los campos de exterminio, y la neutralidad Española le permitió a 25.600 judíos utilizar a España como camino de escape del campo de guerra europeo. La mayor parte de los judíos que encontraron refugio en España abandonaron luego el país y se marcharon hacia otros lugares.

De hecho: España formalizó sus relaciones diplomáticas con Israel tan sólo hace 20 años, luego de que fue aceptada en la Unión Europea en el año 1986.

Retornaron a la patria

En España viven hoy día 30.000 judíos. Los dos centros principales son Madrid, con 15.000 judíos, y Barcelona, la segunda más grande ciudad del país. Sin embargo, existen también otras diez comunidades judías, pequeñas o muy pequeñas, todas las cuales se encuentran integradas a “La Federación de Comunidades Judías de España”. Así son las comunidades de Málaga, Torremolinos, Marbella, Granada, Sevilla, Valencia, Palma de Mallorca, Melilla y Ceuta en la parte española de Marruecos.

Muchos judíos llegaron a España desde Argentina, a partir de los años ´70 del siglo XX, y en el último tiempo se sumaron otros muchos judíos de Venezuela que emigraron de allí por la crisis que se vive en el país. El judío errante sigue en su camino y busca nuevos horizontes para una vida tranquila y un buen sustento, de acuerdo a las necesidades.

Cuando la ley de libertad de culto fue aprobada en forma oficial en 1968, la comunidad sefaradí-ortodoxa de Madrid recibió permiso para construir el primer Beit Kneset en España desde la inquisición, en el corazón de la capital – en la calle Balmes. La comunidad de Madrid cuenta hoy día con 6 sinagogas, así como una comunidad conservadora, un colegio judío, mikve, un restaurante casher, un kolel para estudiar Torá, un negocio donde se venden productos kasher, un Gran Rabinato y todo lo necesario para poder llevar a cabo una vida judía.

El gran dilema que sienten los judíos que viven en España lo oí de uno de los miembros más antiguos: “la inquisición no nos ha dejado aún, nosotros pensamos en ella, vivimos en su sombra y recordamos a sus víctimas, pero rezamos por una mejor vida y un mejor futuro para el país”.

Pareciera ser que el sentimiento entremezclado del judío que vive en un país con una gran cultura por un lado y con destrucción por el otro, puede ser comprendido mediante el poema que escribió Rafael Cansinos, uno de los descendientes de anusim, en honor a la inauguración del Beit Kneset de Madrid. En este poema, el cual irrita cualquier oído sionista, describe Cansinos a los judíos como aquellos que “retornan del exilio / a su antigua tierra: España… la tierra que nunca olvidamos / no durante los días y no durante las noches del largo exilio / nosotros retornamos a ti… nuestra patria… podemos descansar en España luego de un largo exilio / nos encontramos nuevamente en nuestra tierra, en nuestra patria, en España”.

También el Rey de España, cuando visitó el Beit Kneset de Madrid con motivo de los 500 años de la expulsión de los judíos de España, dijo: “España no es tan solo otra nostalgia para el pueblo judío, sino una patria donde los judíos pueden sentirse en su casa. Los judíos españoles se encuentran en su casa en España, la casa de todos los españoles, sin importar cuál es su religión y su credo”.

¿Será realmente así?

Bulgaria, Sofía

¿En qué país vivió Rabi Yosef Caro durante 20 años en su camino de España y Portugal hacia Tzfat? ¿En qué país de Europa los ciudadanos locales cuidaron a los judíos y por tal razón no hubo allí shoá? ¿En qué ciudad se encuentra el tercer Beit Kneset más grande de Europa? ¿En qué ciudad se encuentran un Beit Kneset, una mezquita y una iglesia situados uno al lado del otro, formando un pequeño triángulo? ¿En qué ciudad fue escrito el libro Pele Ioetz por Rabi Eliezer Papo? ¿Qué ciudad es llamada en Griego con una palabra cuyo significado es sabiduría? ¿En qué país los judíos temen, hasta hoy en día de realizar el brit milá a sus hijos? ¿De qué comunidad realizaron aliá cerca del 95% de la comunidad, en conjunto? ¿Qué comunidad se mantiene en forma milagrosa hasta hoy día? Hay una sola respuesta para todas estas preguntas: la comunidad de los judíos de Bulgaria y su capital, Sofía.

Creo que si juzgáramos en forma natural y con herramientas historiográficas, la comunidad judía de Bulgaria no debería encontrarse en dicha posición geográfica y no debería dar señales de vida. Como ha sucedido con varios pueblos y con distintas comunidades, situaciones históricas y sociales, llevaron varias veces a que la comunidad desaparezca. La comunidad de judíos de Bulgaria está formada por sobrevivientes de la inquisición española y portuguesa, los cuales llegaron a ella como refugiados y pidieron continuar con su vida judía y renovar allí su comunidad. Durante varios años establecieron comunidades, y el judaísmo floreció allí, hasta que vino el exterminador nazi y frenó el desarrollo, luego llegó el gobierno comunista el cual estableció leyes contra los judíos y el judaísmo, hasta que incluso la mitzvá de brit milá desapareció de las casas judías. Luego de esta difícil etapa, los judíos de Bulgaria realizaron aliá en forma conjunta y tan solo unos pocos quedaron en Bulgaria, sin Rabino y líder, sin educación judía. ¿Acaso es posible, luego de todas estas dificultades, comprender de forma lógica la continuidad de la comunidad judía de Bulgaria?

El origen de la comunidad

La historia de la comunidad judía de Bulgaria comienza, por lo visto, antes de la destrucción del segundo templo (año 70). Los judíos se asentaron en la zona de Bulgaria en la época bizantina, pero la comunidad comenzó a florecer en forma significativa luego de la expulsión de España en 1492.

Los primeros judíos aparecieron en la zona Valcánica ya desde el siglo II, luego de la conquista de la zona por los romanos. Dichos judíos eran conocidos como romaniutos y hablaban griego (“los romaniutos” es el sobrenombre de los judíos griegos que se encuentran en Grecia desde la época del primer Templo y los mismos poseen costumbres y tradiciones particulares, estos se expandieron hacia la zona de los Valcanes y de Bulgaria). Testimonios acerca de la llegada de los judíos a Bulgaria, se remontan al siglo III-VI, así como documentación de la situación de la comunidad, la cual se encontró cerca de la ciudad Nicópolis al lado del Río Danubio. Un testimonio adicional acerca del asentamiento judío en época romana se encuentra en el piso de mosaicos del Beit Kneset del siglo II ó III en la ciudad vieja de Plovdiv. Hasta hoy en día, existen judíos en Bulgaria, cuyas familias son descendientes de judíos romaniutos, en particular familias de apellido: Kalo, Kanti, Roditi y Politi.

Muchos judíos han emigrado a Bulgaria de Hungaria, luego de la expulsión en 1376. Refugiados adicionales que llegaron de Bohemia y de Baviera a Bulgaria, debido a las persecuciones de 1470. Dichos judíos húngaros preservaron sus tradiciones y hablaban idish, pero más tarde tomaron las tradiciones locales del resto de los ashkenazim y finalmente todos adoptaron las costumbres sefaradíes y el ladino.

La más grande ola de judíos que llegó a los Balcanes comenzó luego de 1492, cuando fueron expulsados los judíos de España. En este momento, el Sultán Turco permitió a los emigrantes que se asienten en el imperio Otomano y los mismos recibieron un trato tolerante tanto de las autoridades como de la población local.

Los judíos sefaradíes llegaron a Bulgaria, por lo visto, luego de 1494, y se asentaron en las ciudades comerciales donde se encontraban los judíos askenazíes. Llegaron a Bulgaria de Salónica pasando por Macedonia y de Italia mediante Ragosa y Bosnia. Hasta 1640 había en Sofía tres comunidades diferentes – los romaniutos, los ashkenazíes y los sefaradíes, la llegada de los judíos de España, trajo con ella su cultura, idioma, costumbre, las cuales le otorgaron honor e incluso se tornaron más fuertes que las de los judíos romaniutos y ashkenazíes que vivían en el lugar. La llegada de los judíos sefaradíes a Bulgaria les brindó las riendas comunitarias y por lo tanto tomaron el lugar de las comunidades que les antecedieron, las cuales contaban con un número más pequeño de personas y un peso mucho menor.

Es importante resaltar que hasta hoy día sigue existiendo el orgullo sefaradí. La gente aún vive la historia sefaradí y cuando le preguntamos a los ancianos de la comunidad: ¿de dónde son? Ellos contestan con orgullo: ¡de España! Cuándo se les pregunta: ¿hace cuánto tiempo se encuentran aquí? Ellos responden: 400 años… la conciencia de haber sido expulsados de España aún continúa y es tangible en la generación adulta, hasta la edad de 50-60. La generación intermedia y la joven, no sienten este orgullo, y quizás es necesario pensar en formas en que puedan renovarlo, orgullo que de acuerdo a lo que veremos a continuación, cuidó y fortaleció a la comunidad de Bulgaria durante los momentos difíciles.

La tradición sefaradí fue preservada también en el área gastronómica y existen comidas que caracterizan al judaísmo de Bulgaria y que forman parte integral de la identidad judía-búlgara. Entre estas comidas se encuentran la “bumbalika”, una especie de “kneidalaj” pero frito.

Lamentablemente, los últimos eventos hicieron olvidar a los primeros, y por lo tanto muchos se han olvidado de la gloria y el esplendor de la comunidad judía que vivió en la zona, la cual no era parte de las comunidades árabes sefaradíes, sino Sefaradí pura, de España, es decir descendiente de judíos sefaradíes que fueron expulsados o que emigraron y que encontraron en ella un lugar para establecerse.

Entre los exiliados que llegaron a Bulgaria desde España y Portugal, mediante Istanbul, se encuentra Rabi Iosef Caro, escritor del Shulján Aruj, que llegó allí camino a la tierra de Israel. Se asentó allí durante 20 años, en la ciudad de Nikópolis y estableció una Yeshivá y es posible que allí haya escrito allí parte de sus tratados. En el año 5296 decidió ir a Israel y establecerse en Tzfat.

Los judíos de Bulgaria vivieron su judaísmo, sin crisis alguna, hasta mediados del siglo XIX. En el siglo XIX comenzó a aparecer el iluminismo y con él cambios en la educación de los niños judíos del país, entre ellos el ingreso de la “Alliance Israelita Universal”, la cual buscó mezclar la educación y la cultura del momento con la educación judía clásica. El aumento del nacionalismo trajo consigo persecuciones y pogroms y asimismo comenzó a aparecer el sionismo y el nacionalismo judío entre los judíos de Bulgaria.

Así también, la división de los judíos de Bulgaria en pequeñas comunidades y en general lejos de los centros judíos del imperio Otomano, crearon una situación de distancia geográfica y espiritual la cual influenció mucho en el desarrollo de las comunidades.

La shoá en Bulgaria

En Bulgaria no hubo shoá. A diferencia de otros países en Europa, los cuales fueron parte de la máquina nazi de destrucción (excepto Dinamarca y en un determinado sentido Finlandia), Bulgaria logró salvar a la mayoría de los 50.000 judíos que se encontraban en el país, de las garras nazis. Sin embargo, los judíos de Tracia y Macedonia (cerca de 12.000 judíos) si fueron afectados, dichas zonas fueron anexadas a Bulgaria debido a los acuerdos con la Alemania Nazi y no contaban con control completo por parte de Bulgaria (es importante explicar que hay investigadores que creen que esto es sólo una excusa y no la razón del exterminio de aquellos judíos).

En Bulgaría vivían cerca de 50.000 judíos antes de la shoá. Los mismos contaban con igualdad de derechos. El Gran Rabino de la comunidad, era el representante de los judíos frente al estado y fue elegido por el mismo, tal como era común en otras comunidades del imperio Otomano.

En 1493 los alemanes comenzaron a presionar a los aliados búlgaros para que envíen a los judíos a los campos de concentración en Polonia. Más de 10.000 judíos fueron enviados a Auschwitz desde Macedonia y Tracia, zonas que fueron anexadas a Bulgaria tan solo un tiempo atrás. Los judíos de la antigua Bulgaria eran los que seguían pero el rey de Bulgaria ordenó que todos los planes de expulsión de los judíos de Bulgaria sean detenidos y no cedió ante la presión alemana. Pero no logró detener la expulsión de 20.000 judíos de Sofía a la zona rural de la provincia, de allí fueron llevados en barcos al “este”.

Los habitantes de Bulgaria comenzaron con grandes protestas debido al trato de los judíos. En lugar de traer antisemitismo, los judíos expulsados encontraron simpatía entre los habitantes de las zonas rurales. También la iglesia búlgara se opuso a los actos del gobierno contra los judíos. Los judíos de Bulgaria se salvaron gracias a la valentía del rey. A pesar de que es posible decir sin ninguna duda que no hubo shoá alguna en Bulgaria, en el sentido de asesinatos, tampoco es posible desentenderse y decir que durante los años de la guerra no hubo leyes en contra de los judíos, desde limitaciones en el comercio y hasta la obligación de ponerse el Maguen David amarillo cuando salían a las calles. De todas formas, es importante resaltar el hecho único de cuidado y salvación de los judíos, sea por parte de los vecinos no judíos o de la iglesia búlgara.

La comunidad judía sobrevivió la shoá sin ser afectada. En seguida, luego de la guerra, la mitad de la población realizó aliá. Los que se quedaron en Bulgaria encontraron a sus comunidades e instituciones dirigidas por el gobierno comunista y así comenzó una nueva era para ellos.

La era comunista y la influencia en la comunidad

La era comunista dejó sus huellas en los miembros de la comunidad. Desde el comienzo del gobierno “el frente de la patria”, la vida de la comunidad fue manejada por el gobierno comunista y sus aliados. La vida judía fue prohibida y durante muchos años no hubo rabino que pudiera liderar la comunidad a nivel espiritual y cuidar la base religiosa que se necesita para mantener la vida judía y a los judíos. Tan solo hace 15 años retornó el Rabinato a Bulgaria con el Rab Bejor, el cual cuenta con el apoyo del Joint y realiza maravillas para la renovación de la vida judía de la comunidad.

Como sucedió en otros países que se encontraban bajo el gobierno comunista, no se realizaron brit milá, tanto por la prohibición como porque no había mohel. Lamentablemente, dicha prohibición aún influye sobre la comunidad y un gran porcentaje de judíos no ha realizado brit milá a sus hijos.

A pesar de las grandes dificultades, el Beit Kneset central de la comunidad, estuvo abierto durante todos los años en que gobernó el comunismo y se realizarón allí tefilot. Si bien no había un rabino en esa época, había un jazán y los ancianos de la comunidad venían durante la semana y en shabat a las plegarias. Pareciera ser un interesante ejemplo de judíos sefaradíes que sobrevivieron la inquisición y la expulsión de España, triunfaron ante el gobierno comunista y no renunciaron a las tefilot con minián.

El Gran Rabino, Asher Jananel z”l, hizo un gran esfuerzo por mantener el Beit Kneset Sefaradí – Portugués en funcionamiento, pero estó causó enojo entre las autoridades. Fue detenido más de una vez y en 1962 falleció en la cárcel luego de estar allí detenido durante un año por negarse a cerrar el Beit Hakneset. Es interesante que el baal tokea (quien toca el shofar) de Rosh Hashaná es un judío de 60 años quien es baal tokea desde joven y que durante todo el período del gobierno comunista se ocupó de que el shofar sea oído en Sofía, a pesar de todo.

Como consecuencia de vivir bajo el gobierno comunista durante varias generaciones, la vida religiosa comunitaria cayó rotundamente y durante muchos años y hasta hoy día la relación de los judíos de Bulgaria con la tradición a caído enormemente, han aumentado los matrimonios mixtos y muchos judíos sienten su judaísmo mediante la comida de matzot en pesaj y el respetar ciertas costumbres. Es necesario comprender que las generaciones que nacieron entre los años 1945 y 1989 no recibieron educación judía o tradicionalista y así crecieron sin identidad judía.

El éxodo de los judíos de Bulgaria

Los judíos de Bulgaria, identificados con Sión, decidieron realizar aliá. Así, un hecho único en la historia de los judíos de la diáspora tuvo lugar, cuando prácticamente todos los judíos de Bulgaria realizaron aliá en forma conjunta para así fortalecer al Estado de Israel en sus primeros pasos.

El desarrollo intelectual de la comunidad judía de Bulgaria, se vio identificado por el sentimiento de identificación de los ideales nacionales judíos. La judería búlgara se unió al movimiento de renacimiento nacional ya desde los días de Jovevei Sión (año 1882). Tres delegaciones búlgaras participaron en el primer congreso sionista en Basilea en 1897.
Entre Septiembre de 1944 y octubre de 1948, 7000 judíos búlgaros se mudaron a la Palestina de esos días. La emigración masiva continuó entre 1949 y 1951 cuando 44.267 judíos realizaron aliá y tan solo unos poco miles se quedaron en el país. De hecho, solo enfermos o aquellos que no podían dejar a sus seres queridos se quedaron en Bulgaria. El motivo de dicho “éxodo” sionista fue profundos sentimientos sionistas, alienación respecto a la cultura búlgara y la vida política de dicha época. No existe un caso como este en la historia del movimiento sionista, donde un 90% de la comunidad dejó el país que los cuidó durante la shoá y vino a construir el Estado Judío.

El Beit Kneset

Cuando visité Sofía, le pedí al conductor del taxi que me lleve al Beit Kneset, o en la lengua popular a la sinagoga. Después de unos minutos me encontré en la puerta de una gran iglesia y el chofer me dijo que debía bajar. Dado que no hablo búlgaro y el chofer no hablaba inglés, intenté explicarle que yo quiero ir a la sinagoga y que el lugar al que él me trajo no es lo que busco… me indicó que comprendió lo que le decía y luego de unos minutos estaba en la puerta de una mezquita… tan sólo la tercera vez, me trajo al Beit Kneset… y de hecho, los tres lugares de rezo se encuentran en un radio de tan sólo unos metros uno del otro con el objetivo de así preservar la buena relación entre las religiones.

El Beit Kneset de Sofía se encuentra en el centro de la ciudad y es el más grande de todo el sur este de Europa, el tercero más grande de Europa después de la Gran Sinagoga en Budapest, el Beit Kneset más grande de Europa. En el segundo lugar se encuentran varias sinagogas, la sinagoga de Plzen, República Checa, el Beit Kneset Coral en San Petersburgo, Rusia, y la Gran Sinagoga de Florencia, Italia.

El Beit Kneset de Bulgaria fue atacado y parte de él se destruyó durante la Segunda Guerra Mundial, pero fue reconstruido en su mayoría, a pesar de que aún no han finalizado el trabajo. En el año 2009 la comunidad festejó 100 años de su fundación la cual fuera en el año 1909.

En Bulgaria hay hoy día 12 sinagogas, pero las únicas que funcionan son las de Sofía y la de Plodvid.

Bulgaria hoy día

Hoy día viven en Bulgaria cerca de 6000 judíos, 3000 en Sofía, la capital, y otros 3000 en 19 pequeñas comunidades en las cuales se encuentras desde unas decenas hasta unos pocos judíos. Entre los pueblos donde sí hay judíos se encuentran Plodvid, Varna, Bulgas, Yambuj, Shuman y Vidin.

La Gran e impresionante sinagoga, volvió a funcionar plenamente y se realizan allí 3 tefilot diarias durante la semana, shabat y jaguim. Voces de plegaria no dejaron de recitarse nunca en la tierra de Bulgaria y las melodías sefaraditas, las cuales provienen de España de antes de la expulsión, continúan oyéndose con alegría aún luego del gobierno comunista. Dicho gobierno cayó pero las canciones de los judíos de España aún continúan oyéndose en Bulgaria, demostrando así la continuidad histórica y espiritual.

Un shojet llega una vez por mes para realizar shejitot de acuerdo a las necesidades de la comunidad. Así también, cuentan con un restaurante casher el cual se encuentra abierto al público, en el edificio comunitario. Al lado de la Gran Sinagoga hay una mikve, la cual fue construida y refaccionada en los últimos años. En el pasado, las matzot se horneaban en la panadería comunitaria. Las matzot que horneaban en Bulgaria tenían un estilo especial dado que eran muy largas, cerca de un metro. Tan sólo en los últimos años comenzaron a importar matzot y la fábrica de matzot se cerró.

También la ayuda social se encuentra a cargo de la comunidad. La misma sirve todos los días almuerzo para 200 personas y realiza un seder de pesaj para más de mil participantes. Asimismo, la comunidad maneja un geriátrico judío. En estas áreas, es importante resaltar el papel del Joint, el cual apoya hace ya varios años a la comunidad, tanto respecto a los aspectos educativos y rabínicos, como en los aspectos sociales, sin dicha ayuda sería prácticamente imposible para la comunidad sobrevivir.

Todos los años, tiene lugar un campamento para jóvenes. Más de 300 jóvenes de todas las comunidades de Bulgaria participan en el mismo para fortalecer su identidad judía.

La comunidad publica un periódico bisemanal el cual enlaza a todos los judíos de la comunidad. La mayor parte de las actividades judías de Sofía se realizan en la casa del pueblo, en el edificio de la comunidad, y en el mismo se llevan a cabo actividades educativas para todas las edades.

Una de las cosas más increíbles que suceden hoy día en la comunidad de Bulgaria, es el retorno de los jóvenes a la identidad judía y a las actividades sociales y comunitarias. Cuando hablé con los dirigentes de la comunidad, me reconocieron que el gran desafío es “mejorar la vida judía y lograr que los jóvenes ingresen a la comunidad”, luego de años de alejamiento y de comunismo. Y de hecho, existe una organización de jóvenes, y una escuela de madrijim muy activa.

El colegio judío nacional

Uno de los colegios judíos más especiales del mundo, es el colegio judío de Bulgaria. En general, los colegios judíos del mundo son colegios privados y separados del sistema educativo local. Pero en Bulgaria, el estado no permite a las distintas minorías abrir un colegio privado y separado. La razón es que hay cerca de un millón de turcos (musulmanes), los cuales desean abrir colegios turcos, pero el estado se opone. Por tal razón, no es posible permitirle a ninguna minoría abrir escuelas. La solución que se ha encontrado para poder brindar educación judía es abrir un colegio judío estatal, donde hay clases separadas para los judíos. En el colegio estudian cerca de 300 miembros de la comunidad.

La educación judía de Bulgaria pasó por cuatro etapas: la etapa del “meldar” – colegio sefaradí religioso, paralelo al “jeder” ashkenazí, el cual floreció en Bulgaria antes de la independencia del estado. Luego de la esta última, comenzó la época en la que la “Alliance Israelita Universal” contaba con varias escuelas, donde el ideal era combinar estudios laicos con estudios judaicos y ayudar a que los judíos pudieran integrarse en la cultura local y su idioma. Durante la época de la educación moderna nacional, muchos colegios fueron mantenidos por la comunidad para niños judíos, especialmente de las grandes ciudades. Y por último, en la época actual, los niños estudian en el colegio nacional búlgaro, con clases de hebreo y tradición judía.

La cultura del ladino

Tal como explicamos a comienzos del artículo, la mayor parte de los judíos de Bulgaria son descendientes de judíos que fueron expulsados de España, los cuales mantuvieron su lenguaje y su cultura a pesar de ser refugiados. Los judíos de Bulgaria conservaron su lengua, el ladino o el judeo-español, durante cientos de años. La generación adulta de Bulgaria (mayores de 60) aún habla ladino. El mismo no representa tan sólo un idioma sino también una cultura. Existe un club de ancianos de la comunidad, los cuales se reúnen una vez por semana para hablar ladino, una hora hablan en hebreo y una hora en ladino. Entre las costumbres de la comunidad se encuentra cantar “ein ke elo-einu” en shabat, en ladino, y con música sefaradíta.

¡Hasta hoy en día, las mujeres mayores dicen que quien no habla ladino no es judío! El ladino se ha transformado, entre los miembros de la comunidad en un claro símbolo de identidad. Y de hecho, en las casas judías, aún gobierna el ambiente ladino, en el idioma, en las costumbres, no siendo así en la generación intermedia ni en la joven.

En el pasado, Bulgaria era el cruce principal entre Europa Oriental y Occidental. Convoyes de mercaderes pasaban desdeEuropa hacia la capital del imperio, Estambul. De hecho, tanto en su momento como hoy día, Bulgaria es el puente entre el Oriente y el Occidente, y por tal razón, se produce un ambiente muy especial también para los judíos.

La renovación de la judería búlgara

Me parece que el pasado y el futuro de la comunidad judía de Bulgaria, es posible resumirlo mediante la tefilá que fue escrita por uno de los rabinos de la comunidad en el pasado, la cual es recitada cada shabat en el Beit Kneset: “Hashem, fortalece a nuestros hermanos que se encuentran allí, y bríndales valentía a los que buscan la paz mundial y de todo corazón, que se cumpla la visión de nuestros grandes profetas, bendice a nuestra patria, el gobierno de los obreros y los agricultores de Bulgaria y cumple prontamente la gran profecía: “los pueblos no levantaran sus espadas unos contra otros y no habrá más guerras”.

La vida judía se renueva cada vez más en Bulgaria, luego de varias generaciones de debilitación debido a las circunstancias del tiempo y del lugar. Uno de los líderes de la juventud, el cual trabaja para fortalecer la identidad judía del lugar, me dijo: “el desafío de Bulgaria hoy día es renovar la vida judía, debemos enseñar a los jóvenes qué es el judaísmo para que así comprendan que el judaísmo debe ser parte integral de su vida y para que continúen educando dentro del judaísmo a sus hijos”. Creo que no sólo por el cumplimiento de la profecía de Ishaiau por la paz mundial, rezan los judíos de Bulgaria, sino también por el cumplimiento de la profecía de Iejezkel “Así dijo Hashem Elokim a esos huesos, Yo les traeré vida y vivirán y les daré tendones y carne… y les daré vida y vivirán”. Profecía sobre el despertar y renacimiento, la cual se hace realidad en la judería búlgara.

Rabino Eliahu Birnbaum

Diario de viaje: Haití después del terremoto

Antes de aterrizar en suelo Haitiano, aproximadamente treinta días después del terremoto que causó cientos de miles de víctimas, destrucción y devastación en la isla, no sabía qué encontraría, qué vería, qué sentiría.

Los informes recibidos sobre el terremoto eran duros y terribles, por eso la impresión de que encontraría un gran cementerio con personas de duelo por sus parientes y amigos, y olor a muerte en el ambiente. Pero sorprendentemente, no fue eso lo que encontre … sino a gente y a un país que intentan retornar rápidamente a la vida normal y reconstruir las ruinas. A primera vista parece que en el país la naturaleza está en su lugar y continúa floreciendo, las casas cayeron y se destruyeron y la gente se despierta a una nueva vida después de la tragedia. A pesar de que la mayoría dice “no hay esperanza en Haití”, yo intenté descubrir la esperanza de la gente en la calle, la alegría, la mirada de esperanza en sus ojos.

Camino a Haití

La llegada a Haití no fue fácil. El aeropuerto nacional de la capital Puerto Príncipe estaba cerrado para vuelos entrantes, por lo que tuve que viajar al país vecino República Dominicana y desde ahí pasar a una avioneta hacia Haití. En un principio me informaron que la única manera de cruzar la frontera entre los países era por tierra, pero rápidamente descubrí que por el pago de una suma simbólica de unos pocos cientos de dólares se podía viajar y aterrizar en el objetivo requerido.

Ya desde el cielo es posible reconocer la pobreza del país y su definición como uno de los países del tercer mundo. Al volar sobre la frontera de Haití se ve la tala de árboles que realiza la población y la pobre agricultura que desarrollan en el lugar. Haití es considerado el país más pobre del hemisferio occidental y uno de los tres países más pobres del mundo: Sudán, Somalía y Haití. El ingreso promedio por día de trabajo en la isla es de 2 dólares.

La República de Haití forma parte de las Antillas, situado en el occidental de la isla La Española, la cual comparte con su vecina oriental, la República Dominicana. En Haití viven aproximadamente diez millones de habitantes, en su mayoría descendientes de esclavos que fueron traídos por los españoles con el objetivo de incrementar el ritmo de construcción de la isla en el siglo XVII. Así es, que el 95% de la población son de origen africano y el resto son mulatos (mezcla de africanos con españoles o con franceses). Las tribus originales que habitaban la isla, eran las tribus de los taínos, extinguidas por los conquistadores españoles que llegaron a la isla en el siglo XVI.

La República de Haití fue formada a finales del siglo XVIII durante la primera rebelión de los esclavos. Sus habitantes negros, que habían sido traídos en barcos de esclavos al Nuevo Mundo mantuvieron su tradición africana durante más de 200 años. En dicha época, Haití era la colonia más rica y floreciente de Francia, la perla de la corona del Imperio francés, principalmente debido a las plantaciones de azúcar, las cuales proporcionaban un cuarto de los ingresos de Francia. La rebelión de los esclavos continúo interrumpidamente entre 1791 y 1804. Esta rebelión es considerada la primera en la historia en la que los esclavos logran tener éxito y consiguen la independencia. La historia de cambios políticos, el imperio de los tiranos y la democracia, que degeneró recientemente en inestabilidad, acompañada de sucesos violentos, transformó la vida cotidiana del hermoso y fascinante país caribeño de sueño en pesadilla.

Napoleón intentó conquistar Haití, principalmente por su riqueza en plantaciones de azúcar y por los 700.000 esclavos, pero no tuvo éxito, sino un estrepitoso fracaso. Perdió 50.000 soldados, incluyendo 18 generales. El ejército de los esclavos liberados pudo hacer con el Emperador de Francia lo que ningún ejército europeo lograría realizar en los siguientes diez años. De esta historia, comprendemos la fuerza de espíritu del pueblo que habita Haití desde entonces y hasta ahora.

Búsqueda de esperanza

Mi visita a Haití, fue como miembro de una delegación interreligiosa, organizada en solidaridad con la difícil situación que están viviendo los habitantes de Haití. La delegación, fue invitada a mantener encuentros y realizar ceremonias de apoyo y aliento luego de la tragedia del terremoto. El presidente del país determinó cuatro días de duelo nacional en memoria de las víctimas que perecieron en el desastre y en el último día realizamos la visita. El objetivo de la misma, era apoyar a la gente local y enviar un mensaje de esperanza para un futuro mejor. Los jefes del país, intentan encontrar la forma de convencer a los habitantes de Haití para que éstos empiecen a creer en sí mismos y en su capacidad de cambiar su destino.

Durante nuestro recorrido en los campos de refugiados, nos fue solicitado que nos parásemos en los escenarios y que le habláramos al pueblo. Yo, ingenuamente, pensé: ¿quién querrá escuchar nuestras palabras?, ¿quién estará interesado en un mensaje espiritual en el momento de una crisis acompañada de hambre y miseria? Pero para mi gran sorpresa, cientos de personas se reunieron en pocos minutos cerca de los escenarios para escuchar palabras de aliento y esperanza. Ellos buscaban una fuente de inspiración y alegría y pidieron elevar la mirada al cielo y recitar una oración de esperanza acerca de un futuro mejor para el país y para sus vidas privadas.

A pesar de que el 80% de los habitantes del país son católicos y el resto protestantes, la mayoría cree también en la religión vudú, cuyas creencias y supersticiones son muy comunes en la isla. El vudú, es una fe que se desarrolló como mezcla entre las tradiciones africanas y la religión católica. Los esclavos que llegaron de África a Haití y al resto de las islas caribeñas, continuaron manteniendo sus creencias en secreto por miedo a los conquistadores, quienes intentaron influenciarlos para que aceptaran la religión católica.

El terremoto y sus consecuencias

La destrucción que causó el terremoto se siente en cada rincón. Aproximadamente doscientos mil personas murieron, otras trescientos mil resultaron heridas y un millón y medio quedaron sin hogar. Se estima que tres millones de personas fueron damnificadas de maneras diferentes a causa del terremoto. Las instituciones gubernamentales quedaron completamente paralizadas y en este momento no hay gobierno en funcionamiento, aunque resulta difícil decir que lo hubo en los últimos años. No solo que el gran palacio presidencial fue totalmente destruido, sino que aún no ha vuelto a funcionar normalmente.

Sin embargo, a pesar de la gran tragedia, incluso antes del terremoto Haití era un país con un terremoto constante, en estado de desastre desde el comienzo. El desempleo subió al 50%, el 75% de la población vive en la pobreza más extrema. Más de la mitad de los habitantes del país son analfabetos, cerca de siete millones han contraído enfermedades y epidemias, especialmente SIDA.

La caminata por las calles de la capital Puerto Príncipe, generan una sensación muy extraña…

La gente camina por las calles de la ciudad al lado de las casas demolidas, algunas familias empezaron a reconstruir las ruinas de sus casas, cientos de miles de personas viven en tiendas de campaña improvisadas por falta de un techo, extensas colas de varios metros de largo de personas pidiendo un pedazo de pan. Pero a pesar de todo, la vida sigue, el sentido de la supervivencia está trabajando horas extras y las personas vuelven a su rutina diaria, y hasta con una sonrisa. En las calles de la ciudad se ven niños jugando a la pelota y personas con miembros amputados a causa de la tragedia, viviendo unos con otros.

Haití como centro del mundo

De manera sorprendente, el terremoto podría representar una oportunidad para Haití. País olvidado por el resto del mundo, de un día para el otro pasó a ser “el centro del mundo” y a atraer más atención junto con la significante ayuda internacional. La esperanza de docenas de organizaciones internacionales que vinieron en su ayuda en estos días, es tratar de restablecer Haití no sólo a su estado anterior, sino realizar cambios en los ámbitos de la economía, la sociedad y la educación. Pero para tener éxito en esta misión se debe realizar una acción de raíz, para construir el país “desde cero”.

Israel, también se transformó en un factor de importancia en la tarea de ayudar a regresar la vida de los haitianos a su curso normal, en estos días se ha creado un colegio israelí para los niños de Haití. Pocos minutos después de nuestra llegada a la isla, conversé con el Embajador israelí en República Dominicana, Amos Radian, que trabaja durante estos días en Haití. El embajador Radian estuvo entre los primeros en llegar al país, quince horas después del terremoto. Desde ese momento, él se encuentra casi todo el tiempo en Haití, en la primera etapa acompañando el hospital israelí y ahora ocupándose de distintos proyectos en pos del bienestar de los habitantes. El embajador me invitó a la ceremonia de inauguración de la escuela israelí, que recibe cientos de niños de la zona. La escuela está situada en dos tiendas de campaña enormes, las cuales fueron dejadas como herencia por el hospital israelí. Voluntarios israelíes, sirven como maestros e instructores de la escuela la cual es un punto de encuentro y ocupación para los niños, en un país en el que el sistema educativo ha colapsado y ya no existe.

El punto judío en Haití

A pesar de que no hay judíos en Haití, es destacable que el punto judío no desapareció totalmente.

El primer judío que se estableció en Haití, Luis de Torres, llegó a la isla en 1492 como intérprete de Cristóbal Colombo. La isla La española fue el primer lugar donde ancló cuando salió a descubrir América en 1492. De Torres era un judío marrano que buscó un lugar para vivir tranquilamente y con confianza en el nuevo mundo. Después de él llegaron judíos que huían por temor a la Inquisición española y también ellos encontraron refugio en Haití. Los judíos que llegaron a Haití eran comerciantes, propietarios de plantaciones y de esclavos, y se establecieron a lo largo de toda la isla. Luego de que Haití fuera conquistada por los franceses en 1633, muchos judíos holandeses emigraron desde Brasil en 1634. La mayoría de estos judíos eran marranos, muchos de ellos fueron empleados en las plantaciones de caña de azúcar de los franceses y desarrollaron la industria.

En 1830 muchos judíos polacos llegaron a Haití, a raíz de la lucha civil contra la ocupación rusa de Polonia. Las familias judías que huyeron a Haití se unieron a la clase alta del país. Hasta finales del siglo XIX, treinta familias judías llegaron desde Líbano, Siria y Egipto. Durante este período se aprobó una ley francesa que daba la ciudadanía francesa a las minorías de la región, por este motivo gran cantidad de judíos del Medio Oriente se sintieron seguros de mudarse a Haití.
En 1937, el gobierno de Haití inició la emisión de pasaportes y visas a algunos judíos de Europa del Este, que huían de la persecución nazi, ya que Haití fue uno de los pocos países en el mundo que abrieron sus puertas a los refugiados judíos después del Holocausto. Durante la etapa récord hubo casi 300 judíos viviendo en el país. La mayoría de estos judíos europeos quedaron en Haití y quedaron agradecidos a su gobierno, hasta finales de los años cincuenta del siglo XX. Pero más tarde, la mayoría de los judíos dejaron Haití. Hoy en día, quedan cerca de 20 judíos en Haití, la mayoría vive en Puerto Príncipe.

Hace unos años atrás, arqueólogos descubrieron una antigua sinagoga de marranos en Jeremie, la única que se encontró en la isla. Asimismo, fueron encontradas lápidas judías, en varias ciudades portuarias como Cabo Haitiano y Jacmel.

Reflexiones finales

La República de Haití, fue segundo país en independizarse en el hemisferio occidental y el primero en América Latina. Sin embargo, hasta el día de hoy no ha logrado sostenerse por sí misma, tanto por factores internos, el fracaso del gobierno, como por factores externos: huracanes, tormentas e inundaciones. El terremoto que tuvo lugar en Haití es el último de una serie de desastres naturales que ocurrieron en el país, quién es incapaz de hacer frente a tales acontecimientos. Algunos consideran que Haití es “la tierra que se come a sus habitantes” y otros ven allí un paraíso en la tierra. Esperamos que se fortalezca el país por la fuerza de funcionarios extranjeros y que la fuerza espiritual de los haitianos traiga nuevamente señales de vida y esperanza a este maravilloso lugar de la Tierra.

Rabino Eliahu Birnbaum

Idish y Ladino

Una pequeña y muy unida comunidad que logra preservar su identidad judía, al mismo tiempo en que renuncia a su pertenencia al movimiento conservador. La piscina sigue estando abierta en Shabat.

Guadalajara, México

¿Cuál será el futuro de nuestra comunidad en 10 años? Está pregunta preocupa seriamente a los integrantes de la comunidad de Guadalajara, México. Como es usual en las comunidades judías pequeñas, también esta comunidad, la cual cuenta con 700 judíos, se encuentra preocupada respecto a su futuro y hace todo lo posible para asegurar el mismo.

Los primeros judíos llegaron a la costa mexicana en 1521, luego de abandonar España en la época de la inquisición. La comunidad judía actual no es una continuación directa de aquellos judíos; sino que fue renovada a principios del siglo XX mediante los judíos que inmigraron de todas partes del mundo: Rusia, Polonia, Alemania, Siria, Turquía, Grecia y el Líbano. Los judíos se escaparon de Europa y de los países árabes, huyendo de los pogroms y de problemas económicos; llegaron a América, buscando nuevos horizontes. En principio deseaban arribar en “goldene medina” (la tierra de oro), es decir Estados Unidos, pero dado que esto no era tarea fácil, muchos pensaron que México, la vecina sureña, también era Estados Unidos. Finalmente, decidieron quedarse allí, a veces llegaron a pensar que se quedarían sólo de paso, pero finalmente terminaron radicándose hasta hoy día. Para los judíos sefaraditas, la similitud entre el Español y el Ladino, contribuyó positivamente a la decisión de establecerse en el lugar.

Bienvenidos a Guadalajara

Cerca de 50.000 judíos viven en México, país de gran dimensión, el cual cuenta con una población de más de 100 millones de personas, en su mayoría católicas. La mayoría de los judíos mexicanos viven en la capital, Ciudad de México, y se encuentran organizados comunitariamente en forma sorprendente, contando con un sistema educativo admirable, servicios comunitarios y en particular: uno de los porcentajes de asimilación más bajos del mundo (entre 3 y 10 porciento). Fuera de la capital hay varias comunidades pequeñas, entre ellas: Monterrey, Tijuana y Guadalajara. En este artículo nos dedicaremos a la comunidad de Guadalajara, la cual fue establecida en 1925.

Esta pequeña comunidad se encuentra compuesta de una cantidad prácticamente igual de askenazíes que hablan idish como de sefaradíes que hablan ladino, y ambos viven en armonía en una comunidad “conjunta”. A pesar de que en la Ciudad de México hay una clara separación entre la comunidad sefaradí y la askenazí, en Guadalajara, el pequeño número de judíos, no permite la separación y por esta razón todos deben rezar en forma conjunta. Personalmente, participé de las tefilot de Rosh Hashaná y Iom Kipur como invitado, y fue realmente interesante ver cómo la comunidad rezaba con un majzor sefaradí y con músicas askenazíes… todos cantan juntos el poema litúrgico sefaradí “respóndenos D-s de Abraham respóndenos”, así como “unetané tokef” con la tan conmovedora melodía aszkenazí…

Durante muchos años, esta tan especial comunidad perteneció al movimiento conservador; entre las costumbres de la comunidad se encontraba el sentarse juntos, hombres y mujeres, y la utilización de un órgano en las plegarias de shabat y jaguim. Hace tres años, tuvo lugar un muy importante cambio: luego de una gran investigación, y una larga deliberación, la comunidad decidió “renovarse” y pasar a la ortodoxia.

Los motivos que llevaron al cambio fueron especialmente el bienestar y el futuro de la comunidad: los integrantes de la misma se decepcionaron del liderazgo espiritual de los rabinos conservadores y quisieron ver cómo funcionaba la comunidad con un rabino ortodoxo. Sin embargo, hubo otro aspecto que llevó a tomar dicha decisión: en investigaciones que fueron publicadas en distintos ámbitos, los miembros de la comunidad observaron que el porcentaje de asimilación en las comunidades ortodoxas de América del Norte es mucho menor al porcentaje de asimilación en las comunidades conservadoras. Con el objetivo de mantener a la comunidad unida y fuerte y evitar que la asimilación aumente, decidieron estos últimos, sumarse al movimiento con menor asimilación, y eligieron así un rabino ortodoxo que guíe a la comunidad en este camino.

El traspaso de una comunidad conservadora a una ortodoxa, es un proceso que según mi opinión, se encuentra en aumento hoy día, la comunidad de Guadalajara es tan sólo un ejemplo dentro del mismo. Distintas comunidades han optado por este camino durante los últimos años, desde las comunidades Dormont y Duseldorf en Alemania, hasta la comunidad Recife en el norte de Brasil. Pareciera ser que la historia lleva a realizar grandes cambios en las distintas comunidades alrededor del mundo: en los años sesenta y setenta, el movimiento conservador se expandió y comenzó a liderar varias comunidades en América del Norte y del Sur, comunidades que anteriormente eran tradicionalistas. Pero hoy día el péndulo regresa al mundo ortodoxo. Es importante resaltar que las comunidades que ingresan a la ortodoxia no son comunidades de público religioso. En su mayoría, tan solo pocos judíos son leales al mundo de la halajá en su vida privada, pero aún así creen que si bien ellos no cumplen con las mitzvot – su rabino debe ser religioso y cumplir, es decir ortodoxo, y de esto depende gran parte de la salvación de la comunidad y de su futuro.

Error exitoso

Cuando el Rab Abraham Amitay llegó por primera vez a la comunidad de Recife (Brasil), en la víspera de la festividad de sucot, los líderes de la comunidad lo fueron a buscar al aeropuerto. Había una gran expectativa por parte del presidente de la comunidad y los integrantes de la misma. Sin embargo, cuando el Rab Amitay bajó del avión – con una gran kipá en la cabeza y barba en su rostro – los líderes de la comunidad estaban confusos. Las primeras oraciones que oyó el Rab Amitay cuando fue recibido fueron: “nosotros esperábamos un rabino conservador, y usted es un Rabino ortodoxo, no podremos actuar en forma conjunta…” Hoy día, dos años después de que el Rabino arribó a la comunidad, los miembros de la comunidad lo quieren muchísimo y no están dispuestos a que se marche.

Por supuesto, que las situaciones con las que dichos rabinos deben enfrentarse para poder acompañar a las comunidades en este proceso de cambio de conservadores a ortodoxos, no son fáciles en absoluto y requieren una gran responsabilidad educativa y halájica.

En la comunidad judía de Guadalajara, bajo el liderazgo del Rabino Rami Avigdor, los cambios se van realizando de forma inteligente y con comprensión; hoy día los hombres y las mujeres se sientan por separado y rezan en forma regular, y el único aspecto que a veces extrañan es el uso de instrumentos musicales para acompañar a las tefilot de shabat. Por lo tanto, los mismos se encuentran satisfechos del liderazgo espiritual del rabino y creen que este responde a sus necesidades espirituales.

Fuera del Beit Kneset, y más allá de la pregunta del cashrut que se cumple de acuerdo a la halajá, la piscina y el casino de la comunidad continúan estando abiertos en shabat y quien desea puede ingresar y utilizarlos.

Una gran escuela

La infraestructura comunitaria se encuentra en el área de un lujoso country club, el cual incluye piscina, canchas de futbol y tenis, gimnasios y por supuesto también un Beit Kneset, una Yeshivá y una escuela judía.

El colegio judío de la comunidad es algo realmente sorprendente. En el mismo, estudian unos 60 niños desde el jardín de infantes hasta 9no año. La comunidad invierte grandes esfuerzos y recursos para poder mantenerlo, debido a que en él, ella ve la forma de asegurar la continuidad de la comunidad. Hace poco se finalizó la construcción de una nueva escuela, la cual tuvo un costo de cientos de miles de dólares. No cabe duda que el colegio es la piedra preciosa de la comunidad. Pocas comunidades judías alrededor del mundo, tienen la capacidad de mantener un colegio judío con tan solo 60 niños.
Los alumnos del mismo, participan durante shabat en las actividades del movimiento juvenil local “Ohavei Olam” (amadores del mundo), donde reciben educación no formal judía y sionista.

¿De Chavez vendrá la salvación?

Así, la comunidad vive y crece y hoy día atraviesa un proceso de cambio hacia la ortodoxia. Sin embargo, la pregunta planteada al comienzo del artículo, aún sigue vigente: ¿qué sucederá en otros diez años?

La comunidad no se queda con los brazos cruzados respecto a este tema. Personas de negocios, quienes lideran la comunidad, crearon un plan para el “crecimiento demográfico” de la comunidad. En principio “importaron” familias argentinas, cuando este país se encontraba en una situación económica y política no estable. En estos momentos, desean invitar a familias de Venezuela, quienes bajo las amenazas de Chavez, buscan países más seguros en América Latina.
La historia de las comunidades judías prueba que no es posible predecir el futuro. Varias comunidades que habían sido “enterradas”, revivieron tanto a nivel espiritual como demográfico. No siempre el tamaño de la comunidad es el que define; a veces el esfuerzo y el análisis de la misma es la que la ayudan a sobrevivir. La comunidad de Guadalajara es un ejemplo de un esfuerzo tan admirable como este.

Rabino Eliahu Birnbaum

María en el corazón de un Beit Kneset

Trani, Italia

De la gran comunidad judía, han quedado tan solo dos judío remanentes, pero en el Beit Kneset que se convirtió en iglesia, se realizan nuevamente rezos judíos

La comunidad judía de Italia es de las más antiguas en el mundo judío. La misma fue establecida a comienzos del gobierno Macabeo. La judería italiana tiene una larga y esplendorosa historia la cual cuenta con más de dos mil años, con una vida judía plena y muy importantes lazos culturales con el entorno no judío.

El primer registro existente respecto a la presencia judía, se remonta al año 161, cuando una delegación de Iehudá llegó a Roma. Los primeros judíos que llegaron a Italia lo hicieron como esclavos, durante la época del segundo templo. Luego de que Ierushalaim cayó y el Templo fue destruido, cientos de miles de judíos fueron enviados a Roma (cerca de 50.000 en tiempos de Pompeo, 90.000 en tiempos de Titus y muchos más durante el gobierno de Adrianus). Se sabe acerca de 12 comunidades en esa época. Durante los primeros siglos (de acuerdo a la cuenta católica), comerciantes judíos se desplazaron a lo largo del medio oriente y se asentaron en la zona costera del sur de Italia.

La judería Italiana es la “Comunidad madre”, la más antigua diáspora en Europa. Su distinción consta en ser una comunidad “independiente”, no ashkenazí y no sefaradí, sino una comunidad con su propia tradición. La comunidad es famosa por su riqueza espiritual y cultural, y por el mérito de sus rabinos, sabios y filósofos. Asimismo, las varias publicaciones, las obras de arte, los dibujos y los instrumentos sagrados que fueron creados a lo largo de las generaciones dentro de las esplendorosas sinagogas, ayudaron a incrementar la fama de la comunidad.

Tan solo dos judíos

Trani es una ciudad portuaria en la zona de Apuglia, al sureste de Italia, en la costa Adriati de la provincia de Bari. La ciudad fue visitada por Benjamín de Tudela en el siglo 12 y mediante sus escritos podemos recrear la vida de la comunidad judía del sur de Italia entre los años 1160-1165. En esta misma época, había tan solo algunos miles de judíos en la zona debido a la malaria. El eminente viajero cuenta que la ciudad de Trani contaba tan solo con 200 judíos, y asimismo escribe que “la ciudad es grande y bella y tiene un cómodo puerto”.

A lo largo de los años, creció y se fortaleció la judería sureña italiana en general y Trani en particular. En el siglo 13, Trani se había convertido en un centro judaico importante. En ella fueron construidas sinagogas y yeshivot, y contaba con Rabinos renombrados. Estas son las palabras de Rabenu Tam al respecto (en el libro Haiashar): “se decía sobre los habitantes de Bari, “De Bari saldrá la Torá y la palabra de Hashem de Otranto””. Entre los sabios de Trani se encontraban el Mabit, Moshe ben Yosef de Trani, cuyo padre abandonó la ciudad en 1505 por temor a la inquisición; Rabi Yeshaiau de Trani (Tosfot Rid – 1240-1165), y Rabi Ieshaiau hijo del último Rabi Eliahu de Trani.

El siglo 15 es conocido como la época de oro de la judería de Bari, y los judíos dominaban el comercio de la seda y la pintura de telas en la ciudad. Con la expansión del catolicismo en el sur de Italia, la situación de los judíos de la zona empeoró. En el año 1505, el sur de Italia fue conquistado por España y las garras de la inquisición llegaron hasta dicha zona, también de allí los judíos fueron expulsados u obligados a convertirse. Luego de 1500 años de vida judía continua en la zona, los judíos fueron expulsados en 1541, excepto por aquellos que se convirtieron. Hasta hoy en día, hay tan solo algunos pocos judíos en comparación con otras zonas de Italia.

De hecho, desde el siglo 16 y hasta el presente, Trani no cuenta con una comunidad judía, sino tan solo con dos judíos. Uno de ellos es Abraham Zakai Zkilo, cuyas raíces familiares provienen de dicha ciudad, y el segundo es Francesco Luturo, músico e investigador, el cual realiza una investigación acerca de la música en la época de la Shoá.

Vale la pena mencionar que luego de la shoá la ciudad de Trani retomó su lugar de honor respecto al regreso de los judíos a la tierra de Israel. Luego de la segunda guerra mundial, la ciudad de Trani, como el resto de las ciudades portuarias del sur de Italia, funcionó como lugar de refugio para judíos de toda Europa. Los soldados judíos que se encontraban en Italia realizaron actividades educativas, culturales e incluso capacitaciones en el área agrícola, para así prepararlos hacia una futura aliá a Israel, en los campos de refugiados del lugar. Hasta hoy en día se encuentra en la zona restos de dichos campos, y en ellos frases grabadas en hebreo.

El último judío

En un viaje a Trani encontré al “último judío” de Trani, Abraham Zkilo. La familia de Abraham es una familia Italiana de varias generaciones. Cuando le pregunté cuándo llegó su familia a Italia, se rió y dijo: “siempre estuvieron aquí, miles de años”. Zkilo se siente descendiente de una familia judeo-italiana antigua y se encuentra muy orgulloso de su judaísmo y de su posición social como el último judío del lugar. Con lágrimas en los ojos me relató la historia de la ciudad y de las sinagogas que se convirtieron en iglesias. Salí con Abraham a un largo paseo por la ciudad, un largo recorrido por la historia de la judería italiana en general y la de Trani en particular. Pasamos por distintas puertas, oí relatos, frenamos al lado de casas y recibí una descripción acerca de cada familia judía que vivió allí a lo largo de las generaciones; nos sentamos en las plazas y oí acerca de la grandeza de los anusim de Italia que siguieron respetando el judaísmo en secreto. Intentaré describir tan solo un poco de todo lo que escuché de el.

A pesar de que Trani se quedó sin judíos a lo largo de las generaciones, el cuarto judío fue mantenido completamente. En algunas ciudades españolas es posible ver barrios judíos originales, de la edad media, sin embargo en ningún lugar en el mundo hay un cuarto judío completo – tan solo en Trani. En varias ciudades quedaron algunas casas, paredes y demás señales del barrio judío una vez existente, pero en Trani, cada casa relata una historia. Los nombres de las calles quedaron con sus nombres judíos, las puertas, los símbolos de las familias judías – todo a quedado tal cual.

Quizás más aún: no solo que las casas del cuarto judío representan un testimonio viviente de la vida judía, sino que la población local no judía, aún se refiere a este lugar como el lugar en donde viven los judíos hasta hoy en día.

Llegué a Trani un jueves a la medianoche. Mis huéspedes me invitaron a realizar un recorrido por la ciudad antes de irme a descansar después del largo camino. El primer lugar que llamó mi atención fue el Beit Hakneset, el cual contaba con una campana de iglesia en su techo, y sobre la campana eclesiástica… un maguen david. He visitado varias sinagogas alrededor del mundo, pero un Beit Kneset con una campana eclesiástica y sobre ella un maguen david, nunca he visto… y esta es la historia:

El Beit Kneset “Scola Nova” fue construido en el año 1247. Cerca suyo, fue construido el Beit Kneset “Scola Grande” en el año 1250. En el año 1541 las sinagogas fueron transformadas en iglesias de la noche a la mañana. Carlos V (nieto de la reina Isabel) expulsó a los judíos de la zona, y ordenó convertir las sinagogas en iglesias. Gran parte de los judíos se fueron de la zona, y otros comenzaron a vivir como anusim, mientras que respetaban el judaísmo en secreto.
Y así fue como las sinagogas fueron transformadas en iglesias, pero dado que Hashem nos cuida… luego de casi 500 años, el alcalde devolvió el objeto perdido (¿o quizás robado?) a sus dueños, cerró la iglesia y le permitió a los dos judíos que viven en la ciudad, rezar allí en forma diaria.

Durante los últimos años, llegan aTrani judíos que se encuentran dispersos por los suburbios de la ciudad y realizan minianim en los Iamim Noraim. Asimismo, muchos turistas llegan al Beit Kneset para poder ver el milagro del Beit Kneset que fue convertido en una iglesia y luego retornó a ser Beit Kneset.

Beit Kneset con campana de iglesia

A pesar de haber devuelto el control del Beit Kneset a los judíos, el gobierno pidió preservar los símbolos católicos que fueron agregados a la sinagoga. Pidieron dejar la campana con la cruz en el techo y la imagen de “la santa María” en el arón hakodesh, tal como fue preservado durante 500 años. El último judío de Trani – descendiente de judíos que vivieron en la ciudad durante miles de años y durante cientos de ellos mantuvieron su judaísmo en secreto como anusim – contestó terminantemente: de ninguna forma. Dijo, e hizo tal cual. En una de las noches oscuras, dicho judío se subió al techo, y quitó la cruz de la campana de la iglesia. Cuando le pregunté por qué no quitó asimismo la campana, dijo que no quería llamar demasiado la atención. Sin embargo no terminó allí la obra. Luego de un año, nuevamente por la noche, subió el judío al techo del Beit Hakneset y puso un maguen david sobre la campana eclesiástica…

Lo mismo hizo con la imagen de María, la cual se encontraba en el arón kodesh. Luego de consultar con el Rabino Mordechai Eliahu, decidió no quitar la imagen por temor al gobierno, sino tapar la misma con una pared interna… así encontramos en Trani el único Beit Kneset en el mundo (de acuerdo a mi conocimiento) el cual cuenta con una imagen de la “santa María” dentro del Harón Kodesh y una campana de iglesia con un maguén david en el techo.

El Beit Kneset de Trani fue completamente preservado. El mismo fue construido con estilo gótico. En la parte de adelante hay un Haron Kodesh de piedra lisa como parte de la pared oriental y siete escalones llevan al mismo. Skilo, reza todas las mañanaso en el Beit Kneset, pero dice no estar solo, “siento a mi abuelo y a mi bisabuelo, la alegría y el dolor, paraíso e infierno, siento las voces que rezaron aquí antes de que el Beit Kneset sea tornado en iglesia… querría ver la cara de Carlos V, nieto de la reina Isabel, quien ordenó expulsar a los judíos de la ciudad, si viese a mis nietos vivir en Eretz Israel. El desapareció y nosotros estamos vivos, el pueblo de Israel está vivo…”

A pesar de ser pocos, intentan los judíos de la ciudad vivir como tales. La federación de comunidades de Italia y el Rabinato de Roma ayudan a la comunidad a fortalecer su camino, y llevar una vida judía, tanto a los judíos como a los anusim que desean retornar al judaísmo. El Rabino Shalom Bajbut es el líder espiritual de la comunidad y los guía en todo lo que sea necesario.

Los judíos de Italia son hoy en día cerca de 30.000. La mayoría se encuentran concentrados en las grandes ciudades, Roma, Milán, Firenze, Torino, Triasta, aunque también los hay, en varias comunidades pequeñas, las cuales realizan un gran esfuerzo para poder seguir viviendo como judíos. Como es sabido, la mayoría de las comunidades italianas poseen museos judíos muy bellos. Sin embargo, estas tratan de no vivir únicamente a la sombra de los mismos, sino de vivir su vida judía de forma tal que los museos sean parte de ellas y no al contrario.

Rabino Eliahu Birnbaum

El destino y el futuro de las diez tribus

“Tus ojos son palomas: Tal como la paloma vuelve a su casa, así es Israel. Tal como dice en Oseas 11:11: ‘Como una paloma de la tierra de Asiria’. Ésas son las diez tribus. ‘Y les haré habitar en sus casas, palabra de D’s’.” (Shir Hashirim Rabá, 4).

En las próximas semanas, los artículos de “Los judíos de mi mundo” hablarán de uno de los grupos más apasionantes del mundo judío: los Bnei Menashé del nordeste de la India. En este caso, pareceríamos contar con más pruebas que en otros, sobre sus lazos con el pueblo judío y su condición de descendientes de la tribu de Mensahé, exiliada de la Tierra de Israel. Pero antes de exponer a los lectores la historia de esta tribu, trataré de explicar las diversas posturas con respecto al retorno de las diez tribus en nuestro tiempo y su importancia para Israel. Este tema se repetirá en dos artículos más sobre “los judíos de mi mundo”.

Hoy en día tenemos la sensación de que la ubicación geográfica y espiritual de las diez tribus es algo legendario, pero en tiempos de nuestros sabios todavía se lo consideraba un tema real y se sabía indicar el lugar en el que se encontraban. La Guemará (Maséjet Yebamot 16 b – 17 a) cita a Rav Asi: “Un idólatra que se compromete en matrimonio en estos días, se recela de ese compromiso por temor a que sea de las diez tribus. ¿Pero acaso la raíz no se desprende de la mayoría? Rav Asi se refería al lugar en que se encuentran, tal como dijo Rabí Aba Bar Kahana: ‘Los estableció en Khalakh y en Habor, junto al río Gozán y en las ciudades de los medos’. Khalakh es Hilzaón, y Habor es Kedaiev; el río Gozan es Ginezk y las ciudades de los medios son Hamdan y otras similares; hay quienes dicen que es Nihar y otras similares. ¿Cuáles otras? Shmuel dijo: ‘Las ciudades de Hidki y Domki’.”

También la Guemará (Maséjet Sanedrín 84 a) cita el lugar de exilio de las diez tribus, pero se limita a identificarlo con precisión: “¿Adónde las desterraron? Mar Zutra dijo: A África. Rabí Hanina dijo: A los Montes Slog”. HaMaharal (Nétzaj Israel, Cap. 34) trata de descubrir el sitio particular en África: “Y aún está por verse qué significa, si al principio se exiliaron en África, no es la que nosotros conocemos, sino un lugar detrás de las montañas tenebrosas. También ese lugar se llama África, tal como ha quedado demostrado en el Tratado de Tamid”…

También el midrash, en Yalkut Shimoni (sobre el Libro de Isaías 49:2, 469) cita el lugar de exilio de las tribus y qué les sucedió: “Las diez tribus tuvieron tres exilios: una parte en el Sambatión; otra antes del Sambatión y así como hay un espacio desde la Tierra de Israel hasta el Sambatión, también lo hay desde el Sambatión hasta allí; y la otra se exilió en Dafna de Ravlata y allí desapareció”.

Para nosotros, la pregunta crucial no es qué sucedió con las tribus, sino qué sucederá con ellas. ¿Acaso nuestros sabios y profetas nos prometieron que habrían de retornar al judaísmo? Está claro que nuestros sabios y profetas nos anunciaron el retorno de las tribus judías exiliadas de nuestra tierra tras las montañas tenebrosas.

En Maséjet Sanedrín 110, b la Guemará analiza el futuro de las diez tribus en palabras de Rabí Akiva y Rabí Eliezer: “Mishná: Las diez tribus no retornarán, tal como dice en Deuteronomio 29:27: ‘Para arrojarlos a otras tierras, como hoy. Así como el día se va para no volver, también ellos se van y no regresarán’ (Rabí Akiva). Rabí Eliezer dijo: ‘Como hoy: Así como el día se oscurece e ilumina, también las diez tribus que están en las tinieblas volverán a iluminarse en el futuro’ (véase también Tosefta 13; Yalkut Shimoni 1, 960 con algunos cambios).

También Tosafot Yom Tov adhiere a la interpretación de Rashi y agrega: “‘Ésta es la tierra que dividirán por suertes entre las tribus de Israel como herencia, y ésas son sus porciones, dice D’s’ (Ezequiel 48:29). Ésta es la prueba absoluta de la reunión de nuestras diásporas desde los cuatro confines de la tierra. Ya lo dijo Rabí Akiva en 110 b: ‘Las diez tribus no retornarán’… es decir, la generación que marchó al exilio, como dice Rashi… Por ello no debe asombranos lo que dice Ezequiel, que al final del libro escribió sobre la tierra que se dividiría entre las doce tribus”.

Para Rabí David Ben Zimra (Responsa, Orjot Haim 85), en quien nos basamos en todos los aspectos de la Halajá y con respecto a la condición halájica de los judíos de Etiopía, la situación es clara y explícita: “Aunque según la primera interpretación de la Guemara Rabí Akiva se opone, dos tanaítas discrepan con él, Rabí Eliezer y Rabí Shimón Ben Yehuda de Kfar Ako, en nombre de Rabí Shimon. Por eso creo que habrán de retornar y que tienen parte en el mundo por venir”.
Cuando se preguntaba a Maimónides sobre este tema, respondía en sus cartas: “Con respecto al tema de las tribus, debéis saber que es un tema real y que esperamos su retorno. Están ocultos detrás de las montañas tenebrosas y el río Gozen y el río Sambatión. Y este río ciertamente arroja arena seis días a la semana y descansa el séptimo día. En tiempos del anciano justo y piadoso Avi Aba z”l ya habían traído un pomo con arena, que se movía seis días a la semana y descansaba el séptimo. Estas cosas son verdaderas porque en algunas ocasiones se aparecen a unos pocos (Recopilado en 5658).
En su comentario a Ezequiel 37:19, el Malbim (Rabí Meir Leibush Ben Yehiel Mijal) habla del retorno de las tribus como parte del proceso de redención y reunión de diásporas: “En el fin de los días se reunirán las diez tribus perdidas y dispersas bajo la bandera de Yosef, el Mesías Ben Yosef que reunirá a los dispersos”.

El Rabino Yehuda León Askenazi (Manitou) z”l escribió sobre el retorno de las tribus en nuestros días: “En el fin de los días habrán de ser nuevamente aceptados en el pueblo judío”. Son judíos según la Halajá y hay que aceptarlos como tales. Lo hemos olvidado durante el exilio, y debido a que hoy en día nos regimos de acurdos a las normas de los Tribunales Rabínicos de la diáspora, surgen muchos problemas al respecto. Es obvio, que la situación no permanecerá así eternamente, y está claro que se requiere un revolución para que el pueblo judío siga existiendo” (del Libro del Mesías, Primera parte, “La reunión de las diez tribus”).

Si bien se pueden citar muchos versículos e intérpretes diferentes, no podemos explayarnos más. Lo que si me gustaría, es volver a la fe sencilla y auténtica que nos fuera prometida por nuestros sabios y las grandes personalidades judías: “Que no se aparte a los desterrados”.

También Tosafot Yom Tov adhiere a la interpretación de Rashi y agrega: “‘Ésta es la tierra que dividirán por suertes entre las tribus de Israel como herencia, y ésas son sus porciones, dice D’s’ (Ezequiel 48:29). Ésta es la prueba absoluta de la reunión de nuestras diásporas desde los cuatro confines de la tierra. Ya lo dijo Rabí Akiva en 110 b: ‘Las diez tribus no retornarán’… es decir, la generación que marchó al exilio, como dice Rashi… Por ello no debe asombranos lo que dice Ezequiel, que al final del libro escribió sobre la tierra que se dividiría entre las doce tribus”.

Para Rabí David Ben Zimra (Responsa, Orjot Haim 85), en quien nos basamos en todos los aspectos de la Halajá y con respecto a la condición halájica de los judíos de Etiopía, la situación es clara y explícita: “Aunque según la primera interpretación de la Guemara Rabí Akiva se opone, dos tanaítas discrepan con él, Rabí Eliezer y Rabí Shimón Ben Yehuda de Kfar Ako, en nombre de Rabí Shimon. Por eso creo que habrán de retornar y que tienen parte en el mundo por venir”.
Cuando se preguntaba a Maimónides sobre este tema, respondía en sus cartas: “Con respecto al tema de las tribus, debéis saber que es un tema real y que esperamos su retorno. Están ocultos detrás de las montañas tenebrosas y el río Gozen y el río Sambatión. Y este río ciertamente arroja arena seis días a la semana y descansa el séptimo día. En tiempos del anciano justo y piadoso Avi Aba z”l ya habían traído un pomo con arena, que se movía seis días a la semana y descansaba el séptimo. Estas cosas son verdaderas porque en algunas ocasiones se aparecen a unos pocos (Recopilado en 5658).
En su comentario a Ezequiel 37:19, el Malbim (Rabí Meir Leibush Ben Yehiel Mijal) habla del retorno de las tribus como parte del proceso de redención y reunión de diásporas: “En el fin de los días se reunirán las diez tribus perdidas y dispersas bajo la bandera de Yosef, el Mesías Ben Yosef que reunirá a los dispersos”.

El Rabino Yehuda León Askenazi (Manitou) z”l escribió sobre el retorno de las tribus en nuestros días: “En el fin de los días habrán de ser nuevamente aceptados en el pueblo judío”. Son judíos según la Halajá y hay que aceptarlos como tales. Lo hemos olvidado durante el exilio, y debido a que hoy en día nos regimos de acurdos a las normas de los Tribunales Rabínicos de la diáspora, surgen muchos problemas al respecto. Es obvio, que la situación no permanecerá así eternamente, y está claro que se requiere un revolución para que el pueblo judío siga existiendo” (del Libro del Mesías, Primera parte, “La reunión de las diez tribus”).

Si bien se pueden citar muchos versículos e intérpretes diferentes, no podemos explayarnos más. Lo que si me gustaría, es volver a la fe sencilla y auténtica que nos fuera prometida por nuestros sabios y las grandes personalidades judías: “Que no se aparte a los desterrados”.

Rabino Eliahu Birnbaum

Un geriátrico blanco en África

El edificio perteneciente a la sinagoga fue vendido a católicos, y en el colegio judío estudian no judíos. ¿Acaso es posible ser judío en Zimbabue?

¿Cómo se puede llevar una vida judía en un país con 900% de inflación anual y 80% de desocupación, en el cual no hay provisión regular de agua y electricidad, practicamente la mitad de la población son portadores de sida y la expectativa de vida es de las más bajas del mundo (36 años)? Este es el desafío de la pequeña pero maravillosa comunidad de Belwaio, Zimbabue.

La mayor parte de los judíos, arribaron a Zimbabue entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Los mismos, llegaron a la colonia inglesa Rodesia, la cual finalmente logró su independencia y se convirtió en Zimbabue (1970). En el año 1894 llegaron los primeros judíos de Lituania y Rusia, y en el año 1920 se les sumaron a estos, judíos de la isla de Rodos – Grecia. En el año 1930 arribaron al país judíos que huían de Alemania, y luego de la Shoá, se unieron algunos más.

A lo largo de los años, la comunidad creció, y en los 60´ la misma contaba con 8000 judíos. En esa época, fueron construidas dos sinagogas en la ciudad Harare, una ashkenasita (1895) y otra sefaradita (1931). En el año 1911, fue construida una sinagoga grande y muy impresionante en la ciudad de Bulawayo. Dos colegios judíos fueron construidos en Zimbabue, el colegio Carmel en Bulawayo y el colegio Sharon en Harare. Sin embargo, en el año 1970 cuando comenzó la revolución ciudadana en y con ella una lucha entre el gobierno y la oposición, la mayoría de los judíos abandonaron el país.

Hoy en día, viven en Zimbabue únicamente 300 judíos. La mayor parte se encuentra concentrada en las ciudades Bulawayo y Harare y tan solo algunos individuos viven en Kwe Kwe, Gweru y Kadom. La mayor parte de los judíos que viven en el país son de edad avanzada. Tan solo unos pocos, aún recuerdan los días de gloria de Zimbabue, y no se olvidan de recordar con orgullo que el actual dirigente del Banco de Israel ha nacido allí.

La situación económica y política, y quizás también la situación de la salud – dado que uno de cada dos ciudadanos negros está enfermo de sida – han causado una gran huída de judíos del país. Una gran parte de las tierras de los ciudadanos blancos, han sido tomadas por el gobierno y entregadas a organizaciones colectivas de gente negra para que los mismos las puedan trabajar. Muchos judíos se quedaron sin tierra ni propiedades y la inflación llevó a la desvaloriozación de la moneda. Hoy en día, no es posible salir de compras sin menos que 2-3 millones de Zimbabues, e incluso con este monto, la cantidad de cosas que pueden ser compradas es muy pequeña. Los miembros de la comunidad describen situaciones en las cuales a veces no hay arroz o incluso nafta.

Es importante señalar, que en Zimbabue vive una tribu llamada “Judíos Rusape”, quienes dicen ser descendientes de las “diez tribus”. Ellos, forman una comunidad aparte, y no son incluidos en los números o relatos de este artículo (quizás un artículo acerca del tema sea escrito en el futuro si Dios quiere).

97.5% de los alumnos no son judíos

En la mayoría de las comunidades, la institución principal de la comunidad es el colegio judío, pero en Zimbabue las cosas son diferentes. La institución principal ha pasado a ser el geriátrico judío, en el cual viven 30 personas. El mismo, es usado durante los días de la semana como sinagoga, debido a que los judíos se encuentran allí durante el día y la noche, y así no hay necesidad de buscar un minián. El Rab de la comunidad reza con los ancianos del geriátrico día a día, mientras que parte de ellos no saben en su llegada o en su ida si estuvieron en el rezo de la mañana o de la noche. En Shabat, las tefilot tienen lugar en el edificio de la comunidad.

Una de las figuras más interesantes del geriátrico es Leizer Abramson, quien falleció hace prácticamente un año a la edad de 107. He tenido el honor de conocerlo en mi paseo por Bulawayo. Leizer nació en Bayteitel Polonia, al lado de Bialistok, y llegó a Rodesia en el año 1926. Vivió sus últimos 30 años en el geriátrico judío y allí su vida llegó a su fin. La misma comenzó en el siglo XIX y finalizó en el siglo XXI.

El colegio judío Carmel, el cual fue fundado para niños judíos, cuenta con 200 alumnos, pero tan solo 5 de ellos son judíos (dos de ellos son los hijos del Rabino local). Entre los alumnos de la escuela se encuentran católicos, musulmanes e indúes, blancos y negros los cuales demandan un alto nivel de educación. Paradójicamente, todos los días viernes comienzan las clases como es común en un colegio judío con “mode aní”(parte del rezo matutino), “Kabalat Shabat”(recibimiento del shabat) y finalizan con el “Hatikva” (himno israelí). El kidush es dicho por uno de los niños judíos y la bendición del pan es recitada por uno de los niños no judíos. Es importante aclarar que no hay clases en Shabat y festividades. Asimismo, también en el colegio judío Sharón, la mayor parte de los niños no son de origen judío.

Un colegio judío con mayoría no judía no es algo exclusivo de Zimbabue; esto también sucede en varias comunidades del mundo como manifestación de que la comunidad no desea quedarse atada al pasado y como nostalgia con respecto a tiempos mejores que ya no volverán. Este fenómeno, es muy común en lugares en que en su momento existieron grandes comunidades y escuelas florecientes, y que hoy en día, la cantidad de judíos que forman parte de las mismas son realmente un número muy pequeño. Así, sucede en el colegio “Albert Einstein” de Quito – Ecuador, en el colegio judío de La Paz – Bolivia, el colegio de Port Elizabeth en África del Sur y otros tantos. Es difícil explicar la preservación de estos colegios de forma lógica y simple. Parecería ser que se trata de un instinto de supervivencia comunitaria: la comunidad siente que el hecho de que exista un colegio judío, incluso que no estudien en él niños o jóvenes judíos, “mantiene el fuego encendido” de la comunidad y por ende el cierre del mismo, implica el derrumbe de la misma.

¿Y que sucede con el Rabino? El Rab Natán Asmuja y su esposa Katy cuentan con cuatro años de liderazgo rabínico en la comunidad. Su lugar lo llenarán el Rab David Alima y su mujer Efrat (ambas parejas son egresadas del programa Amiel-Strauss). La familia Almuja tiene tres hijos, o en otras palabras, el 60% de los niños de la comunidad en Bulawayo. A lo largo de los años, la Rabanit Katy sostuvo un colegio privado para sus niños en su hogar. Todos los días, luego de que los niños regresaban de la escuela, sentaba a los niños junto con los libros de estudio de Israel y les enseñaba el programa de estudios en Hebreo, Tanaj, Mishná y Halachá. Sin embargo, por sobre todo, la familia del Rab debe enfrentarse a la sensación de soledad en el sentido social. A pesar de que la comunidad de Bulawayo es pequeña y familiar, es difícil no sentir la soledad de la familia rabínica.

La destrucción del templo

Como cualquier ser humano, existen asimismo comunidades que han pasado traumas. Lamentablemente, así sucedió con la comunidad judía de Bulawayo hace cuatro años.

En Shabat Shuba, la noche de Iom Kipur de 5763, pasó el hecho más trágico que podía suceder: el Beit Hakneset central, el más grande y más bello de toda la comunidad, el cual contaba con 1500 lugares de rezo, se incendió justo en los 10 días de arrepentimiento. Es difícil saber qué es lo que causó este incendio, pero no hay que descartar que fuerzas musulmanes extremas hayan realizado un acto de vandalismo. La sinagoga, la cual era el orgullo comunitario, fue totalmente incendiada. Las paredes externas quedaron como recuerdo, he incluso los libros sagrados, los muebles y el Heichal se hicieron cenizas. De forma increible, los libros de la Torá que se encontraban en el Arca Sagrada, la cual fue construida al estilo Iraquí (dentro de un cuarto interno), no sufrieron ningún daño y fueron salvados del fuego.

Cuando visté Bulawayo, prácticamente un año después del incendio de la sinagoga, todavía era posible oler el humo dentro del edificio. La visión general del Beit Hakneset incendiado era realmente deprimente.

No es fácil imaginar la senación de la pequeña comunidad, la cual se encuentra en una lucha por sobrevivir, ver a su sinagoga quemándose 24 horas antes de Iom Kipur. La comunidad se encontraba shockeada, pero de todas formas logró recomponerse y reorganizarse. Los rezos del sagrado día fueron llevados a cabo en el centro comunitario.

Luego de la festividad, comenzó el dilema entre los miembros de la comunidad. ¿Acaso hay que construir nuevamente el Beit Hakneset o tan solo venderlo y trasladarse a otro lado? Los ancianos, quienes cuentan con experiencia, votaron por trasladarse a un lugar alternativo. Ellos no creyeron que la comunidad pueda volver y reconstruirse, y retornar a sus días de oro. Los jóvenes de la comunidad no podían desprenderse de la sinagoga como símbolo de esperanza y continuidad de la comunidad, y por lo tanto pideron que la misma sea reconstruida. Luego de largas discuciones, la comunidad decidió vender el Beit Hakneset. Después de consultar con adjudicadores de halachá, la sinagoga fue vendida por un tercero a una iglesia evangelista africana, quien manifestó deseo de comprar el edificio.

Resulta ser, lamentablemente, que este ha sido el destino de la mayor parte de las sinagogas de Zimbabue: en la ciudad Gweru, el Beit Hakneset se encuentra en uso de la iglesia Pentecostesa; en la ciudad Kue Kue la sinagoga fue comprada por la comunidad Indonesa y es usada para sus necesidades. En Kadom el Beit Hakneset que fue construido en el año 1940 fue destruido y sobre el mismo, se construyó la iglesia católica de la secta “Testigos de Jehová”.

En el patio del Beit Hakneset que se quemó, se encontraba la Mikve comunitaria. La comunidad llegó a un acuerdo con la iglesia, de acuerdo al cual, la Mikve continuará estando bajo control de la comunidad. La gente de la iglesia dejaron un camino en el patio de la misma, el cual será usado por quienes vienen a utilizar la mikve. Los mismos, debido a la emoción que les causó el hecho de que la mikve de los judíos estará dentro de su territorio, intentaron agregar al acuerdo que también ellos podrán utilizar las aguas purificadoras cuando deseen, pero en eso el Rab no estuvo de acuerdo… la mikve se encuentra en el territorio de la iglesia, pero el uso es únicamente de la comunidad judía.

A pesar de la situación especial y difícil en el país y en la comunidad, los judíos no se dan por vencidos y luchan por sobrevivir. Incluso si debido a la edad de los miembros de la comunidad es difícil saber cuál será su destino, el deseo y los esfuerzos que los mismos realizan para cuidar su judaísmo son un símbolo para todas las comunidades judías del mundo.

Rabino Eliahu Birnbaum

Panamá, una comunidad sin asimilación

Una comunidad sin asimilación

El turista judío que llega a Panamá puede asombrarse de dos maravillas del mundo: el Canal de Panamá y el Rabino Sion Levy, Gran Rabino de la comunidad judía en Panamá.

Como se sabe, el Canal de Panamá es una importante vía marítima que atraviesa el istmo de Panamá en América Central, y que une el Océano Atlántico con el Océano Pacífico. Se trata de un canal con un sistema de esclusas cuya construcción implicó uno de los desafíos de ingeniería más difíciles de la historia. El canal fue construido durante varias décadas e inaugurado para el paso de naves en 1914.

Pero no menos esfuerzos y conocimientos de ingeniería se invirtieron en la comunidad judía de Panamá hasta llegar a la situación de hoy en día: una comunidad sin asimilación. Una de las situaciones actuales más características del pueblo judío disperso entre otros pueblos es el fenómeno de la asimilación y los matrimonios mixtos. Son pocas las comunidades que lograron ponerle freno para llegar a una situación sin matrimonios mixtos; Panamá es una de ellas, y el Rabino Sion Levy es el ingeniero que supervisó las tareas, con sabiduría y sensibilidad.

El Rabino Sion Levy desempeña sus funciones en Panamá desde hace 55 años; sin lugar a dudas se trata de un logro digno de mención en el Libro de Récords de Guinness del mundo rabínico.

Los primeros judíos que se establecieron en Panamá eran anusim, que en los siglos XVI y XVII llegaron a la entonces colonia española. La primera comunidad judía se creó en 1876; era una comunidad reformista llamada Kol Shearit, que existe hasta nuestros días.

En 1933, judíos llegados de Siria crearon la comunidad Shevet Ahim, hoy en día la comunidad madre en Panamá. En aquellos tiempos se creó también una tercera comunidad, Bet El, fundada por judíos askenazíes que habían huido del nazismo.

Hoy en día se estima que en Panamá hay unos 10.000 judíos, en su mayoría de origen sirio (fundamentalmente de Aleppo), algunos askenazíes y no pocos israelíes llegados con el paso del tiempo.

A mi entender, Panamá es el único país del mundo (a excepción del Estado de Israel) en el que hubo dos presidentes judíos: Max del Valle en 1964-1968, y Eric del Valle Maduro en 1987-1988.

Shevet Ahim es un ejemplo de una comunidad que cuenta con toda la infraestructura judía, religiosa y educativa, para preservar la existencia judía. Tal como me dijera el Rabino Sion Levy en nuestro último encuentro en Panamá: “En Panamá hay todo lo que hay en la Tierra de Israel, a excepción del Muro de los Lamentos”.

La comunidad cuenta con dos sinagogas y una tercera en construcción, restaurantes kasher, mikvaot, tres escuelas judías, una yeshivá, un kolel, un instituto de formación docente para mujeres, etc. Todo ha sido construido con gran lujo y magnificencia, porque el Rabino Sion Levy insiste en que el recinto de oraciones no debe ser menos espléndido que las casas de los miembros de la congregación.

La red escolar enorgullece a la comunidad y forma parte de los esfuerzos del Rabino Sion Levy para sentar las bases de la educación judía y la vida espiritual. La escuela más grande se llama “Albert Einstein” y cuenta con 1.000 alumnos; la “Academia Hebrea” tiene 500 alumnos y orientación religiosa ultraortodoxa, y la tercera escuela, “Ytzhak Rabin”, pertenece a la congregación reformista de la ciudad.

Todos siguen al Rabino Sion Levy

Pero nada surgió de la nada… Hay una mano orientadora en la ciudad, que durante muchos años se ha ocupado de la preservación y crecimiento espiritual de la comunidad: el Rabino Sion Levy, que ejerce sus funciones rabínicas desde hace 55 años.

Quienes conocen el mundo rabínico, sin dudas han oído hablar de la figura peculiar del Rabino Sion Levy, que además de ser un gran erudito y emitir dictámenes rabínicos, es un gran líder.

El Rabino Sion Levy fue una de las eminencias de la yeshivá Porat Yosef, y condiscípulo del Rabino Ben Zion Abba Shaul, el Rabino Haim David Halevi, el Rabino Shloush y el Rabino Ovadia Yosef. Durante 13 años estudió en jevruta con el Rabino Ovadia Yosef shelita. Sus rabinos más destacados fueron el Rabino Yaacov Ades z”l, el Rabino Ezra Attayah z”l, el Rabino Eliahu López z”l, el Rabino Ovadia Hadayah z”l y el Rabino Ben Zion Uziel z”l.

Pero el Rabino Sion Levy no acedió a abandonar la Tierra de Israel para marchar a Panamá hasta que el tribunal rabínico de Jerusalén, integrado por los Rabinos Herzog y Uziel, los Grandes Rabinos de aquel entonces, dictaminó que ejerciera sus funciones en Panamá: “Nos reunimos en carácter de Gran Tribunal Rabínico para dictaminar que el Rabino Sion Levy marche a santificar el Nombre de D’s en Panamá. Este dictamen es válido por dos años y posteriormente podrá ser reexaminado”.

La principal característica del Rabino Sion Levy es su capacidad de ver más allá de la realidad inmediata, no sólo con un anticipo de un mes o dos, sino de una década o una generación. Siempre pensó “en grande” sobre el futuro de la comunidad, y con ingentes esfuerzos e inagotable dedicación logró cumplir sus objetivos.

A pesar de su forma de actuar halájica, y tal vez precisamente por ella, el Rabino Sion Levy suele decir: “No siempre hay que darse la cabeza contra la pared. Si la comunidad no está preparada y dispuesta para consumir sólo Jalav Israel, no hay que complicarle la vida. ¿Qué sentido tiene repetir la amida si eso hace que no vengan a colocarse los tefilín y a rezar en el minián antes de ir a trabajar? ¿De qué servirá la inmersión ritual de los varones, si eso lleva a que las mujeres no entren a la mikve? Ésa es la forma de actuar del Rabino Sion Levy: dictámenes halájicos en consonancia con las necesidades de la congregación y su ritmo de progreso.

Con el paso del tiempo, el Rabino Sion Levy se convirtó en símbolo y ejemplo en el mundo rabínico en la diáspora. Tal como lo ha señalado en sus escritos: “Toda mi intención es dejar sentados por escrito los problemas que padecí, las luchas y dificultades para crear la comunidad, para que las generaciones venideras de rabinos y dirigentes los conozcan y no se dejen abatir por los problemas”.

El Rabino Sion Levy se ha impuesto cuatro principios básicos para liderar la comunidad, y los mantiene desde los inicios de su labor hasta el presente. Sin duda, los mismos pueden ayudar a los rabinos jóvenes que inician sus funciones en las comunidades de la diáspora:

1. No intervenir en la vida privada de los miembros de la comunidad, sino sólo en la vida pública y comunitaria.
2. Construir una infraestructura educativa para la generación joven, que influya sobre el futuro de cada judío de la comunidad.
3. No incluir los 613 preceptos en un solo bloque, sino avanzar paso a paso con cada precepto por separado.
4. No recibir pago por los servicios prestados, sino brindarlos sin retribución.
Recientemente se publicó un libro voluminoso titulado El líder y la comunidad. El Rabino Sion Levy y la comunidad Shevet Achim de Panamá, escrito y editado por Meir Miara, que despliega una amplia visión del quehacer del Rabino Sion Levy en la conducción de la comunidad.

Rabino Eliahu Birnbaum

LOS DESCENDIENTES DE LOS JUDÍOS DE KAIFENG: ENTRE LA IDENTIDAD RENACIDA Y LA IDENTIDAD DESAPARECIDA

Las características y orígenes de los judíos de la China

¿Hay judíos chinos? El tema de la China en general y de los judíos de la China en particular, parece estar envuelto en la bruma de las leyendas exóticas, tanto por la distancia geográfica con el Lejano Oriente como por los intentos de la China de desconectarse del resto del mundo y por su tenaz voluntad de preservar su identidad peculiar. La judería china es una de las comunidades judías más antiguas en el Lejano Oriente.

Las opiniones con respecto al momento de llegada de judíos a la China varían. Hay quienes dicen que estaban allí desde los comienzos de la historia judía, por ser descendientes de las diez tribus perdidas. Otros sostienen que llegaron en el primer siglo de nuestra era o aún después, en 231, con la expulsión de los judíos de Persia. Pero no caben dudas de que los judíos llegaron a la China en el siglo VII u VIII, con los primeros judíos arribados de la vecina India, o con los viajes de los mercaderes europeos por la ruta de la seda.

La China es mencionada en los textos legendarios de Eldad Hadaní, un autor hebreo de relatos de viajes imaginarios del siglo IX. Menashé Ben Israel, que vivió en el siglo XVII y escribió el famoso libro Una esperanza para Israel, menciona la existencia de judíos en la China que, en su opinión, descendían de las diez tribus perdidas. También Benjamín de Tudela encontró judíos en sus viajes a la China, si bien casi no habla de ellos.

Las características de los judíos de Kaifeng a lo largo de la historia

Entre las comunidades judías más peculiares y aisladas del mudo que cautivaron tanto a judíos como a investigadores, se cuenta la comunidad de Kaifeng, la ex capital del distrito de la dinastía Song. La comunidad logró sobrevivir durante mil años en condiciones de desconexión casi total del resto del mundo judío, hasta que se asimiló a su entorno hace unos 150 años. Sus orígenes se remontan al siglo XI, con judíos llegados de la India y de Persia. Aparentemente, la comunidad judía de Kaifeng fue descubierta en 1605 por el misionero jesuita Mathew Richards.

En el pasado, la comunidad de Kaifeng contaba con miles de miembros por la tolerancia y apertura que reinaban en la China hacia los judíos. Sus integrantes se dedicaban a diversas actividades, como el comercio, los oficios, la administración pública y el ejército. Los judíos de Kaifeng adoptaron parte de la cultura china, pero preservaron su unidad como comunidad hasta la modernidad. Su sinagoga, una combinación singular de arquitectura china y tradición judía, era uno de los edificios más impresionantes de la ciudad. El último rabino de la comunidad de Kaifeng falleció en 1867.

La sinagoga de la comunidad, construida en 1163, fue destruida varias veces y reconstruida otras tantas, hasta que en 1860 fue destruida por una creciente del Río Amarillo. A partir de entonces la comunidad empezó a disgregarse y asimilarse. En el lugar de la sinagoga no quedan vestigios de la misma, y actualmente funciona allí un hospital público. En las últimas décadas muchos soñaron infructuosamente con reconstruir “el Palacio de la Verdad Pura”, tal como la llamaban los judíos de Kaifeng. Es una especie de “sueño romántico” de muchos judíos del mundo, que lo ven como el símbolo de la renovación de la vida judía en el lugar y del resurgimiento de la identidad judía en la China.

Una de las leyendas más apasionantes narradas por los descendientes de los judíos de Kaifeng despliega la historia de éstos y de los primeros misioneros cristianos en la China. Los judíos, que nunca habían oído hablar del cristianismo, supusieron que todas las personas que creían en un solo D’s eran necesariamente judías; los misioneros, que no imaginaban que pudiera haber judíos en la China, supusieron que se trataba de “cristianos perdidos”. Cuando se descubrió el error, los cristianos trataron vanamente de convertir a los judíos, porque éstos se aferraron a su lealtad a la tradición judía (esta leyenda aparece también en el libro de la Dra. Beverly Friend y el Prof. Xu Xin, Las leyendas de los judíos chinos de Kaifeng).

El Medioevo fue la edad de oro de los judíos de Kaifeng. En los siglos XVI y XVI buscaron semejanzas entre el confucionismo y el judaísmo; aparentemente, sentían la necesidad de encontrar semejanzas entre las creencias y ritos judíos y los chinos, para demostrar que los judíos podían encontrar fácilmente denominadores comunes con la China. A tales fines, los sabios judíos prepararon textos grabados en piedras, que expresan esos elementos comunes. La comunidad judía depositó esas piedras en la sinagoga y en otros lugares en 1489, 1512, 1663 y 1679. La piedra más antigua (1489) presenta a Abraham como el fundador de la religión judía y como activo oponente de la idolatría: “Ellos no hacían ídolos, no adoraban espíritus ni demonios y no creían en supersticiones. Con respecto a la construcción de estatuillas e imágenes y a los dibujos con formas y colores, son cosas vanas y hueras”.

Pero con el paso del tiempo, los judíos de Kaifeng tuvieron dificultades para preservar su judaísmo, hasta que olvidaron cómo leer la Torá en hebreo y escribieron un Libro de la Torá en chino (el Museo Británico tiene uno de ellos). Por la influencia local y la adaptación a la agricultura regional empezaron a preparar los panes de Shabat con harina de arroz…
En una carta conmovedora de 5660 (1900), la comunidad sefardí de Shangai se dirige a los judíos de Kaifeng que se quejan de su situación espiritual y les ofrecen ayuda. La carta testimonia la situación de la comunidad en aquel entonces:
“A nuestros hermanos y afines en la redención: Hemos oído que la sinagoga resultó destruida y que no cuentan con un rabino ni maestro que les enseñe la Torá de D’s y el recto camino para servir a D’s… Ahora han olvidado todo y vendido los Libros de la Torá que aún les quedaban. No hace mucho tiempo vimos aquí, en Shangai, esos libros en manos de no judíos que los compraron hace tres o cuatro meses, y hemos oído que ustedes quieren vender los que aún les quedan, porque no hay quién sepa leerlos…

Al oír esta mala noticia, se nos ha destrozado el corazón y estamos embargados de congoja y aflicción… porque ustedes olvidaron la Torá de D’s que sus antepasados les habían enseñado, y abandonaron el culto a D’s, el Shabat, las festividades y la circuncisión. Por eso acudimos a ayudarlos y queremos enviarles emisarios de nuestro pueblo para que vean qué pasa allá… Queremos asistirlos en todo lo que podamos, para que retomen la senda de sus antepasados, que también son los nuestros… Si necesitan fondos para construir la sinagoga, trataremos de recolectarlos y de enviárselos… Si necesitan un maestro que les enseñe la Torá y las leyes, también trataremos de enviárselo, y si les parece bien venir a Shangai y vivir aquí con nosotros, les daremos ocupación y podrán hacer buenos negocios… Podrán marchar por la senda de sus antepasados… Por eso, no vendan los Libros de la Torá que aún conservan”…

El problema de la nación judía en la China

La tradición de los judíos de la China señala que tenían siete apellidos que les habían sido dados por el emperador Song de la dinastía Ming, que tenía dificultades para pronunciar sus apellidos originales. Los nuevos apellidos (Zhao, Zhang, Shi, Li, Jin, Lao y Ai) fueron preservados por las familias judías y existen hasta el presente en los descendientes de judíos.

En la China hay 56 “naciones” o “minorías” reconocidas, pero los judíos o los descendientes de judíos no se cuentan entre ellas. Este sistema se inició en 1949, por la influencia de Stalin sobre la definición de las minorías nacionales reconocidas por el gobierno central. En 1953, las autoridades chinas rechazaron el pedido de conferir a los descendientes de judíos de Kaifeng la condición de nación, situación que conlleva hasta el presente muchas limitaciones en cuanto a las posibilidades de mantener una vida religiosa pública y legal. Sólo en los últimos tiempos se supo que cuando una de las comunidades judías de la China quiso constuir una mikve (baño ritual), tuvo que convencer al gobierno de que el lugar funcionaba como un “spa”, y no como un sitio para el cumplimiento de preceptos religiosos.

La resolución de no reconocer a los decendientes de judíos com minoría nacional fue tomada también por el gobierno chino en 1953 y en 1980, porque no responden a los criterios adoptados para las otras minorías. En un interesante documento del Frente Unido del Comité Central del Partido Comunista Chino del 8 de junio de 1953, se lee: “La conclusión que se desprende es… que los judíos dispersos en Kaifeng no mantienen relaciones económicas directas entre sí, no tiene un idioma propio ni una zona de residencia conjunta, se han mezclado totalmente con la población mayoritaria en la vida política, económica y cultural. Asimismo, no presentan ninguna otra característica especial… Todo esto indica que no es de interés verlos como un grupo étnico separado, porque no son una nación judía en sí”…
Pero aunque los judíos y su religión no fueron reconocidos como una minoría nacional, somos testigos de un fenómeno muy interesante: desde el primer censo de población implementado por el gobierno comunista, los descendientes de los judíos de Kaifeng aparecen en las listas de documentos de residencia como pertenecientes a la nación “judía” (Yoho – Tai). A diferencia de ello, en otras regiones de la China no había ningún registro de los judíos por su religión, y algunas veces aparecen como parte de la mayoría china, y otras como parte de la minoría musulmana que, tanto para el gobierno como para los judíos, era el grupo más cercano al judaísmo. El registro de “judío” en el documento de identidad existió hasta 1996, ¡hasta hace tan sólo diez años! (Por supuesto, esto recuerda la inscripción de nacionalidad “judía” en los certificados de nacimiento de los judíos de Rusia, pero la diferencia radica en que ésta última está reconocida por el Estado de Israel a los fines de la Ley del Retorno, mientras que en el caso de los descendientes de los judíos de Kaifeng no lo está, algo para lo que no tengo explicación).

Es interesante señalar que los chinos no llaman a los judíos “judíos”, sino que usan la palabra china “Yoho – Tai”. El término “judío” en chino cambió varias veces con el paso del tiempo: en el pasado los judíos eran “Yetzeloya”, es decir, “Israel” o “la secta de los arrancadores de tendones” (en alusión al tendón del muslo), o “la secta de los escribas” o “musulmanes con gorros azules” (por la presunta proximidad entre el judaísmo y el Islam).

El encuentro con los descendientes de los judíos de Kaifeng

En mi visita a Kaifeng me encontré con los descendientes de judíos. Por mi condición de rabino, el grupo temía mantener una reunión formal, porque no están reconocidos como “nación” y tienen prohibido el cumplimiento de una vida religiosa. Por eso debimos recurrir a muchos “trucos”, hasta que nos encontramos en un lugar secreto y sin miradas escrutadoras.

El encuentro fue sumamente conmovedor. Los descendientes de judíos estudian hebreo y judaísmo en secreto y quieren reconectar su destino con el del pueblo judío. Las canciones Am Israel Jai y otras melodías judías sonaban naturales y emocionantes en sus bocas.

Cuando les pegunté por qué querían retornar al judaísmo y al pueblo judío, me brindaron una respuesta original que conecta la cultura china y la judía. La cultura china respeta tres principios: los padres, la sabiduría y la naturaleza. Los descendientes de los judíos de Kaifeng quieren respetar a sus padres volviendo a la religión de sus ancestros. En otras palabras, el retorno a la cultura judía proviene de la cultura china.

Después del encuentro visitamos a la familia Shi-Li, una de las más antiguas en Kaifeng, en la que había nacido una niña. Después del parto tuvieron que pagar una multa. Como se sabe, en la China está prohibido tener más de un hijo; sólo los grupos reconocidos como las 56 minorías nacionales antes mencionadas están autorizados a tener más hijos. Esta ley genera una situación especial, por la cual muchos judíos prefieren registrarse como musulmanes (que, en su opinión, son la religión más próxima al judaísmo) para poder tener más de un hijo. Cuando la Sra. Shi-Lin quedó embarazada y la pareja fue al hospital para hacer los estudios correspondientes, los médicos le exigieron que abortara. La familia no estaba dispuesta a hacerlo, y por eso la señora se trasladó a una aldea alejada hasta el momento del parto.

Cuando pedí a mis anfitriones que me llevaran al cementerio judío, me explicaron que la comunidad no tenía un cementerio central, sino varios cementerios “familiares”, y que cada familia descendiente de judíos tiene el suyo propio. Visitamos el pequeño cementerio de la familia Jin, que simboliza la antigua relación de los judíos de Kaifeng con el judaísmo, en donde vimos una placa recordatoria colocada por la familia, y un monumento que señala su árbol genealógico en los últimos siglos.

En los últimos años se pude percibir un despertar judío en Kaifeng, a partir de la declinación del comunismo. Se debe recordar que en 1992 se abrió la Embajada de Israel en la China, acto que los descendientes de judíos vieron como un símbolo que les hizo confiar en recibir apoyo del Estado de Israel para preservar su judaísmo, algo que no sucedió.
En el siglo pasado el mundo judío empezó a demostrar interés en los descendientes de judíos de Kaifeng. El judaísmo de Kaifeng constituye un vínculo singular entre el mundo judío y la historia de los judíos en Oriente. Pero a pesar de que hoy en día los descendientes de las familias judías originarias de Kaifeng se vuelven a reunir y tratan de revivir sus antiguas costumbres y la tradición judía, no gozan de reconocimiento ni apoyo estatal. Quieren ser reconocidos como minoría o como nación judía y recuperar la inscripción correspondiente de “Yoho – Tai” en sus documentos de identidad y residencia. La postura oficial es que los descendientes de judíos se asimilaron por completo y desaparecieron. Resulta difícil calcular cuántas personas se identifican como descendientes de los judíos de Kaifeng, pero el número oscila entre algo menos de 1.000 y 5.000.

En los últimos años llegaron a Israel varias familias e individuos descendientes de los judíos de Kaifeng, que a pesar de no ser reconocidos como judíos con derecho a la Ley del Retorno, pasaron la conversión ortodoxa y lograron cumplir su sueño de retornar al pueblo judío.

Entre la cultura israelí y la china

Los judíos y los chinos son dos pueblos de antigua data que lucharon, cada uno a su manera, para preservar su tradición e identidad en procesos de modernización. Una diferencia es que los chinos, más que otros pueblos, están aislados y concentrados en un solo lugar, mientras que los judíos son el pueblo más disperso del mundo.

La relación más interesante entre los chinos y los judíos aparece precisamente en el Tratado Teológico-Politico de Spinoza, que entendió la gran probabilidad de que las dos civilizaciones más antiguas del mundo recuperaran su independencia, porque ambas preservaban tenazmente sus diferencias específicas. Fue el primero en entender que, aparentemente, hay una ley histórica común aplicable a judíos y chinos por igual. En su libro, Spinoza compara los dos signos externos que preservan la peculiaridad de estos pueblos: la circuncisión en los judíos y la trenza en los chinos…
Con el telón de fondo de la gran China, considerada como una de las potencias del mundo moderno, la larga historia de los emperadores chinos, su cultura peculiar y el poder del Partido Comunista hasta hace poco tiempo, la prolongada existencia de una pequeña comunidad judía en Kaifeng debe ser vista algo asombroso; por otra parte, el actual despertar y renacimiento de la comunidad de los descendientes de judíos en Kaifeng, y su deseo de retornar a la fe de sus antepasados deben ser vistos como un milagro. El destino de esta comunidad histórica no se ha decidido aún, y la historia habrá de enseñarnos cuáles serán su futuro y su sino.

Rabino Eliahu Birnbaum