Rabino Eliahu Birnbaum
El triunfo sobre los nazis
Jan Krasznievsky descubrió su judaísmo cuando tenía 13 años. En el colegio había oído varias veces que un nombre polaco que termina con “sky” atestigua raíces aristocráticas, y así volvió a su casa lleno de emoción y le preguntó a su padre si podía ser que la familia tenga propiedades aristocráticas en algún lugar lejano. El padre suspiró, “llegó el momento de que sepas algo”, le dijo. “Nuestro nombre verdadero es Kirszenboim”. Jan es actualmente un judío que aprende cómo ser judío.
Marek Vainisz es músico, violinista. Su padre es polaco y su madre judía. “Mi madre temía de todo”, y esto es una señal obvia de judaísmo en Polonia. Durante toda su vida no hizo nada que sea diferente a su alrededor, y no le enseñó a él nada sobre judaísmo. A lo largo de la conversación con Vainisz, sentí que intenta hacer una especie de flashback a su niñez… creció en un ambiente judío en “Kazimierz” en Cracovia. No estudió judaísmo, pero absorbió judaísmo en las calles, en la música judía, de sus profesores de música los cuales la mayoría eran egresados de colegios judíos religiosos de antes de la guerra… su padre polaco no lo llamaba por su nombre polaco Velslav, sino que lo llamaba Shimón.
¿Cómo se enteró de su judaísmo? Cuando su madre ingresó al hospital, lo llamó con urgencia porque sintió que iba a morir, y le contó lo que él ya sospechaba… que él es judío debido a que también ella lo es…
De Yanusz Novik oí una historia de la que todo judío puede aprender qué es el orgullo judío. El padre de Yanusz era un niño pequeño durante la shoá. Los padres de su padre, los abuelos de Yanusz, fueron llevados a un campo de exterminio y asesinados. El padre de Yanusz se quedó solo, huérfano de padre y madre y con un profundo trauma. Luego de haber crecido, decidió alejarse del pueblo de Israel, por miedo y por enojo. Se casó con una mujer polaca y escondió su judaísmo de sí mismo y de su alrededor. Con el tiempo, Yanusz se enteró de que su padre es judío. Comenzó a realizar preguntas, a estudiar Torá y a cumplir mitzvot a pasos lentos. Ahora, Yanusz quiere convertirse y ser judío de acuerdo a la halajá. Cuando le pregunté por qué quiere convertirse me respondió: “mi padre dejó el judaísmo y se casó con una mujer no judía; ese fue el triunfo de los nazis sobre el judaísmo. Cuando yo pido convertirme y retornar al pueblo judío, es el triunfo del pueblo judío sobre los nazis”.
Uno de los personajes que me generó más pensamientos profundos sobre la identidad judía de los sobrevivientes de la shoá y de las generaciones posteriores fue Maia Leszinsky de 80 años. Maia era una joven en un campo de exterminio durante la shoá. Sus padres fueron asesinados allí, y ella se salvó y retornó a su caso en Wroclaw. Después de la guerra, se casó con una persona polaca no judía y tuvo tres hijos. Sus hijos son judíos de acuerdo a la halajá, sin embargo no se sienten judío y no recibieron ninguna educación judía de su madre. Maia asiste actualmente todos los shabatot a la sinagoga, para shajarit y para el kidush de después. En su cuello lleva un gran Maguen David, el cual no esconde incluso cuando va por la calle. Le pregunte cómo se siente con el hecho de que sus hijos no se sienten judíos, ¿por qué no los educó como judíos? Maia me miró a los ojos con una mirada de dolor y enojo conjunto y me gritó: “¡usted no estuvo allí! ¡no entiende y no entenderá!”
Es difícil explicar la fuerte sensación que causa a las personas, el descubrimiento de las raíces judías de la familia. La mayor parte de los jóvenes que descubren sus raíces judías no se quedan indiferentes a dicho descubrimiento. Generalmente, la noticia les crea una necesidad de estudiar, saber más sobre judaísmo y sobre el pueblo de Israel, y muchos deciden, después de un corto proceso, realizar un paso adelante y volver a vivir como judíos, tal como lo hicieron sus ancestros, y en el caso de que sea necesario, convertirse de acuerdo a la halajá. Este hecho es sorprendente, debido a que Polonia es un país que se encuentra en un proceso de modernización en todos los ámbitos, y es a su vez, parte de la Unión Europea. Aún hoy en día, no es fácil decir con orgullo “soy judío”. Me parece que dichos elementos muestran la sensatez del fenómeno dentro de una búsqueda verdadera y un deseo de pertenecer y de identificarse.
Descendientes del pueblo de Israel en materia y espíritu
¿Por qué retornar a los hijos de padres judíos al pueblo de Israel? ¿Por qué no conformarse con aquellos que son judíos de nacimiento y siempre se quedaron dentro de nuestro pueblo? ¿Quién nos obliga a ayudar a los judíos dispersos y descendientes de judíos, los cuales por “accidentes históricos” se separaron del pueblo de Israel pero piden retornar y ser parte de la familia? ¿No nos alcanza con los problemas que ya tenemos que debemos buscar problemas nuevos? Esta pregunta es, a mi forma de ver las cosas, una pregunta ideológica, halájica, moral y actual, la cual justifica un artículo completo que ya escribiremos.
Sin embargo, en el caso de los jóvenes polacos, la situación es distinta. Ante todo, sus padres o sus abuelos eran para del pueblo judío, a veces por parte materna y a veces por parte paterna. En segundo lugar, ellos mismos no dudan del judaísmo, declaran ante todos “soy judío en Polonia”. Es una valiente y verdadera afirmación, la cual debemos escuchar. Muchos accidentes históricos, hicieron que personas y familias completas se desconecten del pueblo de Israel. A veces por elección, pero generalmente de manera forzada. Desde la inquisición, pasando por los pogromim y el antisemitismo, y llegando a la shoá. Quisieron desconectar a los judíos del judaísmo y de sus hermanos judíos, sin embargo D-ios, vestido de ángel, devuelve a nuestros hermanos a sus casas y sus familias.
Pareciera que muy poca gente piensa en el futuro del pueblo de Israel. Muchos se ocupan del pasado y de la historia, pero pocos del futuro. ¿Qué hacemos para no perder al pueblo judío en la diáspora, y quizás en el Estado de Israel?
No se puede hablar de la existencia del pueblo judío en términos numéricos y estadísticas. Las señales existentes en el pueblo judío en el siglo XXI son por un lado señales de debilitación espiritual y demográfica – shoá, asimilación, pérdida de la identidad judía, alejamiento del judaísmo y baja de la cantidad de judíos en el mundo – sin embargo, por otro lado hay muchas señales de despertar espiritual, gente que se vuelve religiosa, búsqueda espiritual y búsqueda de las raíces. Por lo tanto, pareciera que además de todos los esfuerzos que se hacen en el área de la educación y del acercamiento de los corazones con el objetivo de fortalecer al pueblo judío desde adentro, debemos volver y buscar a nuestros hermanos perdidos para así fortalecer la existencia del pueblo de Israel.
Rabi Tzadok de Lublín nos enseña algo más en el significado del crisol de las diásporas y el retorno de los dispersos del pueblo de Israel. En el área de los perdidos y los dispersos, se encuentran no solo aquellos que conocemos de acuerdo a la definición halájica, y no saben que son parte del pueblo de Israel en materia y espíritu sino también aquellos que son descendientes del pueblo de Israel.
Abrir una puerta de esperanza
Los poskim (dictaminadores de halajá) de nuestra época, y en especial el Rabino Tzvi Kaliszer zt”l y el Rabino Ben Tzión Uziel zt”l, afirmaron claramente la forma de cuidar la existencia judía a nivel demográfico y espiritual. A ambos les preguntaron varias veces sobre la relación de la halajá a los hijos de un padre judío y una madre no judía. La respuesta halájica es simple y clara, “su hijo es como ella”, si la madre no es judía, el niño tampoco lo es. No hay duda sobre esto. ¿Sin embargo cuál tiene que ser nuestra relación para con dicho niño? ¿Acaso es como todos los goyim? ¿Tiene un status especial? ¿Es mitzvá acercarlo o alejarlo del judaísmo y del pueblo de Israel?
El Rab Kalisher escribió cosas claras en este tema:
Cuando un chico es hijo de padre judía y madre no, debemos abrirle una puerta de esperanza hacerle milá, y que cuando crezca pueda rápidamente hacer de acuerdo al deseo de su padre y sumergirse en la mikve de acuerdo a la halajá. Y si no le hacen brit milá lo alejan del pueblo de Israel… y a veces pueden salir de ellos grandes sabios.
El Rabino Uziel, renovó en varias respuestas halájicas el concepto de “descendientes del pueblo de Israel” respecto a un niño que es hijo de padre judío y madre no judía. De acuerdo a su opinión, es mitzvá acercar a este niño, por su bien, por el bien de su padre y por el bien de todo el pueblo de Israel.
Pareciera ser que también respecto a judíos perdidos y esparcidos que son hijos de padre judío o abuela judía, se refirieron el Rab Kalisher y el Rab Uziel cuando sugirieron abrir las puertas y acercarlos de regreso a la tradición de Israel y al pueblo judío. Y así se cumplirá la promesa Divina.