Budapest
Los edificios aún atestiguan la gran separación que sufrió la espléndida Hungría judía, hoy día, es solo un nuevo estilo de judaísmo silencioso.
Quien camina por las calles del barrio séptimo de Budapest, que es conocido por el pueblo como “Chulent” o el “Gueto”, sentirá sin duda alguna que camina por las calles de un pueblo judío resplandeciente del siglo pasado. La comunidad ortodoxa y sus instituciones, el shtiblaj (lugar de plegaria), la carnicería, los personajes, traen los olores y recuerdos del judaísmo que ya no está. La comunidad ortodoxa no cambió su forma ni su ambiente, y la única diferencia es que los rabinos comunitarios son jasídicos a pesar de que en su origen la comunidad no lo era.
Cerca del barrio judío, el cual se encuentra en el corazón de la sociedad ortodoxa, en una calle central y moderna, rodeado de negocios de lujo y de moda, se encuentra la sinagoga neológica “Duani” – la más grande de todo Europa y la segunda más grande del mundo (con 3000 asientos – 1500 para mujeres y 1500 para hombres, el más grande del mundo es Emanuel, sinagoga reformista que cuenta con 5000 lugares). La hermosura del lugar y su decoración, lo convirtieron en uno de los sitios turísticos más importantes de la ciudad, la cual cuenta con el título grandioso de “la perla del Danuvio”. Dos eventos importantes e históricos tienen que ver con la sinagoga neológica, la cual fue construida en el 1859. En primer lugar, Biniamín Zeev Herzel hizo su bar mitzvá allí (Herzl nació en Hungría y luego se mudó a Viena). El segundo, luego de que Alemania conquistó Hungría en 1944, las oficinas de Eichman – que llegó a Alemania para organizar el exterminio de los judíos – funcionaron en dicha sinagoga, y gracias a eso el edificio fue preservado.
A pesar de la cercanía geográfica entre el Beit Kneset ortodoxo y el neológico, la diferencia externa entre ellos refleja la división que se creó en el judaísmo de Hungría a mediados del siglo XIX y la cual persiste hasta la actualidad.
Un fenómeno histórico único
Muchos han oído sobre los neológicos en Hungría y por error los comparan con los conservadores o los reformistas. En realidad dificulta definir al movimiento neológico, porque no tienen analogía. Los neológicos no son ortodoxos, no son conservadores, ni son reformistas. Son un fenómeno histórico único el cual ha dejado rastros hasta nuestros días.
El marco histórico que generó la división entre los movimientos comenzó en el siglo XIX. Los gobernadores húngaros intentaron fortalecer su posición y obligar a las minorías a adoptar su lengua y cultura. Los judíos vieron aquí una oportunidad de integrarse en el reinado austro-húngaro, y la aceptaron con alegría.
En el año 1868, tuvo lugar un congreso judío nacional húngaro, con el objetivo de tratar los desacuerdos entre los religiosos y los iluminados respecto a la organización de las comunidades. El congreso llevó a la creación de tres tipos de comunidades judía húngaras distintas: ortodoxas, neológicas y jasídicos del status quo. Los ortodoxos demandaron el cumplimiento de la tradición comunitaria como antes se estilaba, sin ningún cambio alguno, los judíos con tendencia a la educación moderna pidieron integrarse a la sociedad que los rodeaba. Los ortodoxos se apegaron fielmente al legado del “Jatam Sofer” quien decidió terminantemente que lo “nuevo está prohibido por la Torá”, y los neológicos pidieron renovar el judaísmo – de acuerdo a su argumento, sin cambio alguno en la halajá y el Shulján Aruj. El tercer grupo que se formó en dicho congreso pidió continuar en el mismo camino tradicional: no construir murallas respecto a las innovaciones, no rearmar las comunidades, y en especial no dividirse.
A pesar de que los ortodoxos, o como se hacían llamar, los “temerosos”, se referían a la neología como una nueva religión parecida a la reforma, el movimiento neológico se veía a sí mismo, al comienzo, como un movimiento que funciona de acuerdo a la halajá, bajo las condiciones del tiempo y el lugar. Los neológicos no pidieron cambiar las bases del judaísmo, la religión en sí misma, sino adecuar la vida judía a las condiciones del lugar y el tiempo.
La tendencia neológica aspiraba a apertura (neología en griego: nueva doctrina). Se puede resumir la apertura que la neología buscaba en tres ámbitos: academización de los rabinos, utilización del lenguaje húngaro en las prédicas y la apertura de las sinagogas a las influencias de los vientos que soplaban en el mundo general (de acuerdo al libro del Prof. Iaacov Katz). Con estos cambios, los neológicos buscaban responder a las necesidades de la época sin cambiar la halajá. De hecho, no permitieron cambiar la halajá en lo que respecta a las leyes maritales, cashrut, calendario judaico, shabat y festividades. Tanto hoy como en su momento, un rabino neológico no casa a matrimonios mixtos.
Los motivos por los que los neológicos realizaron cambios, no tienen que ver con una crítica intelectual a la tradición, como fue el caso de los reformistas. El deseo de cambio tenía que ver en especial con necesidades económicas y sociológicas. La mejor prueba de esto es que el impulso de los cambios no provenía de los rabinos sino del público y de los líderes de las comunidades. Los rabinos que sirvieron en las comunidades neológicas, los cuales fueron alumnos de las yeshivot clásicas en la generación de la división, debieron aceptar más de una vez un cambio u otro con el argumento de que si no aceptaban pequeños cambios que no se oponen al Shulján Aruj, deberían aceptar cambios aún mayores.
Pareciera que es posible describir a la división, en su primer momento, más como división social que religiosa. Mediante esto, también es posible explicar la separación que tuvo lugar en la sociedad judía y que causó que los ortodoxos no ingresen a las sinagogas de los neológicos y no estén en contacto con ellos.
Prédicas en idish
Los nuevos cambios junto con la tradición, se ven reflejados en la sinagoga neológica central. El edificio no parece una sinagoga sino más bien una iglesia, y de hecho, el arquitecto era católico. El mismo, fue construido entre los años 1854-1859 con mucho lujo y resplandor, y para su construcción, utilizaron elementos arquitectónicos de las tres religiones. Una de las características de la sinagoga es un órgano que se encuentra al frente de la sinagoga. Los neológicos buscaban de esta forma devolver a la sinagoga el ambiente “festivo” que había en el Beit Hamikdash cuando tocaban los levitas.
Sin embargo, a pesar de que tocaban instrumentos en shabat, solamente católicos lo hacían, y así acostumbran hasta hoy en día.
Asimismo, no utilizaban el órgano durante las tres semanas entre el 17 de tamuz y el 9 de Av, días de duelo para el pueblo de Israel. Utilizaban el sidur “normal”, se sentaban de manera separada (hombres abajo y mujeres arriba), y las mujeres no subían a la Torá ni contaban con ordenación rabínica.
La fuente de la discusión entre los neológicos y los ortodoxos era la utilización del lenguaje local para las prédicas. A pesar de que no cabe duda de que el Shulján Aruj no dice que esto está prohibido, los “temerosos” veían en dicho acto una apertura a la cultura local y hacían hincapié en el peligro que esto conllevaba, permitiendo así que lean libros laicos y herejes. Hasta hoy en día, en la comunidad ortodoxa central, las predicas son en idish incluso si el público no comprende idish, debido a que hay quienes dicen que es importante que aunque sea las paredes escuchen idish… de todas formas, se acostumbra que en el Beit Hamidrash, fuera del Beit Hakneset Central, si se enseña en el idioma local, húngaro.
La división de la comunidad de Hungría, fue mucho más extrema que la división de la comunidad en Alemania. En Alemania había comunidades que cuidaron el concepto de “comunidad unida” (una organización comunitaria central que representaba tanto a los ortodoxos como a los reformistas). En Hungría, a pesar de que las brechas entre los neológicos y los ortodoxos eran mucho más pequeñas, no lograron encontrar un modus vivendi para continuar con la vida comunitaria en conjunto, incluso en el campo húngaro-social.
Dicha polarización es quizás típica del judaísmo húngaro: judaísmo de fuertes oposiciones. Entre el Jatam Sofer y los neológicos, entre las corrientes anti sionistas del Rabino de Satmer y las del Rabino Izajar Taichtel, escritor del libro “Em Habanim Smejá”.
Entre las dos guerras mundiales el judaísmo húngaro continuó dividido y la comunidad más grande era la neológica. En el año 1930, 70% de la población judía local pertenecía a ella y solo el 30% a los ortodoxos, en general comunidades pequeñas. Hoy en día el 95% de los judíos húngaros que pertenecen a una comunidad, pertenecen a la comunidad neológica, y solo unos pocos a la ortodoxa. La mayoría de los judíos de Budapest no tienen ninguna relación con la comunidad.
Judíos escondidos
A pesar de que las encuestas geográficas señalan que hay una población judía de 100 mil judíos en Hungría, dichos judíos no se encuentran presentes, ni siquiera escondidos. Antes de la shoá vivían en Hungría 800 judíos, de los cuales 650 mil fallecieron en la shoá. Luego de la shoá quedaron cerca de 145 mil, la mayoría de los cuales hizo aliá a Israel. En una encuesta general sobre pertenencia religiosa, la cual tuvo lugar en Hungría hace unos años, tan solo 14 mil personas se identificaron como judías. Incluso en Iom Kipur, las sinagogas de la ciudad (ortodoxas y neológicas), no reúnen más de 7000-8000 personas en total. ¿Dónde se encuentran los judíos de Hungría?
El gobierno comunista húngaro de fines de los años `40, entorpeció extremadamente el manejo de la comunidad judía y prohibiendo entre otras cosas la educación judía, excepto el Beit Midrash LeRabanim en Budapest. Lógicamente, la interpolación de la shoá y el comunismo, crearon un debilitamiento de la identidad judía en la generación de los padres, y causaron a su vez miedo de transmitir la identidad a las generaciones siguientes. Sin embargo, luego de la caída del comunismo, muchos jóvenes con raíces judías comenzaron un nuevo despertar tal como pasó en otros países de Europa del Este.
Pareciera que los judíos aún temen demostrar su judaísmo en la Hungría post shoá y post comunista, por lo cual se forma una especie de fenómeno de “judíos virtuales”. Sin embargo, en una charla que tuve con jóvenes húngaros, ellos expresaron su orgullo de ser judíos y dijeron que solo los adultos ocultaron su identidad y se avergonzaron de la misma.
Pareciera ser que sobre la judería húngara cayeron fuertes dificultades, la emancipación, la división comunitaria, la shoá, el gobierno comunista y una fuerte asimilación. Los niveles de asimilación de Hungría son de los más altos de Europa: más de un 80%. La institución del casamiento para la población general no es muy central ni atractivo, y la comunidad judía también se ve reflejada por esto. En total, se llevan a cabo cerca de 13 casamientos judíos por año.
El siguiente relato demuestra exactamente la situación de los judíos escondidos de Hungría: el viernes en que visité Budapest, pedí volver al hotel en taxi. Cuando subí al mismo, el taxista me dijo “Shalom Aleijem”, en hebreo. Le pregunté de dónde conoce este saludo, y finalmente me dijo: “mi madre es judía… y también mi abuela lo era… así que según lo que se yo también lo soy”. Sin duda, esta persona es judía a nivel halájico, y en las calles de Budapest hay mucho judíos como él, algunos asimilados por elección y otros por cohesión.
La comunidad ortodoxa es hoy en día una comunidad pequeña, la mayoría ancianos y muy pocos jóvenes, los que hay son en su gran mayoría personas que se tornaron religiosas, y no una continuación directa de la judería ortodoxa húngara. Los ortodoxos originales dejaron Hungría, quien no se fue después de la shoá, lo hizo en el 1956 durante la revuelta civil contra el gobierno soviético, o en 1960 escapando del gobierno comunista.
En el mismo banco
En Budapest hay 20 sinagogas (6 ortodoxas y el resto neológicas). Algunas se encuentran activas en las festividades, otras en shabat y muy pocas durante la semana. Las tres sinagogas que existen hoy en día en la comunidad ortodoxa son Kuzintzy, Dashfi y Feshti Shul. El Beit Kneset Kuzintzy fue construido en 1913, con el mismo aspecto que la sinagoga de Frankfurt Demein. La magnificencia y la hermosura se sienten hasta la actualidad. A lo largo de los años, rezaron allí jazanim muy famosos. Asimismo, hay dos sinagogas de Jabad activas, una para la comunidad local y otra para los turistas israelíes. En la comunidad neológica se encuentran activas, además de la sinagoga Duani, otras diez sinagogas medianas y pequeñas. Dichas sinagogas se encuentran activas todos los shabatot y algunas también en la semana.
Asimismo, en Budapest hay 3 colegios judíos (primario y secundario). En el colegio ortodoxo “Masoret Avot”, en el cual estudian 150 alumnos, se refleja una interesante escena cuando niños religiosos se sientan al lado de niños laicos y estudian en conjunto. Los otros dos colegios son el neológico a nombre de Alexander Scheiber (quien fue durante muchos años el director del Beit Hamidrash LeRabanim), y un colegio comunitario “Lauder”, en cada uno de ellos estudian cerca de 500 alumnos. Asimismo, hay en Budapest 3 restaurantes kosher – dos con kashrut ortodoxa y otro con kashrut neológica, una carnicería kosher, mikve, geriátrico y un cementerio judío. Hasta hace unos años, el sistema de shejitá era doble y separado, uno para la comunidad ortodoxa y otro para la neológica. Hoy en día, el shojet ortodoxo abastece a todos.
El Beit Hamidrash LeRabanim, el cual fue fundado en 1877, sigue existiendo hasta la actualidad. El objetivo de la institución es el de combinar estudios rabínicos con educación general y siempre ha contado con un lugar de respeto en la historia de la judería húngara. La institución quedó en el marco de la comunidad neológica luego de la división y fue excomulgada por la judería ortodoxa. Bajo el gobierno comunista, el Beit Hamidrash continuó enviando rabinos hacia todo Europa Oriental (incluso el Rabino Shaibitz, ex Gran Rabino de Rusia, estudió allí).
Los neológicos y los ortodoxos en Hungría no son descendientes biológicos y ni siquiera espirituales de los judíos que comenzaron la división profunda del judaísmo húngaro y el cual dejó sus huellas hasta el día de hoy. Actualmente, los ortodoxos en Hungría representan al público religioso y los neológicos al laico o tradicionalista. Esta división no se produce por ideología, sino por motivos comunitarios y sociológicos.
En el pasado hubo una profunda desconexión entre la comunidad ortodoxa y la neológica, sin embargo, pareciera que está comenzando a haber una relación entre las mismas. Las dos comunidades son socias de la organización “Brit Hakehilot Haiehudiot” donde el presidente es neológico y su vice ortodoxo. De todas formas, la comunidad ortodoxa continúa manteniendo el nombre “La Comunidad Ortodoxa Autónoma”, lo cual nos demuestra que no depende de su hermana mayor sino que es totalmente independiente en sus decisiones – como pidieron sus líderes anteriores, a nombre de la libertad de culto, cuando fueron al parlamento húngaro a fines del siglo XIX, existir independientemente. Y es así, que su pedido fue concedido.